XLVIII

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Al final de esta página me disculparé como es debido.
No quiero empezar la charlatanería así que es mejor que leáis el capítulo que os merecéis, primero:

Oz

Nunca antes me había sentido así.
Hacía una semana que Evans había intentado besarme en casa de un amigo, después de haber bebido demasiado, y no sólo eso, sino que yo le había seguido el beso.
Pero me sentía confuso.
Evans y yo nos llevamos bien desde el primer momento en el que nos conocimos, somos como hermanos, pero nunca me había sentido atraído hacia él de esa forma.
Desde aquél día, hemos estado muy distantes. Tan sólo nos saludamos o nos preguntamos qué tal y luego nos separamos.
Todo esto se había convertido en algo muy extraño.
A pesar de que quiero hablar con él e intentar que todo esté como solía estar, no consigo mirarle a los ojos e intentar no pensar sobre aquél beso.
Algunos de mis amigos más de una vez han bromeado sobre que si él era «marica» y cosas por el estilo, y aunque por lo general lo hacemos con todos, con él es con quien más se ensañan.
¿Evans era gay?
¿podría ser cierto?
Tal vez yo era el único que nunca se había dado cuenta de eso.

—Hola —escuché tras de mí mientras sentía que el sujeto dejaba una ráfaga por mi espalda. Antes de que pudiera marcharse, le agarré del brazo. Él me miraba con los ojos bien abiertos y entonces le solté el brazo.

—Estaba pensando... Tengo un juego nuevo para la play, y quería mostrartelo y así jugar con él... ¿Podríamos quedar a las cinco en el parque que está al lado de la iglesia? —dije de repente.

Él pareció meditarlo unos segundos, con nerviosismo.

—Claro —consiguió decir, esbozando después una sonrisa.

Le sonreí de vuelta y puse mi mano en un puño para que él me lo golpeara como solíamos hacer. Él lo golpeó y sonrió, nos despedimos, y ambos caminamos hacia nuestras respectivas clases.

La verdad, estaba alegre por haber intentado reacionar natural, aunque un poco actuado. Aquello fue un acto inesperado, y aunque actuó algo avergonzado, consiguió hacer como si hubiésemos tenido una de nuestras conversaciones usuales antes del incidente.
Confiaba en que mañana pudieramos ser como solíamos ser. Lo cierto es que él es un buen tipo y no me gustaría que dejasemos de hablar por una tontería como la de un beso que no significó nada para ninguno de los dos.

Esperaba con impaciencia a Evans. Movía mi pierna derecha como tic mientras me apoyaba a un árbol hasta que al fin le vi caminar hacia mí. Él tenía sus manos metidas en los bolsillos del pantalón mientras miraba hacia sus pies, haciendo que su rizado flequillo tapase todo su rostro.

Me acerqué a él y en cuanto movió su cabeza al frente, me sonrió.

—¿Qué hay? —saludé mientras golpeábamos los puños.

Jugamos por un rato a la play hasta que nos cansamos. Dejamos los mandos a un lado y recosté mi espalda en el sofá.

—Juegas muy bien —dije yo, y le sonreí.

—Lo mismo digo, para no haber jugado nunca a este juego —alagó él con una sonrisa, y de repente su semblante cambió a uno más serio.—Es verdad que quería jugar contigo a la play, pero detrás de este motivo había otro más importante: en cuanto a aquel beso... creo que mereces una explicación.

Bufé mientras movía mi mano de forma despreocupada.

—Por favor, Evans, me gustaría dejar eso atrás. Comprendo que sólo fue un error y nada más. Mientras antes nos olvidemos, mejor.

—Sólo quería disculparme. Estaba tan bebido que te confundí por una chica, de alguna forma... pero entre tú y yo sólo hay amistad —me dijo, aunque parecía triste. Supongo que todo este tema aún le estaría comiendo la cabeza.

Fix Me Up 『Jason The Toymaker』Where stories live. Discover now