Corrí como nunca jamás había corrido en mi vida, buscando el hospital. Mi corazón iba a explotar en cuestión de segundos. ¿Habría sido grave el accidente? ¿No? ¿Estará bien? ¿Habrá despertado? ¿Está siquiera dormido?
Mi mente nunca dejaba de callarse.
Cuando al fin encontré el hospital, entré a él. En cuanto divisé a un médico, me acerqué a él a preguntarle.—Disculpe, ¿sabe dónde puedo encontrar...?
—Eso debe preguntarlo allí —respondió con antelación, señalando hacia el mostrador. Caminé apresuradamente y le pregunté a aquella mujer dónde se encontraba Jason.
En cuanto supe el número de la habitación, caminé hasta ella rápidamente.
Cuando me encontré frente a la puerta, mi corazón no podía calmarse. El simple hecho de imaginarme el daño que se podría haber hecho me hacía sentir tan preocupada... Posé mi temblorosa mano en el pomo y lo giré. Empujé la puerta hacia adentro y pude ver... que no había nadie en aquella habitación.
Arrugué mi entrecejo. La cama estaba deshecha y la ventana abierta. ¿Jason había salido de la habitación o... se había escapado?
Abrí mis ojos de repente. Conocía lo suficiente a este chico como para apostar todo mi dinero en que se había escapado. ¡Definitivamente estaba loco si me encuentro en lo cierto!
Cerré la puerta rápidamente para que ningún médico pudiese percatarse de lo que había descubierto.
Saqué mi smartphone del bolsillo y busqué a Jason en mi agenda. Pulsé en hacer llamada y esperé a que descolgase.—¿Lydia? —era la voz de Jason.
No sabía si enfadarme con él o dar gracias a Dios porque su voz no sonaba a la de una persona gravemente herida.
—¡Jason! ¿Dónde estás? —pregunté preocupada.
—Acabo de llegar a mi casa, pensaba tomarme una ducha —me dijo.
¿Y actuaba así, tan normal? ¡acababa de sufrir un jodido accidente con su coche! De todas formas, no le diría nada e iría a su casa. Pensaba hablar sobre toda esta confusión cara a cara y no a través de un teléfono, así que me haré la desinformada y actuaré como si no supiese nada sobre el accidente por el momento.
—Quisiera quedar, ¿cuándo podríamos? —pregunté.
—Si quieres puedes venir ahora, Catherine te abrirá la puerta —respondió.
Me extrañé al escuchar aquél nombre. ¿Catherine? ¿Quién era ella? Normalmente era Sophie quien se dedicaba a hacer eso.
—¿Catherine? —pregunté más para mí que para él, pero consiguió escucharlo a través de la línea.
—Es mi nueva ama de llaves —explicó.
—¿Cómo que nueva? ¿Le ocurrió algo a Sophie? —pregunté alarmada. Le había tomado cariño a aquella mujer.
—Se ha ido a cuidar a su padre en su casa de México; al parecer está en las últimas. Bueno, debo colgar, espérame en el salón cuando llegues.
Jason colgó.
Miré la pantalla de mi móvil. ¿Será que Jason no quiere contarme lo sucedido? De ser así, ¿qué lógica tendría eso?
Caminé hasta la casa de Jason, con miles de preguntas en mi cabeza. Él no me había contado nada sobre su accidente, y parecía no estar en sus planes el contármelo.
Suspiré.
Media hora más tarde, llegué a la casa del pelirrojo.
Me quedé frente a la puerta y llamé dos veces.
Tardó un poco en abrir, pero finalmente Catherine hizo su aparición. Pensaba encontrarme a una mujer entrada en años al estilo de Sophie cuando Jason me habló sobre Catherine, pero estaba en lo incorrecto. Catherine era una hermosa joven de no más de veinte años, tenía un cabello lacio y castaño, tez blanca, ojos verdes, bonita dentadura, delgada, alta y con buenos atributos femeninos.
No tenía por que, pero me sentía acomplejada al mirarla. Era casi perfecta.—Buenas tardes, señorita Lydia. Jason me avisó con su llegada. Entre tanto espere en el sofá del salón —Catherine me guió hasta el salón aunque ya sabía dónde se encontraba, y me senté en el sofá—. Si desea algo para tomar u otra cosa, no dude en hacérmelo sabe —y dicho aquello, se marchó en dirección a la cocina.
Esa chica me había dejado sin palabras; parecía tomarse bastante enserio su trabajo. Me preguntaba cómo una chica joven como ella había aceptado un oficio como este. Estar en la casa de alguien sirviéndolo en todo lo que te ordene, sin apenas poder salir o tener tiempo libre debía ser bastante frustrante. Aunque claro, debido a las circunstancias, estar en la misma casa que alguien como Jason podía ser casi como un regalo, sobretodo porque él no era ningún prepotente.
—¡Lydia, ¿has llegado?! —escuché a Jason gritar desde su cuarto.
Fruncí mi ceño. Estaba lista para desmantelar su mentira. Había visto que su coche no se encontraba en la entrada donde siempre lo deja, así que ese podría ser mi detonante.
Sin responder a la pregunta, subí las es caleras con rapidez y abrí la puerta de la habitación del chico, aunque tuve que girarme al instante al encontrármelo con tan sólo una toalla blanca que cubría la parte baja de su trabajado cuerpo. Mi cara estaba ardiendo, mierda, las cosas no debían suceder de este modo.—Lydia, se suele llamar antes de entrar a cualquier lugar —recordó Jason.
No sé cómo podía estar de ánimo cuando hasta hace poco se había escapado de un hospital.
¡Cierto, el accidente! Debía mirar su cuerpo y comprobar si tenía algún daño.
Me giré sin meditarlo demasiado y fijé mi vista por todo su cuerpo. Mi rostro debía estar más rojo que un tomate fresco, de eso estaba segura.—Lydia, ¿te encuentras bien? ¿Has venido sólo para acosarme con la mirada o...? —preguntó él, con una media sonrisa.
—No, a ver... —quise excusarme, pero Jason me acorraló en la pared. Sus brazos estaban haciendo una barrera para dificultarme buscar alguna salida.
Mierda, su cuerpo estaba muy cerca y apenas nos separaba una toalla. Esto empezaba a complicarse. ¿No se suponía que yo debía estar regañándole por quererme esconder algo tan importante como un accidente? ¡Ni siquiera tenía un rasguño por todo su cuerpo! ¿Podría ser posible que se hubiesen equivocado? Aunque la primera vez que le llamé me contestó un médico...
Debía salir de mi duda ahora mismo y no dejarme llevar por el esbelto cuerpo de él.—Jason, había venido para hablarte sobre una cosa... —empecé a decir, nerviosa. No me lo estaba poniendo nada fácil con una distancia tan limítrofe.
—Está bien, te escucho —respondió, acercando su boca a mi oreja.
Sabía qué se disponía a hacer así que le aparté de mí con un empujón.
Cualquier chica se hubiese dejado llevar, pero yo realmente estaba preocupada por él.Me miró extrañado. Normalmente nunca me había comportado así con él.
Agarré un mechón de mi flequillo y lo coloqué tras mi oreja. Me arrepentí al instante haber sido tan brusca con él, pero lo primero era lo primero.
—Escúchame, Jason —dije—, no he visto tu coche en la entrada, ¿por qué no está ahí? —pregunté.
—¿Has venido para preguntarme dónde está mi coche? ¿Quieres que te lo deje para ir a algún lugar?
Me parecía increíble que siguiese ocultándomelo. Además, actuaba bastante bien. No parecía tener intenciones en contármelo.
Dejé de andarme por las ramas e ir justo al grano. De todas formas, se lo preguntaría tarde o temprano.—Jason, ¿por qué quieres ocultarme tu accidente?
¤¤¤¤
Hola, qué tal. Gracias por votar y leer mi historia.
Si te interesa, puedes visitar mi segunda cuenta de fanfics de animes:
@fanficsdeanime
Gracias por el apoyo.

YOU ARE READING
Fix Me Up 『Jason The Toymaker』
Random«Algunos humanos parecen demonios; algunos demonios parecen ángeles». Desde el día en el que Jason entró en la cafetería, la vida de Lydia empieza a tener otro sentido. Éste siempre le está ayudando, aunque ella a veces tan sólo le de problemas; pro...