XLII

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¿Amas a Jason?, me preguntó Moena.

Días atrás, sabía exactamente qué responder; pero ahora... estoy callada. No sale ninguna palabra de mi boca. ¿Por qué? No puedo decir que lo amo, porque lo que ahora mismo siento por él es temor; y tampoco puedo decir que no lo amo, porque estaría mintiendo. En todo caso, creo que... amo al Jason que creía conocer, y me asusta el Jason que ahora conozco.

Moena me miraba de forma insistente, aunque también apenada. Quería una respuesta, pero yo no habría la boca. Hasta que finalmente lloré. Esa era mi respuesta: mis lágrimas. Me sentía triste porque he sido engañada, o tal vez no, pero era así como me sentía hacia él. Obviamente, mis sentimientos no se habían esfumado en menos de veinticuatro horas, porque lo que yo sentía y lo que ahora siento es totalmente real, pero siento como si ya no pudiese volver a tener a esa misma persona, no será ella cuando le mire a los ojos, si es que vamos a volver a vernos alguna vez más.

-Entiendo cómo te sientes, Lydia -me decía Moena, sobando mi espalda-, sobretodo porque Jason se siente de la misma forma en este momento. Si no me quieres responder ahora la pregunta, lo comprendo, pero me gustaría decirte algo: Jason sí te ama. Y eso puedo jurarlo con mi vida. Sé que te puede resultar difícil perdonarlo por algo así, puesto que no es una infidelidad, o una riña entre parejas, es algo mucho más gordo que eso. Pero dime, ¿quién te ha ayudado más que él desde que le conociste? sé lo que él ha hecho por ti y lo que está dispuesto a hacer. A pesar de que ahora le ves como un monstruo o alguna persona despreciable, nunca te hizo daño y nunca te hizo pasarlo mal; al contrario, él siempre ha estado ahí para ti, en los buenos y en los malos momentos. No te pido que le perdones y que olvides todo en menos de un segundo, simplemente te pido que te tomes en serio un tiempo para meditar las cosas porque ese ¨monstruo¨ tiene sentimientos tan reales como los tuyos, y ama y llora y sufre como tú.

-Entiendo, Moena... -empecé a decir, secándome las lágrimas- que quieras ayudarlo con esto, pero ponte en mis zapatos, o mejor aún ponte en el zapato de aquellas personas que han muerto por sus propias manos. Esas niñas... ¡también tenían sentimientos! y probablemente una familia. ¿Y ahora, qué tienen? lo único que conservan son su juventud y belleza. Dime, ¿tenía Jason los sentimientos que tiene ahora por esas niñas? ¿acaso no se llama esto Karma? Ellas habrán sufrido y habrán llorado en sus manos, y ahora él lo hace en las mías. No pienso perdonarle, ni mirarle, ni hablarle, ni nada. Jason... queda olvidado para mí -sentencié.

A medida que había ido pronunciando aquellas palabras, me iba alterando y mi voz iba subiendo, por lo que ahora mismo tenía las pulsaciones agitadas y me dolía la garganta. Pero me daba igual, yo tenía razón. Los errores de Jason no podían borrarse solo porque una vez había aprendido a amar. Al menos, eso era lo que yo creía.

-El hecho de vivir su vida acarreando con ese error, lo paga día por día, y no sólo porque te haya perdido a ti. Desde el momento en el que su cordura apareció, lloró días y noches por esas niñas, incluso rezó por sus almas. Es cierto que no sabes nada sobre su pasado, y por eso mismo tampoco deberías juzgarle a ciegas. En fin, sólo había venido hasta aquí por Jason, no por ti. -Moena caminó hasta la ventana, con la intención de saltar hasta el suelo (nunca comprenderé cómo es que lo hace sin sufrir algún daño), pero antes de irse, me dijo una última cosa que se quedó grabada en mi subconsciente hasta que el sol volvió a la mañana siguiente- Él no sabía lo que hacía y estaba loco, loco de verdad. Tenía una obsesión con reparar rostros, ya sabes... pero él no era del todo consciente de sus actos. Pero tú estás siendo consciente de todo lo que haces; dime, ¿has hecho todavía algo bien?


...


A la mañana siguiente, me levanté con dolor de cabeza. Caminé con pesadumbre hasta el baño, y al entrar en él vislumbré mi rostro en el espejo. Estaba hinchado, pálido, tenía unas ojeras bastante oscura bajo mis tristes ojos. Esto era debido a mi insomnio. No había dejado de pensar en todo, he tenido pesadillas, he llorado... y esto era la prueba de todo lo que he sufrido esta maldita noche. Sé que va a costarme tiempo y trabajo olvidarlo todo, pero sé que lo lograré en algún momento de mi vida, y que cuando mire atrás en el tiempo, me reiré de mí misma.

Anduve hasta la universidad, me encontré con Evans y le saludé. Caminamos hasta la primera clase. Después de haberse percatado de mi demacrado rostro a pesar de que me puse bastante maquillaje para disimularlo, cambiamos de tema.

-A propósito, Lydia... -le miré- ¿pasó algo sobre lo que hablamos? -preguntó algo tímido.

Al no saber a qué se refería, le pregunté.

-¿Qué cosa?

-Sobre lo que te confesé... sobre Oz.

Casi lo había olvidado. Evans me confesó su orientación sexual, y también me confesó que Oz le gustaba. No me había acordado sobre la promesa que le hice de ayudarle con eso.

-Hoy intentaré que diga algo. Sinceramente, tengo muchas dudas sobre si es homosexual, pero nunca se sabe. Hablaré con él de forma que no se percate de mis intenciones -le hice saber.

-Gracias Lydia -me agradeció sonriente, y entramos a la primera clase del día.

Tal vez... hoy si vaya a hacer algo bien después de todo.

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¡Hey lectores! Siento tantísimo mi tardanza entre capítulo y capítulo... pero es que mi móvil se ha roto y tengo la tinta de él esparcida por la mitad de la pantalla y es que casi no puedo ver el teclado del smartphone. Hoy he aprovechado que estoy con mi padre y tengo su portátil para escribir. De todas formas, no os defraudaré e intentaré escribir más seguido aún si me cuesta la misma vida hacerlo xD. Ya empiezan las clases aquí en España (no sé de dónde sois), así que probablemente no tenga el mismo tiempo libre que he estado teniendo. Aún así, no os abandonaré, como ya dije. Un beso, y espero que hayáis disfrutado de este tan triste capítulo.

Fix Me Up 『Jason The Toymaker』Where stories live. Discover now