Caminé a regañadientes hasta ella. Sentía mis manos sudadas. Su mirada no había abandonado la mía.
-¿Qué es lo que quieres? -pregunté.
Ella me sonrió, sin pretender parecer una persona simpática.
-¿De esa manera tratas a tus clientes, o es... sólo a mí? -apreté mi mandíbula- No te conviene que me hables de ese modo, señorita.
Intenté calmarme. Si había venido como clienta, entonces debía tratarla como tal. Al menos haré que se note mi profesionalidad.
-¿Qué desea tomar? -volví a preguntarle, esta vez con amabilidad.
-Lo más fuerte que tengáis -respondió.
-Si habla de alcohol, me será imposible; no vendemos alcohol en este local, sólo café, batidos y más bebidas de esa índole.
-Vaya chasco... Entonces dame un café. Sin descafeinar, por favor -pidió.
Al menos se estaba comportando con más educación de la que me esperaba. Supongo que ella habría pensado lo mismo conmigo.
Mientras preparaba su café, escuché que la puerta se abrió y apareció Jason. Mierda, las cosas podrían ponerse feas. Rezaré por que todo siguiese tal y como estaba.
Moena sonrió cínicamente al ver a Jason, pero éste aún no se había percatado de su presencia.Terminé de hacer el café para Moena, y me acerqué para dárselo. El café resonaba contra el plato debido a mi temblor y la chica pudo darse cuenta de ello.
-¿Estás nerviosa, cielo? No te preocupes, hoy sólo vengo como expectadora. Prometo no hacer nada que ponga en juego tu puesto de trabajo, o... tu vida -me prometió, guiñándome el ojo.
-Vaya, eres bastante considerada -ironicé. Tal vez echar más leña al fuego no era la mejor opción en este momento, pero me sentía tan impotente que sólo podía ironizar sobre todo esto. Era tan surrealista...
Me acerqué hasta la mesa de Jason. Él no parecía haber notado aún la presencia de Moena.
-Buenas tardes, Jason -le saludé alegremente.
-Buenas tardes, cariño -me devolvió el saludo.
Me enrojecí tras haberle escuchado llamarme de esa forma. No estaba acostumbrada a aquellas palabras.
-¿Lo de siempre? -le pregunté.
Él asintió con la cabeza, y antes de marcharme, me volvió a llamar.
-He pensado qué podríamos hacer este fin de semana -me dijo-. Podemos visitar el bosque que está más allá de la ciudad. He escuchado que es bastante bonito y que puedes pasarlo realmente bien.
Me alegré tras escuchar aquella propuesta. Adoraba la naturaleza desde niña, no iba a negarme a un viaje así.
Sonreí de oreja a oreja.-¡Será genial! Gracias, Jason.
Jason sonrió también y me agarró de la mano, luego me dio un beso en ella.
Mi rostro estaba demasiado enrojecido así que me marché rápido de allí. Detestaba que descubriese la facilidad que tengo de emrojecerme, aunque sospecho que él ya lo sabe.Alegre, caminé hasta la máquina de hacer café, pero una mano interrumpió mi camino.
-¿Así que sois pareja? -preguntó Moena, sin mirarme a la cara, mientras apretaba más y más su agarre.
Me asusté mientras sentía su fuerza en mi muñeca. Esta chica tenía muchísima fuerza, al decir verdad. Conseguía hacerme mucho daño.
-Para, por favor, está empezando a dolerme -le pedí en voz baja.
-Genial, eso es lo que pretendo -respondió, y me miró a los ojos. Su semblante me hacía sentir bastante temor. Podía ver su locura en ellos. Nunca unos ojos me habían inspirado tanto temor como aquellos.
-Te pido que pares, por favor -insistí.
Extrañamente, me soltó y salió del local.
-¡Espera! Debes pagar tu café -ordenó Beth.
-Que te den, pvta -respondió, y se marchó.
-¡Oye! Menuda perra... -murmuró.
Sentía dolor en mi muñeca, junto con las palpitaciones en ella. Al mirarme, me percaté de la señal que me había dejado. Era roja; iba a convertirse en morada en cuestión de segundos, lo sabía.
-¿Era ella Moena? -escuché una voz tras de mí.
Al girarme, confirmé mi sospecha, era Jason.
-Sí -asentí.
-¿Por qué no me dijiste que ella estaba aquí? -preguntó molesto.
-Al principio ella no estaba dando problemas -respondí.
-Ella siempre da problema, Lydia. Eso es algo que siempre debes tener presente.
Bajé mi mirada. No quería molestar a Jason con todo esto, así que no le avisé sobre la presencia de ella. Además, me prometió no hacer nada que perjudicase a nadie. Debía aprender a no confiar en la palabra de los demás, sobretodo en la palabra de alguien como esa chica.
-Déjame ver eso -pidió, agarrando la mano que anteriormente Moena había apretado con fuerza-. Esto te lo hizo ella, ¿cierto?; ¿puedes moverla sin que te suponga un problema?
Intenté mover mi muñeca. Podía hacerlo, pero me dolía demasiado al intentarlo. Honestamente, no sabía de dónde había sacado tanta fuerza.
-Hay que ir al médico. Vamos, te llevo -se ofreció Jason, pero se lo negué al instante. No quería ir al médico por una cosa como ésa.
-Eres una chica terca. De todas formas, no puedes seguir trabajando al menos hoy -insistió.
Me miré la mano y empecé a moverla. Estaba hinchada, pero no había perdido la movilidad. Necesitaba un poco de hielo y poco más.
Como no podía seguir trabajando, hablé con mi jefe y me dio unos días libres hasta que mi mano se recuperase. Jason me llevó hasta casa y fue allí donde me coloqué el hielo para la muñeca.-¿Te duele mucho? -preguntó el pelirrojo.
-No demasiado -respondí.
-Supongo que eso es algo bueno, o tal vez te estás haciendo la dura para que no me preocupe.
Reí.
-Claro que no. Por cierto, Jason, ¿tú y yo somos... pareja? Quiero decir, es que ayer le dijiste a Oz que tú y yo lo éramos, pero no sabía si era porque tal vez... Bueno, olvida la pregunta, es que...
Jason empezó a reír, y yo empezaba a sentiré algo incómoda.
-Dejas las frases a medio terminar. Pero ahora enserio; no lo sé, tú me gustas, y siempre me correspondes el beso, incluso a veces los inicias tú. Cuando Oz me preguntó si tú y yo éramos pareja quise responder que sí porque eso era lo que yo quería, supongo que fui egoísta al decir aquello -explicó seriamente.
No sabía qué decir. Es cierto que Jason me gustaba, y él gustaba de mí. No me molestaba que él dijese que somos pareja y, además, tampoco le negué a Beth que lo éramos cuando sacó el tema hoy.
-Tanto tú como yo tenemos la culpa de que aún no sepamos lo que somos -comenté.
-¿Te gustaría que lo fuésemos?
Miré directo a los ojos de Jason. Parecía haber un cúmulo de emociones en ellos, que esperaban impacientes mi respuesta. ¿Y cuál podría ser mi respuesta? Era obvio que yo sentía algo por él, y podía notar cómo ese algo crecía por momentos. Con lo cual, sabía cuál debía ser mi respuesta:
-Lo siento Jason, pero no.

ESTÁS LEYENDO
Fix Me Up 『Jason The Toymaker』
Random«Algunos humanos parecen demonios; algunos demonios parecen ángeles». Desde el día en el que Jason entró en la cafetería, la vida de Lydia empieza a tener otro sentido. Éste siempre le está ayudando, aunque ella a veces tan sólo le de problemas; pro...