XVI

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Ahora, Beth no paraba de emparejarme mentalmente con Jason. Esta chica es un caso...

—¡Lo tengo! —exclamó de repente, haciéndome sobresaltar.

Le chisté.

—¿Qué tienes? —pregunté, acabando de limpiar los últimos vasos antes de marcharme.

—El sábado que viene podemos hacer una salida «en pareja». Llamaré a dos amigos más. Estarán encantados de venir —respondió emocionada.

Abrí mis ojos más de lo común.

—¡Eso debe ser una broma! —exclamé.

—Lo siento, amiga mía, pero hablo enserio. Ese chico es perfecto para ti, y sospecho que siente algo por ti —dijo.

¿Sólo lo lo sospechas, Beth?

—Bueno, haz como gustes —sentencié—. Si de todas formas siempre haces lo que quieres —respondí resignada.

—¡Bien! —exclamó mi amiga mientras aplaudía alegre—. Entonces, tenemos plan para este fin de semana —decía ella aún alegre.

Le miré sonriente y me fui a cambiarme de ropa.

...

Esta noche, recibí un SMS. Éste decía «Él va a arreglarte». No sabía exactamente a qué se refería. Además, el mensaje provenía de un número privado.
Todo esto me estaba haciendo sentir bastante extraña.
Me fui a dormir para, así, poder dejar mi mente en blanco.

A la mañana siguiente, me preparaba para ir a la universidad cuando tocaron a mi puerta.
Al abrir, vi a un hombre con un ramo de flores realmente hermosas.
Al principio, creí que había cometido un error en la dirección, pero cuando dijo mi nombre y mi calle, lo supe.

—Esto es para usted —me dijo, y me lo dio.

Acepté el ramo algo confundida y cerré mi puerta.
Quise saber quién me lo había enviado y vi una nota entre las flores. Empecé a leerla.

Buenos días, hermosa.
Estas flores son para ti, espero que sean de tu agrado.
Son las mejores flores de todo mi jardín,
aunque estoy seguro de que sentirán envidia de tu belleza.
Con amor,
Jason.

Sonreí al ver la firma.
Eran de Jason.
Mis mejillas se coloraron, aunque pensé que el mensaje era algo cursi. Puse las flores en agua.
Desde luego, eran realmente hermosas.
Me quedé mirándolas con una sonrisa tonta hasta que finalmente me dispuse a caminar hasta la universidad.
Normalmente, no iba con ánimo a las clases, pero hoy tenía una sonrisa imborrable en mi rostro. Gracias a Jason, claro.
Siempre he adorado los detalles inesperados y él los hacía bastante a menudo.

Me senté en mi respectivo asiento e, inesperadamente, alguien más se sentó a mi lado.
Me resultó extraño pues siempre me había sentado sola. No porque nadie quisiera sentarse a mi lado, sino porque yo lo prefería así. Siempre había sobrado este asiento en clase.
Me fijé bien en mi nuevo compañero y me percaté de que era un novato.
Él miró en mi dirección y corroboró mi mirada.

—Hola —me dijo.

Él era rubio de ojos azules. Parecía bastante apuesto, pero no era mi tipo, por así decirlo.

—Hola —saludé de vuelta y me sentí algo nerviosa. Siempre me pasaba al conocer gente nueva.

Él se giró por completo hacia mí.

—Oye, ¿podrías enseñarme más tarde las instalaciones del lugar? No tuve tiempo anteriormente —me pidió.

Miré extrañada al sujeto, el cual me inspiraba cierta incomodidad. Por otra parte, ¿por qué me pedía algo así tan repentinamente?

—Está bien, no tengo ningún problema —asentí.

—Por cierto, mi nombre es Oz —me dijo.

Arrugué mi entrecejo.

—¿Como el mago? —pregunté dubitativa.

Él asintió entre risas.

—Siempre me dicen lo mismo.

Hice una media sonrisa.

—Yo soy Lydia —respondí.

—Bonito nombre.

Él sonreía.
No sé, había algo en su sonrisa, en su mirada... algo que no me hacía sentir cómoda.

El profesor hizo presencia en el aula y todos tomaron asiento.

...

Me encontraba caminando junto a Oz, hasta que llegamos al aula de laboratorio.

—Este aula es de laboratorio. Aquí jugamos un poco con la química y... bueno, ¿para qué voy a explicarte? —reí un poco, lejos de querer reír realmente.

Él sonrió.

—Comprendo... Por cierto, quería comentarte algo —empezó a decir y le miré—. Pues verás, como sabrás soy nuevo aquí y me preguntaba si tal vez... me enseñas un poco el lugar, la zona, no sé. Odio perderme; bueno, ¿a quién le gusta? —rió—. No sé si te importunaría o... Sé que soy algo repentino y seguramente te extrañará, pero es que estoy nervioso.

Yo, como buena samaritana, no podía negarme a algo así, por lo que acepté. De todas formas, comprendo lo que es estar perdido en un nuevo lugar.

—De todas formas, tampoco sé muchos de este pueblo, aunque sé defenderme —avisé.

—Entonces aprendamos juntos —dijo entre carcajadas y le acompañé.

No entendía por qué este chico no me hacía sentir bien, pero tampoco parecía ser mala persona. Creo que debería dejar de ser tan prejuiciosa y empezar a conocerle. Tal vez sea una buena persona y me sorprenda... o tal vez no.

Fix Me Up 『Jason The Toymaker』Where stories live. Discover now