—No sé qué decir tras todo esto —dije sincera. Me había dejado sin palabras. Fue todo tan inesperado...
—No esperaba que contestases nada, solo quería que lo supieras. Me imaginaba una reacción así —contestó él.
Me quedé mirando el infinito, pensando en lo que Jason acababa de confesarme hasta que el sonido que hizo mi móvil indicando una llamada me sacó de mis pensamientos.
Miré la pantalla y pude ver que se trataba de mi amiga Beth.
Descolgué.—¿Ocurre algo? —pregunté de repente pues no era usual que Beth me llamase a estas horas.
—Venía al local a recoger mi bolso y vi a un hombre de apariencia sospechosa haciendo cosas en tu rueda trasera. Me acerqué para ver qué había hecho y te ha hecho una raja bastante profunda. No sería nada bueno que conduzcas en este estado. Más te vale venir pronto porque yo debo irme ya y sospecho de que ese sujeto podría volver y quién sabe qué más podría hacerle —soltó de sopetón.
A medida que mi amiga me iba informando, más me sorprendía. ¿Quién en su sano juicio haría eso? Que yo sepa, no tenía enemigos aquí, casi no tenía amigos, mucho menos enemigos.
—¿Ocurrió algo? —preguntó Jason preocupado tras ver mi expresión facial.
Le miré.
—Beth acaba de llamarme para decirme que acaban de manipular mi rueda trasera. De mi coche, digo —expliqué.
—¿Cómo? ¿quién?... ¿por qué? —preguntó confuso.
—No lo sé, pero debo ir a ver qué tal está —dije mientras me levantaba.
Jason me imitó.
—Iré contigo —propuso y no me opuse.
...
Me acerqué a mi coche y me asomé a ver la rueda trasera. Estaba hecha un desastre.
Jason se acercó a mirarla también.—Tiene bastante mala pinta —opinó—. Pero no hay problema —dijo, y le miré con rostro confuso. ¿Cómo que no había problema?—. Tengo una rueda de repuesto para este mismo modelo de coche. Podría dártela. Tan sólo llama a la grúa y le daré mi dirección. Una vez deje allí tu coche, tengo alguna que otra cosa para poder poner tu rueda. Si me lo dejas a mí, pronto tendrás tu coche tal y como estaba —explicó.
Sonreí.
—¿Enserio? ¿Harías eso por mí? —pregunté emocionada.
Él me miró de forma... ¿cálida? No sabría explicarlo.
—Haría cualquier cosa por ti —respondió y mi rostro de enrojeció con facilidad.
...
Caminamos hasta la casa de Jason lo cual me sorprendió saber que estaba situada bastante cerca de mi trabajo.
Mi coche estaba aparcado en la puerta de la casa de Jason. ¿Por qué digo casa? ¡Eso era una mansión! Era un hogar bastante grande y me sorprendió bastante el hecho de tener jardín propio, no sé, jamás tuve uno.—Cuando te limpies las babas, te mostraré el interior de mi casa, si es que quieres —dijo Jason, haciéndome volver al presente y sonreí tímida.
—Es que nunca había visto una casa tan grande, a decir verdad —confesé.
—Es una pena poder tener esta casa y nadie con quien compartirla, ¿no te parece? —comentó natural y me miró de forma extraña.
Ambos caminamos por una especie de pasillo de piedra que conducía hasta puerta y Jason la abrió.
De repente, una mujer algo entrada en años nos miró.—¡Joven amo! Pase. ¿Quién es la señorita? —preguntó, mirándome.
Me sorprendí al escucharla hablar. Parecía una ama de llaves de la época antigua.
—Buenas tardes, Sophie. Ella es Lydia, mi futura novia, o eso espero —dijo Jason, presentándome, lo cual me dejó sorprendida por completo. ¿Cómo podía decir aquello con tanta tranquilidad? Claro, la que se comía la timidez debía ser yo. La mujer me miró sonriente—. Y ella —me dijo, señalando a Sophie— es Sophie, mi niñera desde pequeño —presentó.
Ambos nos saludamos.
—Sophie —dijo Jason—, ocúpate de que se sienta cómoda. Puedes enseñarle todas las instalaciones de la casa, excepto ya sabes cuál —ordenó y ella asintió.
Jason salió, seguramente a arreglar mi coche, y Sophie me miró.
—¿Quiere ver las instalaciones de la casa o desea hacer alguna otra cosa en particular? —preguntó educadamente.
—Cualquier cosa estará bien —respondí de la misma forma.
—¿Le parece bien si tomamos el té entonces? Tenemos sirvientas que saben prepararlo, y justo hoy compramos el mejor té de toda Inglaterra —propuso alegre.
Asentí agradecida.
—Me gustaría probar ese té.
...
Sophie era una buena mujer, me contó varias cosas sobre su pasado, pero a partir desde el día el cual ingresó en la familia de Jason, cuando él era sólo un bebé y ella una inexperta adolescente.
También me contó que Jason era una agradable persona que había pasado por momentos algo trágicos, y que trataba a sus sirvientas —incluida a ella— como si fueran sus amigas más conocidas. Dijo además que no forzaba a ninguna a hacer algún trabajo que no quisiera.—¿Y qué dice usted, señorita Lydia? ¿le parece una buena persona nuestro señor Jason? —preguntó la ama.
Me sorprendí ante aquella pregunta y carraspeé antes de contestar.
—Desde luego, tiene un gran corazón —respondí sincera, recordando las propinas que dejaba cada día, y lo que estaba haciendo hoy por mí.
—Entonces, ¿usted será su futura novia? —preguntó de repente y me atraganté con el té.
—¿Futura novia? —tartamudeé.
—Bueno, eso es lo que dijo mi señor al presentarla —pensó la mujer.
Era cierto, ni siquiera me negué cuando él lo dijo.
—No lo sé, por el momento sólo soy una amiga —respondí con una sonrisa y de repente quise miccionar—. Disculpe, ¿podría decirme dónde está el baño? —pregunté.
La mujer me dio las instrucciones para llegar y caminé hasta allí mientras ella recogía la mesa.
Cinco minutos después, ya estaba perdida. Aquella casa era inmensa.
Entre caminos y caminos, acabé frente a una puerta de madera llena de candados y cierres.Me asusté bastante al verla y recordé repentinamente cuando Jason le dijo a Sophie que no me enseñara una habitación en especial. ¿Sería ésa?
Me quedé mirándola hasta que escuché la voz de Jason llamarme y caminé hasta donde creía que él estaba, adivinándolo.

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Fix Me Up 『Jason The Toymaker』
Random«Algunos humanos parecen demonios; algunos demonios parecen ángeles». Desde el día en el que Jason entró en la cafetería, la vida de Lydia empieza a tener otro sentido. Éste siempre le está ayudando, aunque ella a veces tan sólo le de problemas; pro...