Y con esta imagen nada sensual *sarcasmo* (en multimedia) abro paso al capítulo...
Gracias por los comentarios y votos.Oz me había estado evitando toda la mañana. No comprendo por qué estaba molesto, y mucho menos comprendo por qué cree que llegaría a matarme. Simplemente, era irracional.
Quería salir fuera de todo este enigma. ¿Por qué Oz decía eso? ¿Por qué Jason quiere que me aleje de Oz? ¿Por qué Oz quiere que me aleje de Jason? ¿Jason y Oz se conocía? ¿Cómo es que, tras las experiencias de Oz, llegaba a pensar que Jason era un auténtico homicida? ¿Qué sabía? ¿Qué escondían? ¡¿Qué ocurría?!
De repente, me sentía mareada, y perdí un poco el equilibrio.
«Mierda, Lydia, no pienses en esas cosas», me dije a mí misma.
Entonces, el dolor de cabeza se sumó al mareo y no me quedó otra que volver a mi casa....
Eran las cuatro de la tarde cuando recibí una llamada de mi amiga Beth. Me preguntó por qué aún no había llegado al café, y le respondí que no me sentía bien, más tarde, nos despedimos mediante la línea.
Me tomé una pastilla contra el dolor de cabeza y me senté en el sofá mientras escuchaba la radio, hasta que tocaron la puerta.
Confusa —pues no solía recibir visitas, y mucho menos a esta hora —, abrí la puerta y me sorprendí al ver allí a Oz.—Buenas tardes. ¿Qué haces aquí? —pregunté, pareciendo cortante.
—Sólo estaba preocupado... Te vi bastante mal hoy en clase, y quise saber cómo te encontrabas —confesó.
No lo entendía. ¿Primero me evitaba y ahora se preocupaba por mí? De todas formas, no quise darle más importancia de la que debía.
—Estoy algo mejor. No te quedes ahí, pasa —invité, haciéndome a un lado para que él pudiese pasar dentro de mi casa, y así lo hizo.
—Me alegro de que estés bien —comentó sincero.
—Gracias, de verdad. ¿Quieres tomar algo? —ofrecí.
—Recuerda, no estás en tu trabajo —bromeó.
—Lo hago por cortesía, hombre. ¿De verdad que no deseas tomar nada? Tengo café y...
—No, gracias —me interrumpió—. Por cierto, lo siento por lo que ocurrió ayer. Creo que me sobrepase algo —se disculpó.
—No tiene importancia, Oz. Pero no consigo entender por qué motivo Jason me... mataría. No sé, me parece absurdo incluso pronunciarlo —insistí.
—No volveré a repetírtelo, Lydia: simplemente haz lo que te digo. Jamás me creerías si te lo contara.
Bufé.
De repente, la puerta volvió a sonar. Me levanté del sofá, pero Oz me aconsejó no moverme de allí, así que él abrió la puerta por mí.
Escuché la puerta abrirse, luego se hizo el silencio.
Fue un silencio tan prolongado, que decidí acercarme a la puerta para saber qué estaba ocurriendo.
Cuando lo vi, me quedé petrificada.
Vi el semblante verde esmeralda de Jason, el cual irradiaba. También, vi el semblante oscuro de Oz, el cual se podía leer en él «fuera de mi camino», mientras que en el de Jason se podía leer «¿Qué haces tú aquí?».—Esto... —tartamudeé, y ambos miraron hacia mí—. ¿A qué se debe tu presencia, Jason? —pregunté, forzando una sonrisa ante este ambiente tan tenso.
—Beth me dijo que te encontrabas mal y quise saber qué tal estabas —respondió Jason.
—¿Te interesa pasar? —ofrecí.
—Tranquilo, yo ya me voy. Hasta otra, Lydia —se despidió Oz, no sin antes regalarle una hastía mirada a Jason.
El pelirrojo penetró la estancia y cerro la puerta, luego me miró y me volvió a preguntar qué tal estaba.
—Estoy mejor, gracias —respondí—. ¿Te apetece tomar algo?
—No es necesario. En cambio, yo podría prepararte algo —propuso sonriente.
—¿Cómo? —pregunté algo sorprendida.
—Dime qué quieres.
A estas alturas había tantas cosas que quería, que no sabía ni qué responder.
—No es necesario, Jason. No has venido aquí para hacer de canguro —reí.
—De hecho, sí que lo hago. Así que pide lo que sea —insistió.
—Pues te pido que te sientes de una vez, y no te preocupes por lo que quiero o no.
Jason, sin hacerme caso, caminó hasta un mueble el cual tenía varios cuadros con fotos mías y de mi familia.
Me levanté y caminé hasta llegar junto a él.
—¿Son tus padres? —preguntó, señalando a una foto en concreto.
En esa foto estaba yo junto a mis padres, sonrientes ante la cámara. Aquella foto tenía al menos once años.
—Sí, son ellos —sonreí melancólicamente.
Entonces, Jason se percató de mi hucha.
—¿Estás ahorrando dinero? —me preguntó.
Me sonroje al haberlo visto.
—Sí, es que... lo necesito para algo bastante importante —dije.
—¿Quieres que te ayude? —inquirió.
—¡No es necesario! —me opuse— Es más, ya lo haces. Si es gracias a ti que mi hucha aumentó de peso.
El rió.
—Tengo demasiado dinero y nadie más en quien gastarlo salvo yo mismo —me dijo.
—Aún así, ya me ayudas demasiado —insistí con mi negativa—. Aunque me has dejado curiosa... ¿qué hay de tu familia? ¿no gastas dinero en ella? —pregunté, y al instante me arrepentí de haberlo hecho pues su semblante se había vuelto entristecido.
—Lo siento... —tartamudeé, avergonzada.
—No importa —me dijo con una sonrisa fingida— ¿y la tuya? Parece una familia bastante humilde —me preguntó, volviendo su vista al cuadro.
Tomé aire antes de responder, porque me dolía decir lo que tenía que decir.
—Son los mejores padres que alguien pudiese desear, pero... —Jason me miró— actualmente, mi padre está en la cárcel debido a una trampa que le tendieron, y ahora esta cumpliendo condena. Estoy ahorrando para poder pagar su fianza y aún me queda bastante... —respondí.
—Entonces, con más razón debería ayudarte. No puedo aguantar las injusticias. Por favor, déjame ayudarte —pidió de nuevo.
Y por cosas como estas, dudaba de las palabras de Oz.

YOU ARE READING
Fix Me Up 『Jason The Toymaker』
Random«Algunos humanos parecen demonios; algunos demonios parecen ángeles». Desde el día en el que Jason entró en la cafetería, la vida de Lydia empieza a tener otro sentido. Éste siempre le está ayudando, aunque ella a veces tan sólo le de problemas; pro...