Lydia
Caminando hasta la siguiente clase, me encontré casualmente con Oz. Sabía que este era el momento perfecto para poder sacar un poco de información sobre él, porque estaba solo así que no había nadie que interfiriera en nuestra conversación.
Me acerqué a él y cuando estuve lo suficientemente cerca, me saludó. Estaba bebiendo agua de la botella y su rostro estaba sudado; probablemente habría tenido clase de Educación Física.
Me senté junto a él y carraspeé con la garganta.
—Bueno, ¿qué te trae por aquí? —preguntó, achinando los ojos por los rayos de sol que se filtraban en sus ojos azules.
—Iba a tomarme la siguiente hora libre porque no me siento muy bien —mentí—, así que te vi aquí sentado y se me ocurrió saludarte.
Su semblante se tornó a uno algo más preocupado.
—¿Qué te ocurre? ¿es algo grave? —preguntó, posicionando la palma de su mano de modo que el sol dejara de molestarle.
—¡No, no es muy grave! pero es molesto y no me deja concentrarme...
Él asintió con la cabeza algo menos preocupado, y nos quedamos sin hablar unos segundos. Él empezó rompiendo el hielo de nuevo.
—Y... ¿qué tal las cosas con Jason? ¿cómo está él? —preguntó.
Al escuchar el nombre de Jason, sentí una pequeña punzada en el corazón. Aún no le había sacado de mí y me sentía bastante mal al recordarle.
—La verdad es que... él y yo terminamos —dije, con la voz algo rota. En realidad no quería mostrarme demasiado dolida, pero era obvio que eso es misión imposible para mí en este momento.
Oz giró su cabeza hacia mí con rapidez.
—¿Cómo? ¿terminásteis? —preguntó sorprendido.
Coloqué un mechón de mi pelo tras mi oreja, intentando parecer casual, como si eso fuera poca cosa para mí. No me gusta que la gente se compadeciera de mis desgracias así que siempre intento disimularlas, aunque nunca surjan el efecto deseado.
—Sí —respondí y tragué saliva de modo que el nudo formado en mi garganta desapareciese.
Entonces, recordé que Oz siempre quiso decirme algo sobre Jason, cuando nos conocimos. Él trataba de advertirme sobre algo que Jason escondía. ¿Quizá... él lo sabía todo?
Giré mi cabeza lentamente hacia el rubio. Estaba diciéndome algo, pero no le estaba escuchando.
—Oz... —dije—, ¿recuerdas cuando nos conocimos?
El chico se quedó extrañado por mi pregunta.
—Claro —respondió un poco confundido.
—En esos tiempos, recuerdo que siempre tratabas de advertirme sobre algo que Jason hacía o escondía, ¿puedes decirme ahora qué era?
Aunque ya sabía qué podría ser, quería verificarlo con mis oídos en este momento. Iba a dolerme, lo sabía, pero me sentía una tonta siendo la única que no sabía sobre el lado oscuro de Jason.
—No te preocupes por eso ahora; sea lo que fuere que hizo, ¿a quién le importa?
Me sorprendí al escucharle decir eso, a decir verdad no lo esperaba. ¿Realmente pensaba de esa forma, o simplemente ni quería que me volviese loca en este momento?
—Sé lo que hizo, de nada sirve esconderlo a estas alturas —respondí segura.
Oz me miró sorprendido.
—¿Cómo lo supiste?
Me estremecí recordando todo lo que vi en aquél vídeo.
—Lo vi —respondí cabizbaja— ¿esas cosas... no se denuncian?
Escuché a Oz suspirar.
Entonces recordé algo. ¿Por qué Oz no quiso interponerse más sobre Jason y yo? ¿por qué dejó que me fiera con él después de que sabía quién era él realmente?
—Al principio, Jason me parecía una persona despreciable. No quería que él viviese su vida como si nada hubiese ocurrido, y realmente sentía que corrías peligro en sus manos. Quise advertirte desde el principio y así matar dos pájaros de un tiro: tú estarías libre de ser reparada, y él sufriría por perderte y por hacer todo lo que hizo, como pecador que fue. Pero... —le miré. Parecía muy concentrado con sus palabras. Él también estaba mirando el suelo— hablamos. Él se sinceró conmigo, y me habló desde el ser humano que él era y no desde el monstruo que yo conocía. Resultaba que él... estaba enamorado, y parecía muy sincero con todo lo que decía. Me habló de ti, y de lo mal que se sentía por acarrear un pasado tan sádico como lo era el suyo; entonces entendí que él ya se sentía de la forma en la que yo deseaba que se sintiera desde un principio, pero no me sentí bien al saber aquello, aunque era lo que yo quería, porque podía entenderle. Él se arrepentía de sus muchos errores, y él siempre sentía que a ti te tenía pendiente de un hilo muy frágil; sabía que había una probabilidad, aunque baja, la cual te enterases de su pasado, y todo lo que él se empeñó en construir se fuese a la mierda en cuestión de segundos. Fue por eso, por aquél lado humano que él había encontrado, que yo le pude perdonar en aquél momento. Aunque sinceramente, no pensaba que fueras a enterarte... al menos no tan rápido —confesó el rubio.
Me quedé si palabras.
Parecía como si todo el mundo estuviese en mi contra, haciéndome quedar mal y luciendo como la bruja de esta historia. ¿Había alguien que pudiera comprenderme en este momento cuán destrozada estoy yo también? Tampoco está resultando algo fácil para mí.
De repente, recordé que yo no vine aquí para hablar sobre mi vida amorosa, sino para hablar sobre la vida amorosa de Oz.
—¿Qué hay de ti, Oz? ¿alguna vez ha habido alguien en tu vida que la pusiera patas arriba? —pregunté, sonando un poco más fría de lo que deseaba.
—Si hablas sobre haberme enamorado... no, nunca lo he hecho. Me han gustado personas, pero nunca he alcanzado a sentirme así —confesó.
—¿Te han gustado personas? ¿qué tipo de personas? —pregunté, algo más animada.
—No me digas que te gusto —empezó a reír—. Estoy muy fuera de tus alcances, guapa —dijo, y se fue.
Abrí mi boca para decir algo, que nunca conseguí decir, dejando escapar al chico con aquella estúpida idea en la cabeza.
No conseguí sacar la información deseada...
____
Era la hora de marcharse a casa después de una larga mañana de estudios, así que salí del aula un poco más alegre, pero mi ánimo decayó al ver que estaba lloviendo con fuerza afuera.
Maldije por lo bajo y coloqué mi mochila en la cabeza.
Corrí por las calles hasta que encontré un lugar donde pude descansar y donde la lluvia no caía.
Recuperando mi aliento, un auto negro paró frente a mí.
La persona que estaba condiciendo bajó la ventanilla y me miró. Me sorprendí tras ver unos ojos realmente amarillos, o quizá dorados. Esta persona además tenía un cabello largo y negro bastante característico.
—Disculpe, ¿desea que la acerque a su domicilio? —preguntó.

YOU ARE READING
Fix Me Up 『Jason The Toymaker』
Random«Algunos humanos parecen demonios; algunos demonios parecen ángeles». Desde el día en el que Jason entró en la cafetería, la vida de Lydia empieza a tener otro sentido. Éste siempre le está ayudando, aunque ella a veces tan sólo le de problemas; pro...