71. Un largo verano

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Regulus Black terminó de meter sus libros en el baúl verde que había a los pies de su cama. Sus compañeros de dormitorio iban y venían, bromeaban y se contaban lo que harían ese verano, pero Regulus no estaba tan animado.

La noche anterior Severus le contó que el plan de Dolohov no había salido exactamente como esperaban. Lily Evans había aparecido mientras torturaban a Potter, obligándolos a huir por miedo a que descubriesen su identidad. Dolohov, sin embargo, no había sido capaz de escapar. Como prefecto, Regulus se había enterado muy temprano – cuando fue a desayunar al Gran Comedor – de que Antonin Dolohov había sido expulsado. Como no podía ser de otra manera en Hogwarts, no estaba clara la manera en que la noticia había llegado a oídos del alumnado, pero así había sido. Nadie sabía exactamente por qué lo habían expulsado, de modo que quedaba espacio para las elucubraciones más extravagantes, pero ningún alumno se acercó ni siquiera un poco a los sucesos reales.

Regulus, en cambio, lo sabía todo. Por eso aquella mañana estaba más callado de lo normal, si es que eso era posible. Últimamente Regulus Black se había apartado de todo. Seguía hablando con sus amigos y pasaba tiempo con Mina, pero no sabría decir en qué momento todo había cambiado. Los que antes había considerado las únicas personas que podían comprenderlo de verdad, ahora le parecían desconocidos. En cuanto a Mina, solo la soportaba cuando había sexo de por medio.

- ¿Estás listo, Black? – Le preguntó uno de sus compañeros, observándolo desde la puerta – Los demás ya han salido. No querrás perder el tren, ¿verdad? – Bromeó.

Regulus asintió en silencio, poniéndose en pie después de cerrar el baúl nuevamente con llave. Por un momento deseó que las palabras de Tom Berckley se hiciesen realidad.

**

El tren se movía con ese familiar traqueteo que conseguía ponerlo ansioso. De nuevo regresaban a Londres. Otro curso había llegado a su fin y el próximo sería el último año que pasaría en Hogwarts. Solo de pensarlo se le hacía un nudo en la garganta.

Remus Lupin observó a su amigo James por encima de las páginas de su libro. ¿Les habría contado todo? Parecía más callado de lo habitual. Mucho más. Aunque no era para menos. Había sufrido un imperio la noche anterior. Él nunca había experimentado algo así, pero supuso que debía dejarte algo tocado. Al menos a él le afectaba mucho perder el control de sí mismo en los periodos de transformación.

Todo lo que James les había contado era que un enmascarado lo había embrujado, lo había guiado hasta el Bosque Prohibido, donde lo esperaban otros cuantos chicos con máscaras de mortífagos, y que Lily había aparecido milagrosamente antes de que pudiesen hacer nada. Los demás habían escapado, pero consiguieron petrificar a Dolohov. Era por eso que Dumbledore había expulsado al Slytherin sin ningún miramiento, y Remus creía que la actuación del director estaba más que justificada. Solo faltaba por ver qué dirían los padres de Antonin Dolohov. Quizás intentasen negarlo todo.

- ¿Quieres que compre algo de comer, Jamie? – Preguntó Sirius, mirando a su amigo fijamente después de un largo rato sin hablar.

- Vale. – Murmuró James – Toma.

El chico sacó algunas monedas del bolsillo de su pantalón vaquero, tendiéndoselas al mayor de los Black con desinterés.

- Invito yo. – Contestó el chico, poniéndose en pie y rechazando el dinero de James.

Remus lo siguió con la mirada. Era imposible no fijarse en Sirius porque ocupaba prácticamente todo el vagón. Esperaba que algún día dejase de crecer. Cuando la puerta del compartimento se cerró y Sirius desapareció por el pasillo, el joven licántropo volvió de nuevo la vista a James.

Memorias de HogwartsWhere stories live. Discover now