*Lauren pov*
Caminé alejándome de toda la gente de la galería de Artes, donde estaba realizándose la exposición. Necesitaba descansar de tanta gente. Llevaba horas rodeada de personas halagando mis pinturas y me habían saturado la cabeza. Quizás todo era por el hecho de que no me sentía bien, ni de ánimos, creo que estaba por enfermarme.
Llevaba dos semanas en Canadá, en dos días nos iríamos camino a varios países de Europa, a ese viaje de negocios de Alex, en los cuales mis pinturas y yo estábamos implicados
Todo estaba bien con eso, lo que pasaba es que… Camila. Camila pasaba. Ella no me respondía los mensajes, ni llamadas desde hace dos semanas. Me ignoraba y no sabía nada de ella.
Me gustaría tanto poder haberle enviado fotos, llamarla y contarle lo hermoso que era Canadá, los lugares que había visitado y conocido, pero no pasó porque no quería ni saber de mi.
Hablaba con mi familia, con Bea, con Dinah quien tampoco sabía decirme algo sobre Camila. Quería creer que me decía la verdad cuando le preguntaba y me decía que no la había visto, que no sabía nada de ella, pero para su mala suerte le conocía hasta los malditos cambios de tonos en su voz, ella sonaba triste, preocupada y nerviosa cada vez que le preguntaba, y con eso confirmándome que me mentía y quizás si la veía, pero Camila le decía que no me dijera nada de ella o que se yo. Pero nadie me decía nada de ella, nadie sabía nada.
—¿Por qué estás sola cuando hay tantas personas ahí dentro queriendo hablar contigo?
Me giré para encontrarme con una chica bajita, castaña y de ojos negros. Tenía una sonrisa en su rostro, la cual era demasiado adorable. El vestido blanco que tenía puesto era precioso. Me recordaba a alguien a quien necesitaba mucho en ese momento.
—Hey.—Sonreí de lado.—Quería estar sola un poco.—Me encogí de hombros.—¿Te he visto antes?
—Si, mi padre ha comprado tres de tus pinturas ésta noche.—Se rió en voz baja.—Él se quedó enamorado de tus trabajos.
—Oh, si, claro. El señor Jenner, ¿Verdad?—Ella asintió sonriendo.
—Ese mismo. Soy Camila.—Oh Dios. Tenía que ser una puta broma todo. No solo me recordaba a ella sino que se llamaba igual. Bajó su mano que tenía estirada hacia mi con preocupación cuando me vio a los ojos que se me habían llenado de lágrimas.—¿He hecho algo? Dios. Lo siento…—Negó con su rostro preocupado.
Sonreí tristemente negando en silencio mientras ponía mi mano en su hombro.
—No, no has hecho nada. Es que… nada… Yo solo he recordado a alguien, pero no te preocupes. Soy Lauren, Lauren Jauregui. Ya debes saberlo.—Ella me observó un momento y luego asintió.
—¿Yo te he recordado a alguien?—Frunció un poco las cejas.
—Sí.—Lo admití.—Pero no te preocupes.
—Soy muy curiosa y ahora quiero saber, Lauren.—Se rió.—Te pusiste triste, lo vi en tus ojos cuando se llenaron de lágrimas.—Ella me dijo haciéndome reír un poco.
—De hecho llevo demasiado tiempo triste. No estoy en un buen momento con mi pareja y justo me has recordado a ella. Fue eso.—Sonreí de lado, algo triste.
—Qué mal… Y yo que venía a probar mis encantos en ti. Ya me parecía extraño que alguien tan bonita como tu estuviera sola.—Me giré a ella con el ceño fruncido y solté una risa.
—¿Ibas a probar tus encantos en mi?—Levanté una ceja.
—Sí. Pero ya no, porque te pusiste así por tu pareja con la cual estás pasando un mal momento, eso te afecta, entonces eso quiere decir que te importa, yo que iba a seducirte, luego besarte porque tus labios se ven muy besables, igual ya no voy a hacer eso, no quiero meterme contigo y espero que estés bien con esa persona pronto y no sea tan idiota de dejar a una chica tan linda como tu solita.—Levantó las cejas.
—Eres demasiado directa.—Me reí observándola.
—Lo sé.—Asintió.
—Pero tienes razón. Mi novia me importa mucho, o bueno, si es que puedo llamarla así todavía.—Me dolió el pecho al decir aquello, pero era la realidad. No sabía qué demonios éramos Camila y yo ahora.
—¿Cómo se llama ella? ¿Está aquí?
—No, no. Ella está en Nueva York, yo soy de allí. Y se llama Camila.
—Wow. Ya entendí todo.—Se rió.—¿Y es linda?
Sonreí al escucharla. Ella era tan atrevida, no tenía vergüenza y era entrometida, me agradaba demasiado.
Saqué mi teléfono y busqué la primer foto que encontré de Camila, una de las miles que tenía de ella, mi teléfono parecía más suyo que mío, pues estaba repleto de sus fotos y también algunas de ambas.
La foto que encontré era de Camila con su pantalón largo de pijama puesto y una polera, tenía guantes y un gorro gris en su cabeza, aquel día estábamos en el jardín de su casa. Le había sacado la foto porque se veía adorable de esa manera, tenía las mejillas y la nariz rosadas por el frío.
Maldición. La extrañaba tanto.
—Es muy linda. —La chica se rió un poco y pasó a la siguiente foto. Allí Camila estaba con jeans y una remera de mangas largas que dejaba ver su abdomen, el cabello suelto y se estaba riendo porque yo le decía tonterías.—Espero que estés bien con ella pronto, de verdad. Te ves triste y lo siento por recordarte todo eso.—Me devolvió el teléfono.
—Yo también espero eso.—Apreté los labios.
—Cariño, tu padre quiere que conozcas a alguien.—Una mujer morena le habló a Camila y ella asintió antes de volverse a mi.
—Hey, bueno, fue un gusto hablar contigo al menos, adiós.—Se inclinó un poco para besarme la mejilla y me sonrió antes de irse.
Ella me agrada, pensé.
El resto de la noche fue tranquilo, estuve rodeada de más gente. Alex estaba a mi lado luego, lo que agradecía, él me quitaba un poco de la atención que me daba la gente queriendo saber de mi trabajo y de mi, lo agradecía enormemente, pues ya sentía que no quería escuchar a nadie más.
**
*Camila pov*
“Llamada entrante de <<Mi bebé>>”
Era estúpido que aún no le haya quitado ese nombre. Se lo había puesto porque no quería que la agendara así y como me gustaba molestarla lo hice igual.
Había perdido la cuenta de todas las veces que me había llamado aquel día, aquellas semanas y no le respondí ni una vez.
Suspiré tomando mi teléfono y respondiendo el llamado. No sé si hacía bien en esto. Ni siquiera sé porqué le respondía.
—Por fin.—Susurró.—Hola, Camz.
—Hola, mi amor. Te extraño.—Me hubiese gustado decirle.—Hola.—Fue todo lo que salió de mi.
—¿Cómo estás? Yo he estado llamándote mucho. No me gusta que me ignores.—Suspiró y su voz había salido triste.
Me dolía aquello.
—Estoy bien y… he estado ocupada.—Mentí.—Por eso no pude atender.
—¿Ocupada un mes entero?—Murmuró tristemente y apreté los labios. Me quedé en silencio porque no podía responderle a nada cuando era obvio que la había ignorado por un mes.—Me fue bien en Canadá, ¿sabes?
—Ya lo sé. He visto en la página del evento, también subieron fotos y veo que estabas bien acompañada.
—¿De qué hablas?
—Deberías ver la página y las fotos donde se te ve con una chica que está viendo un teléfono y estas sonriéndole.—Rodé los ojos.—No pierdes el tiempo.
—Pero, Camila el teléfono era mío y estaba mostrándole un foto tuya porque me recordó a ti y casi me pongo a llorar delante de ella, quiso saber qué me pasaba, le dije que… que te extrañaba y me pidió conocerte. No fue nada malo.
—Claro.—Suspiré.
—Es verdad, no te estoy mintiendo… Te lo juro. Llevo un mes entero de viaje y no hay un día que no piense en ti. No te das una idea de lo mucho que te necesito.—Habló en voz baja.—Me siento muy mal.
—¿Cómo te fue en la exposición?—Ella suspiró temblorosamente. Estaba llorando, al igual que yo, pero no lo demostraba en mi voz.
—Bien.—Habló llorando.—Me ha ido bien. ¿Y a ti con los estudios?
—He tenido exámenes, pero bien.
—Me alegro mucho por ti. Me pone feliz y espero que te vaya mejor cada vez.—Sonreí mientras las lágrimas caían por mi rostro nublando toda la vista de mi habitación mientras yo estaba acostada en mi cama.
—Gracias, espero que a ti igual. ¿Dónde estás?
—En España. Luego vamos a Ámsterdam y por último Italia. No sabes lo bonito que es Madrid, Camz. Todo es tan perfecto. Hice muchas fotos.—Me contó emocionada. Volví a sonreír un poco porque se escuchaba contenta al hablarme. Yo la conocía y sabía que le gustaba contarme como iban sus cosas.
—Que bueno. Me imagino que debe ser genial.
—Sí, lo es.—Ella se quedó en silencio un poco y fruncí las cejas cuando escuché que soltó aire.
—Estas fumando.—Afirmé un poco molesta por que estuviera haciendo eso.—¿Por qué estás fumando?
—Porque lo necesito, Camila. La ansiedad me está matando. Estoy muy cansada mentalmente y no doy más… de verdad no doy más y ésta mierda me relaja un poco.
Me sequé las lágrimas de mis mejillas, en vano porque volvieron a empaparse.
—¿Por qué no hablas con algún profesional y te desc…
—Porque no necesito un jodido psicólogo, Camila. Lo que necesito es regresar a casa, estar en paz, tenerte a ti, estar bien contigo y que nada de ésta mierda siga como está, porque esto me hace daño y tu sabes perfectamente que lo único que alguna vez me ha ayudado con la ansiedad eres tu, pero no estás y no vas a estar hasta que llegue allá, quizás, y si es que quieres verme.—Su voz había salido enojada, triste, firme y dura a la vez.
Me quedé en silencio escuchando su respiración irregular del otro lado de la línea.
—Te amo. Perdóname.—No dije nada. Era tanto el daño que me había hecho y no es que había dejado de amarla, yo no podía decírselo estando tan lastimada—Tu no tienes idea de lo mucho que duele que no me hayas respondido a eso, Camz.—Habló llorando.—Me has estado ignorando un mes entero para luego atenderme y dejarme hablando sola. Hubiese preferido que no me respondieras la llamada, porque de verdad no tienes idea de lo que duele tu silencio. Ya… ya no sé que más hacer, Camz. Me siento perdida, ¿Tienes idea de lo horrible que es estar así? Espero que nunca estés en mi lugar… Aquí es de madrugada, sólo quería intentar hablar contigo, pero veo que no quieres hablarme. Así que descansa, te amo muchísimo y lo siento por todo. Haría lo que fuera por que nada de lo que pasó hubiese pasado, princesa.—Solté un sollozo al escucharla llamarme así, cada vez que me decía “Princesa” me recordaba a cuando nos habíamos conocido.
—Lauren… —Ya era tarde. Me había cortado la llamada.
Me senté sobre el colchón y me cubrí el rostro mientras lloraba en silencio. No quería hacerle daño, pero se lo estaba haciendo y no podía perdonarla, algo en mi me lo impedía.
—Hey, Mila.—La puerta de mi habitación fue golpeada y luego Austin asomó su rostro por la puerta.
—Qué quieres.—Dije levantándome de la cama para ir frente al espejo sin mirarlo.
—Tu madre dijo que la cena está lista y quiere que bajes.
—Ya voy.—Me limpié las lágrimas y me miré frente al espejo. Mis ojos estaban algo rojos y me recogí el cabello soltando suspiros de a ratos.
—¿Qué pasa?—Cuando menos me di cuenta él estaba a mi lado. Tenía su mano en mi espalda baja apoyada levemente.
—Nada.—Negué.
—Hey, ¿Prefieres descargarte un poco mientras se te deshinchen los ojos o bajar así y tener que darle una explicación a tu madre y preocupar a los míos?
Bufé yendo a mi cama otra vez y el se sentó frente a mi.
—Estoy mal con Lauren. Es eso.—Negué bajando la mirada. Algunas lágrimas cayeron de mis ojos y las limpié rápidamente.
—¿Qué hizo?
—Eso es nuestro problema.—Suspiré.—Estamos mal y no puedo lograr perdonarla. La amo, pero a la vez… No lo sé. No puedo.
—Ya va a estar todo bien.—Me abrazó. Me dejé abrazar.—Sabes que me tienes aquí si necesitas a alguien un momento.
—Gracias, Austin. Hey, uhm. No le cuentes a nadie de esto ¿Por favor?
—Confía en mi.—Asintió.—Y confía en mi cuando te digo que todo va a estar bien. Lo que sea que haya pasado estoy seguro de que Lauren no quiso hacerlo con la intención de lastimarte. Ella te quiere demasiado, Mila.
—Muchas gracias.—Le di un beso en la mejilla y me levanté tirando de su mano.—Vamos a cenar antes de que la loca de mi madre venga a apurarnos.
Quería creerle a Austin cuando me decía que todo iba a estar bien.
**
-
Estaba de espaldas a Lauren, ella me abrazaba por detrás y nuestras piernas estaban enlazadas, ambas debajo de las mantas porque aquella mañana era helada.
Sentía los besos que dejaba en mi nuca, ya que tenía el cabello recogido en un moño y en la noche anterior había tirado la coleta hacia arriba porque a Lauren le gustaba esconder su rostro contra mi cuando dormía.
Lauren estaba desde hace más de una hora despierta, pero se quedó en silencio abrazada a mi dándome besos y caricias. Creía que yo dormía, pero no, digamos que desperté casi a mismo tiempo que ella.
Me mantuve con los ojos cerrados recordando todas las veces que habíamos hecho el amor la noche anterior. Lauren tenía una manera única de hacerme sentir bien, querida y especial. Nada era simple en la manera que me tocaba, que me besaba y me miraba mientras me hacía suya, todo era lleno de amor, de cariño. Ella me cuidaba demasiado. Siempre lo decía porque era la realidad.
Pensaba en cuando apenas la conocí—reprimí una sonrisa con sólo recordarlo—que no quería ni verla, hacía lo posible para no toparme con ella en ningún momento, pero siempre se las arreglaba para verme, encontrarme y molestarme.
Era gracioso que haya pasado de alguna vez no querer ni verla a necesitarla a mi lado cada día de mi vida. Lauren se había convertido en la persona más importante en mi vida. Tan pronto… ¿Cómo era eso posible? No lo sé. Sólo sé que pasó.
—Sé que estás despierta.
Sonreí.
—No lo estoy.—Soltó una risita apretándome más contra ella.
Me giré entre sus brazos, sintiendo su cuerpo desnudo contra el mío, tenía sus cabello alborotados y los ojos adormilados aún así cuando estaba despierta desde hace un rato.
—No quiero levantarme.—Murmuró bajando un poco su cabeza para esconderse en el hueco de mi cuello.
—Yo tampoco, pero mis padres llegan al medio día y todavía hay que recoger el desastre que hicimos en el living.—Hablé refiriéndome a las cajas de pizza, las cervezas y nuestras ropas tiradas por el piso.
—Ojala se les retrase el vuelo.—Solté una risa sintiendo como se abrazaba más fuerte a mi.
—Vamos a bañarnos, payasa.—Suspiró y levantó su cabeza para estar a mi altura, entonces me besó.
Y lo hizo por bastante tiempo. Habíamos estado toda la mañana desnudas, abrazadas, basándonos y acariciándonos hasta que mi madre llamó para avisarme que acababan de bajar de avión, entonces con Lauren en media hora nos bañamos y limpiamos todo. No sé como logramos hacer eso, pero lo hicimos.
-
Era estúpido, era tan idiota de mi parte extrañar esas cosas. Se me había hecho tanta costumbre dormirme y despertarme abrazada a ella. Me había acostumbrado demasiado a tenerla conmigo siempre, a que me cuidara y me mimara todo el día.
No quería seguir así porque me dolía verla mal. Porque nos estábamos haciendo daño y no estábamos bien. Pero me había mentido. Me había lastimado demasiado y fueron muchas veces, pero la amaba tanto que hacía de cuenta que nada pasaba, la perdonaba, estábamos bien para luego volver a lo mismo. Estaba cansada, ya no quería esto para mi, ni para ella. Ya no quería seguir siendo la tonta que le perdonaba todo y es por eso que me estaba tomando el tiempo para pensar, para saber qué quería para mi y para Lauren.
Me llevó días tomar la decisión que tomé y lo decidí pensando en ella y en que la amaba. Yo la amaba demasiado realmente y quería verla bien, necesitaba verla bien. Ya no podía verla triste por cómo estábamos.

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I like what is wrong {Camren}
FanfictionTítulo en español: Me gusta lo que está mal. Yo era un desastre. Ella era perfecta en todo sentido. Éramos totalmente diferentes, pero a ninguna nos importaba. Me estaba enamorando. Ella también. Portada hecha por el user "5H-1D-JB-DL-1997".