Capítulo 14

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Desperté casi sobre el cuerpo de Camila, estaba abrazada a ella con ambos brazos y mi rostro en su cuello, cubierto con su pelo. Respiré su perfume y luego suspiré cuando sentí sus manos peinar mi pelo lejos de mi rostro.

No sabía cómo nos habíamos puesto de esa manera cuando en la noche anterior era ella quien estaba abrazada a mi. Pero, sin duda, me hacía feliz despertar con ella así.

—Lo siento si te desperté.—Murmuró. Me alejé un poco de su cuerpo, quizás de sentía incómoda conmigo sobre ella tanto tiempo.

—No lo hiciste.—Mi voz, como todas las mañanas, estaba ronca y cansada.—¿Cómo estás?—Quise saber mientras me acomodaba a su lado, sin quitar mi brazo de debajo de su cabeza, mucho menos el de su cintura.

—Bien. ¿Tu?—Su voz somnolienta, sus ojos entrecerrados y el  pelo algo alborotado eran lo más perfecto de ver. Sonreí, por la hermosa imagen que me daba y porque me imaginaba despertar así con ella muchas veces más.

—Estoy Bien.—Me acerqué a sus labios, pero se cubrió la boca.—¿Qué pasa?

—No me cepillé los dientes, Lauren.—Rodé los ojos riéndome.

—En el baño hay cepillos de dientes nuevos, puedes tomar uno.—Asintió antes de salir de la cama, dándome vista a su trasero. Dios. Ella era tan hermosa.

Estaba durmiéndome otra vez cuando la sentí treparse a la cama hasta mi lado. Quité el brazo que cubría mis ojos de la luz y me reí cuando la vi mostrarme los dientes en una sonrisa.

—¿Tengo que lavarme los dientes yo también?—Negó acostándose junto a mi, pasó una pierna sobre mi y me besó.

—Tu nunca tienes mal aliento. Lo confirmé la primera vez que me quedé. Y el cepillo verde es el mío.—Se rió en voz baja antes de volver a besarme.

Envolví mis brazos alrededor de su cintura acercándola más a mi. Mierda, quería esto todas las mañanas. El beso era… a su manera, lento, suave, tierno, pero en cuanto pude deslizar mi lengua en su boca, lo hice. Ella suspiró y luego se puso sobre mi, con una pierna a cada lado de mi cuerpo. Su pelo me acariciaba el rostro junto a una de sus manos en mi mejilla.

No se cuánto tiempo llevábamos besándonos, tampoco es que me importara, podía pasarme el día entero con ella de esa manera. Me encantaba tenerla contra mi, basándome de todas las maneras posibles, de todos modos, con ella todo era suave. Todo el jodido tiempo necesitaba tratarla de esa manera.

Mis manos subían y bajaban por su espalda, sus costados y me permitía acariciar sus muslos sin ir más lejos, aunque me moría por subirlas a su trasero no lo hice. El ruido de su teléfono nos rompió esa burbuja que habíamos creado amabas.

Tenía los labios hinchados y las mejillas apenas sonrojadas cuando se alejó para tomar el celular. No había salido de encima de mi, se quedó sentada sobre mi estómago mientras respondía la llamada.

—Hola, papá… Bien… Ajá, recién… No lo sé, aún no… Cuando llegue te  cuento…—Ella me sonrió desde arriba mientras mis manos seguían acariciando sus piernas.—No, no, estoy bien, si… Uhm. Bueno, adiós… Yo a ti.—Se tomó un segundo para revisar algo en su teléfono y luego se puso a mi lado en la cama otra vez.

—¿Todo bien?—Asintió.—¿Quieres que desayunamos juntas o tienes que irte?

—Desayunamos juntas.

—Bueno, me baño, voy a comprar para comer, porque no tengo nada aquí, mientras tu te bañas, ¿bien? Al menos que quieras bañarte conmigo y…—La miré y se rió girándose en el colchón para darme la espalda.

I like what is wrong {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora