*Lauren pov*
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La vi tirarse sobre mi sillón y soltar un suspiro mientras se quitaba las botas. Me quité mi abrigo sin quitar la mirada de ella que ahora se recogía el cabello en un moño desordenado.
—¿Quieres algo de tomar?—Pregunté y asintió.
—Licuado de banana.—Sonrió.
—Te ofrecía agua o no sé una cerveza, no licuado, no tengo ganas de hacerlo.—Dije levantando una ceja mientras me acercaba al sillón.
—Eres una mala novia. No sé que hago contigo.—Bufó y solté una risa abrazándome a ella de costado y atrayéndola a mi.
—Ven aquí, gruñona.—Hice que se sentara en mi regazo y mientras me acomodada ella me dio un pequeño beso en la mejilla, lo que me hizo girarme a ella para verla.—¿Te dije que eres hermosa?
—Sí y ya lo sé.—Sonrió de lado.—¿Sabes de qué tengo ganas?—Habló contra la piel de mi mejilla.
—¿De qué tienes ganas?—Sonreí sintiendo como me besaba donde tenía su boca.
—De un licuado.—Me mordió la mejilla y me alejé frunciendo las cejas, escuchándola reír al instante.
—No jodas. Hay jugo de manzana, ¿No quieres eso?—Negó juntando sus cejas en una expresión de “enojo”.—Bueno, entonces no tomes nada.
—Ay te odio.—Se bajó de mi regazo y me levanté detrás de ella.
—Tengo una sorpresa para ti.—Dije y me miró. Era como un niño, le decías eso y tenías su atención de inmediato. Sonreí cuando su rostro mostró curiosidad.
—¿Y qué es?—Preguntó en voz baja intentando sonar indiferente
—En mi estudio.—Dije y ella casi corrió a ver qué era. Caminé detrás de ella, esperando a que dijera algo y cuando entré estaba cruzada de brazos esperándome.
—Eres estúpida, Lauren.—Rodó los ojos.—Te compraste pinturas nuevas, no es nada para mi.—Solté una carcajada y ella bufó caminando hacia la puerta, pero la detuve pasando un brazo por su estómago para que no avanzara.
—No, Camz. No era eso.—Me reí abrazándola con ambos brazos—Mira en el lienzo de la izquierda, bebé.
—Oh Dios… Pensé que nunca lo harías.—Se acercó al lienzo a ver el dibujo grande del sol y la luna besándose.
—Lo hice. Solo lo dibujé para que tu lo pintes. La primera vez que te mostré mi estudio dijiste que alguna vez querías pintar así que toma las pinturas y los pinceles que quieras y pinta.
Ella estaba pasando los dedos por el lienzo como si fuera lo más lindo que había visto nunca. Luego se giró a mi con una sonrisa. Era una sonrisa traviesa, como si fuera a hacer la cosa más emocionante del mundo. Me causaba risa.
—Iré a preparar tu jodido licuado. No hagas desastres.
—No te preocupes, soy yo quien está aquí.—Rodó los ojos.
—Sí, por eso, porque estás tu, ten cuidado porque si arruinas alguno de mis trabajos o algo te corto la cabeza.
—Que violentaaaa…—Dijo en voz baja y la señalé antes de salir.—¡Idiota, no me amenaces!—Gritó justo cuando llegué a la cocina.
Solté una risa mientras buscaba bananas, un poco de azúcar y leche para preparar su licuado. Puse todo en la licuadora y en algunos minutos, luego de limpiar lo que usé, estaba llevándole el licuado y algunas galletas.
Al entrar vi que estaba pintando en cualquier dirección y dejé la bandeja con su licuado en mi escritorio para luego ir hasta estar detrás de ella.
—Así no se pinta, boba.—Puse mi mano sobre la suya y moví el pincel en una sola dirección.—Es para un solo lado, es una vaivén, ¿ves? No te apures.—Ella asintió y solté su mano dejándola pintar sola, pero no me alejé, me abracé a ella desde atrás y dejé un beso en su mejilla.
—¿Lo estoy haciendo bien?
—Sí.—Me mordí el labio cuando presionó su trasero contra mi pelvis.—Camz, deja de apoyarme el culo.—Se giró abriendo su boca indignada.
—Yo no te estoy apoyando nada.—Sonrió inocente.
—No jodas.—La miré seria, dejó el pincel a un lado y luego se abrazó a mi cuello para después besarme. Sonrió contra mi boca y aproveché que estaba distraída para meter mi lengua en su boca.
Jadeó y no pude evitar reírme. Ambas nos alejamos del beso riéndonos y me golpeó en el hombro soltando una risa.
—Eres estúpida.
—Pues ésta estúpida te hizo el licuado que querías y te deja pintar en su sagrario. Siéntete bendecida, culona.
—Aawww…—Dijo sonriendo acercándose a mi lentamente y luego saltó envolviendo sus piernas en mi cintura y sus brazos alrededor de mi cuello. Me besó en los labios muchas veces mientras yo intentaba correr mi cara.—¡Te amo! ¡Te amo!
—Bueno, pero no seas pesada. Déjame.—Me dio un beso.
—Odiosa.—Volvió a dejar otro beso en mis labios y se bajó para ir hasta la mesa por el licuado
—Culona.—Se giró para sacarme la lengua y bebió del vaso.
Aquella tarde se la pasó en mi estudio pintando mientras escuchábamos música y yo la veía hacerlo todo, de a ratos hacía que se detuviera para besarla, para ayudarla, enseñarle o simplemente porque me gustaba molestarla.
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Un día me había dicho que el Sol y la Luna éramos ella y yo. Nunca entendí porqué ni tampoco me lo dijo. Pero… ¿Y si era que el Sol y la Luna no podían estar juntos porque eran muy diferentes, porque eso era imposible, pero en el dibujo estaban juntos y demostraban que no importaba qué tan imposible sea aquello, quizás si podían estar juntos? ¿Y si ella quiso decirme eso? ¿Y si a pesar de todo Camila y yo alguna vez podíamos estar juntas sin importar qué pase o qué tan imposible sea lo nuestro?
Acaricié el dibujo pintado por Camila y me mordí el labio intentando retener las lágrimas. Sin embargo, comencé a temblar de la ira. La necesitaba tanto. Llevaba tres días sin verla, sin saber algo de ella. Diez días desde que todo pasó. En cinco días me iría a Canadá.
—Mierda. Basta.—Negué pasándome las manos por mi rostro.
Sentía que las lágrimas iban a caer, pero me limpié los ojos y suspiré. Ya me dolía la cabeza de tanto llorar, de estar tan mal.
**
—Hola, cariño.—Mi padre me abrazó.
—Hola.—Sonreí apenas entrando a la casa.
—¿Cómo estás? Te ves… Cansada. ¿No has estado durmiendo?—Me miró frunciendo el ceño.
—Sí, algo así.—Me encogí de hombros.
—¿Quieres hablar de eso?—Lo miré un momento antes de asentir. Sentía un nudo formarse en mi garganta. Ahora podía hablar con mi padre, ahora podía contar con él, con mi madre. Era increíble como las cosas habían cambiado…—¿Qué te está pasando?—Preguntó una vez que estuvimos sentados en el sillón.
Chris estaba en el colegio porque era viernes y mi madre trabajando, supongo, así que estábamos solos.
—Yo… Es que…—Sentí mis ojos humedecerse y suspiré negando.—Estoy mal con Camila. Estamos… Muy mal. No sé que va a pasar con nosotras y tengo miedo. No quiero perderla. Y lo peor de todo es que en cinco días me voy a Canadá y no vuelvo hasta dentro de casi dos meses. Ella no está muy contenta con eso porque se lo oculté y…—Me cubrí el rostro soltando un sollozo. Sentí como mi padre tiró de mi hacia él y me abrazó.
—Tranquila… Está bien.—Él me dejó llorar entre sus brazos y me susurró muchas veces que todo iba a estar bien y yo quería creerle. Deseaba que tuviera toda la razón.—Es seguro que no quiera verte, ni hablar contigo, ¿Verdad?—Asentí.—Pero insiste. Demuéstrale que la quieres, que te importa… Pero si tú sabes que lo mejor es no estar juntas… Aunque duela, aunque te cueste no intentes con algo que sabes que no va a funcionar, cariño. Porque de esa forma se van a hacer daño, se van a lastimar. ¿Entiendes?
—Pero la amo, papá. No puedo dejarla. No puedo, de verdad, no puedo.
—Tienes que pensar bien esto. Piensa en lo que es mejor para ella, para ti, para ambas. No es bueno estar en una relación donde las cosas no funcionan, donde se hacen daño, donde la pasan mal de vez en cuando. Aunque una relación trate de superar, porque nada es color de rosas en la vida, nada es fácil, pero cuando sabes que las cosas no funcionan, por más duro que sea, tienes que dejarlo ir. No te digo que la dejes ir tan fácil, Camila es una chica maravillosa, lo sé, por eso lucha por ella, pero si ves que las cosas no van… Piensa mejor antes de intentarlo una vez más, ¿si? No quiero que estés mal.
—Gracias, papá.—Él me sonrió y limpió mis lágrimas antes de besarme en la frente.
**
—Hola.—Me senté a su lado en la banca de aquel parque donde habíamos quedado luego de que yo insistiera demasiado.—¿Estás bien?—Levantó su mirada a mi. Tenía la capucha puesta y el cabello suelto, ocultando un poco su rostro.
—Estoy perfecta, Lauren.—Dijo seria. Sentí ganas de llorar, otra vez.
—¿Tus estudios están bien?—Asintió.—Me alegro, espero que te vaya...
—¿Qué quieres?—Me cortó.
—Te extraño, Camz.—Mi voz tembló.—Me siento… Tan mal. De verdad.—Me mordí el labio y giró su rostro a mi. Soltó un suspiro y llevé mi mano a su mejilla quitando algunos mechones de su cabello.
Miré sus labios y como pasó su lengua por ellos. Me acerqué a su boca y atrapé el labio inferior entre los míos. Por fin, después de tantos días, obtuve un poco de cariño de su parte. Sentí su labio temblar entre los míos y apreté los ojos dejando caer unas cuantas lágrimas. Ella llevó su mano a mi mejilla deteniendo el paso de las lágrimas y terminó el beso juntando nuestras frentes.
—Perdóname, bebé. Por favor.—Al juntar nuestras frentes ella puso distancia, y lo entendí, no quería que volviera a besarla y suspiré derrotada.—Ya no sé qué hacer.
—Me engañaste.—Murmuró sentándose como antes, mirando al frente y perdiendo su mirada en alguna parte lejos de mi.
—Estaba borracha.
—Pero lo hiciste, idiota.—Habló en voz baja.—Y no solo eso, saliste de fiesta, tomaste, fumaste seguro y junto a Lucía. ¿Acaso no era tu amiga?—Volvió la mirada a mi y me quedé en silencio bajando mi mirada.—Es tu amiga, era, no lo sé. Ella sabía todo lo que pasaste para estar bien por fin y mandaste todo a la mierda en una noche.—Negó lentamente.—Encima, para completarla, salió corriendo de tu departamento la zorra de mierda. ¿Acaso te envió un mensaje disculpándose por ser una puta y salir corriendo?—Seguí en silencio mirando hacia el piso porque tenía razón en todo.—Voy a tomar eso como un no. Y ahí tienes a tu amiga.—Se rió con sarcasmo.
—Ninguna sabía lo que hacía, ninguna recuerda nada.—Hablé en voz baja, como ella había hablado.—Fue un error.
—¿La estás defendiendo?
—No, sólo digo que no éramos consientes de lo que hacíamos. No recuerdo nada, de verdad.
Se quedó en silencio algunos segundos y luego volvió a hablar.
—Me llamaste esa noche. Me dijiste que me amabas, que querías tenerme ahí contigo. Dijiste que te iba a odiar, te pregunté por qué y me contaste que te ibas y así me enteré que vas a irte más de un mes. Querías vomitar y te dije que fueras al baño y que al día siguiente hablaríamos. Me… Sentía dolida porque me ocultaste eso, pero… pero pensé en que te hace feliz entonces estaría de acuerdo y te iba a apoyar, como siempre lo hice. Tuve una mañana de mierda al otro día, llegué a tu departamento pensando en lo feliz que me hace tenerte a mi lado, pero… pero todo se fue al carajo en un segundo y no puedo perdonarte tan fácil otra vez. Ni siquiera sé si quiero hacerlo.
Levanté mi mirada a ella y sentí las lágrimas quemar mis ojos.
—¿Qué quieres decir con eso?—Mi preocupación era obvia por el tono de mi voz.—Camz…
—Solo… Solo quiero pensar.—Negó levantándose de la banca.
—Llevamos más de una semana así.—Dije haciendo lo mismo que ella.
—Necesito más tiempo, no te estoy diciendo que me esperes. Puedes hacer la vida que quieras mientras. Piensa. O has lo que se te de la gana.
Sus palabras me dolían. Demasiado. Pero me lo merecía, ¿no?
—¿Te vas?—Pregunté.
—No tengo ganas de… seguir acá. Ve a casa y duerme. O ve de fiesta.—Se encogió de hombros.
Me mordí el labio para no comenzar a llorar otra vez y la miré a los ojos. No había nada en ellos. No me la iba a hacer fácil ésta vez. Insisto. Me lo merezco, supongo.
—Déjame llevarte a casa.—Negó.—Es peligroso que andes sola. Vamos. Métete a la camioneta. Por favor.—Hablé intentando acercarme un poco, pero entonces caminó lejos de mi, hacia mi camioneta.
El camino fue silencioso y más de una vez limpié alguna que otra lágrima que se me escapaba, le daba miradas, pero ella estaba demasiado ocupada viendo por la ventanilla, no me dijo ni una palabra y cuando llegamos a su casa abrió la puerta antes de girarse a mi.
—Gracias por traerme. Adiós.
Y sin nada más, se fue.
No sabía qué me dolía más, si el hecho que ni siquiera me haya saludado mejor o que aquel beso en el parque no haya significado nada para ella. Y lo peor de todo: No habíamos arreglado nada. Sólo la escuché decirme cosas y eso fue todo.
Seguíamos en nada.
—Adiós, Camz.—Susurré para nadie mientras salía de esa calle.
**
Se termina esto… y empieza uno nuevo👀

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I like what is wrong {Camren}
FanfictionTítulo en español: Me gusta lo que está mal. Yo era un desastre. Ella era perfecta en todo sentido. Éramos totalmente diferentes, pero a ninguna nos importaba. Me estaba enamorando. Ella también. Portada hecha por el user "5H-1D-JB-DL-1997".