Capítulo 11

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Intenté llamar a Camila un par de veces más en la tarde, pero no respondió a ninguna de mis llamadas. Pensé en dejar de insistir hasta más tarde. Y lo hice. En la noche me tiré en mi sillón frente a la televisión y apreté en su nombre para llamarla. Atendió de inmediato y sonreí.

—¿Hola?

—Hola, Camz. Por fin atiendes.

—Estaba ocupada. Además, te llamé anoche y en la mañana. ¿Hice algo malo?—Cerré los ojos tirando mi cabeza hacia atrás. Su voz era tan malditamente adorable, me la imaginaba hablándome de esa manera frente a mi y… Dios. No podía con ella.

—No, no hiciste nada.— Dije sonriendo.—Siento no haber respondido anoche, me… yo me quedé dormida temprano y en la mañana estaba trabajando, Camz.

Me odiaba por mentirle, pero no me iba a permitir lastimarla o provocar que se aleje de mi si sabía sobre la mierda que había hecho que me quedara dormida o, probablemente, desmayada.

—Oh. Bueno. ¿Estás bien?

—Ajá. ¿Y tú?

—Bien.—Hubo un silencio y escuché la voz de su madre.—Debo irme. ¿Te puedo llamar más tarde?

—Claro que…—Me detuve cuando escuché su nombre con la voz de otra persona, no era ni su padre ni su madre. Era Austin. Odiaba su estúpida voz, era él.—¿Quién te llamó?

—Uhm… Lauren, yo deb…

—¿Era Austin? ¿Qué mierda hace ahí, Camila?—Dije apretando mis dientes. Debía ser una puta broma esto.

—Yo… Mis… Mi padre es… socio del suyo y han venido a cenar y…

—¿Por qué no me lo dijiste?—La corté y ella suspiró. Se quedó en silencio haciendo que me enojara más de los que ya estaba.—Estoy yendo por ti, Camila.

—Lauren, no. Dios. Todo está bien, en serio, no tienes que…

—Ya voy.

Me sentía tan enojada. ¿Qué mierda con ese tipo? Tenía que estar en todos lados siempre.

Yo sabía, lo notaba, él estaba interesado en Camila. Ella no se daba cuenta de como él la miraba porque era tan inocente, siempre estaba tan distraída y no se daba cuenta de muchas cosas.

También sabía que yo era demasiado celosa, lo aceptaba, pero sólo me ponía así porque quería cuidarla.

De todos modos, en ese momento, no me importó mucho y subí a mi camioneta para ir a su casa. Estuve en unos diez minutos frente a la puerta. Ni siquiera me sentí nerviosa cuando Alejandro abrió la puerta.

—Hola, Lauren. Camila nos dijo de tu amiga, espero que esté bien y dale mis saludos.

¿Amiga? ¿Qué amiga? Quería reírme y preguntarle de qué demonios hablaba, pero cuando vi a Camila aparecer detrás de él y luego salir de la casa dedicándome una mirada asesina las ideas se me esfumaron. Mi “amiga” era la escusa para salir de su casa.

Me sentía una idiota.

—Oh. Si… gracias, gracias.

—Camila, tu abrigo, hija.—Sinu salió de la casa tendiendo una campera a Camila que la aceptó con una sonrisa. La mujer me miró seria y le sonreí apenas.—Hola, querida.

—Hola, Sinu.—La llamé como me había pedido que le dijera antes y ella asintió apenas.

—No voy a regresar tarde, lo prometo.—Les dijo Camila. Vi a Austin parado dentro de la casa, estaba cruzado de brazos, que bueno que yo estaba fuera porque lo quería matar.

Los padres de Camila se despidieron antes de entrar, mi chica lo hizo con una sonrisa. Y cuando estábamos solas fuera, su sonrisa se borró y comenzó a caminar hacia mi camioneta.

—¿Con que mi amiga, eh? No pensé que… —Intenté hablar mientras pasaba un brazo por sus hombros, pero me alejó de ella empujándome.—Uh. Bueno.

La dejé que caminara con pasos firmes hasta la camioneta. Se subió del lado del acompañante, dando un portazo cuando estuvo dentro. Me quedé en silencio hasta que estuve dentro del auto. La vi acomodarse el cabello con una mano y luego se cruzó de brazos mirando al frente. Estaba sería y tenía el ceño levemente fruncido.

—¿Dónde vamos?—Le pregunté y no me respondió nada. Miré el beanie negro que tenía cerca del volante y se lo tiré en la cara.

Lo quitó de su rostro y me dio una mirada seria, otra vez, y sonreí cuando lo tiró hacia atrás. Decidí no molestarla más.

Conduje en silencio hasta McDonald’s, dándole miradas de a rato. Me mordía el labio para no reírme de su rostro serio. Quería besarla, pero probablemente me daría vuelta la cara de una bofetada o algo.

Cuando estuve en el estacionamiento del McDonald’s me quité el cinturón de seguridad y ella seguía cruzada de brazos.

—¿Te vas a quedar aquí, bebé?—Me incliné un poco en mi asiento e intenté besar su mejilla, pero se alejó.

—¿No te das cuenta cuán irritante puedes ser a veces?—Solté una risa bajándome del auto.

Si que lo sabía. Yo podía ser una maldita insoportable a veces, pero de ninguna manera la iba a dejar allí con el idiota ese. Quizás yo era un poco intensa, si, pero no me importaba.

Entré al establecimiento y noté que no había mucha gente en la fila así que esperé pacientemente. Camila estaba a mi lado con su rostro todavía serio, cruzada de brazos y mordiendo la parte interna de su mejilla. Quería abrazarla, pero me iba a quitar otra vez, así que mejor no la molesté más.

—Hola, señorita. ¿Cuál es su pedido?—El joven me sonrió amablemente.

—Mmm… Quiero un doble cuarto de libra con queso, una porción de papas y un vaso de Coca-Cola. ¿Quieres algo, Camz?—Camila negó sin mirarme.

Creo que estaba enojada.

—Bien, sólo eso.

Cuando le pagué al chico y tuve mi comida, seguí a Camila hasta alguna mesa. Se sentó del lado de la ventana con sus codos apoyados en la mesa y me senté a su lado. Seguía sin hablar y la dejé mientras comía mi hamburguesa.

Luego de algunos minutos la vi agarrar una papa y llevársela a la boca. Sonreí dejando mi hamburguesa y pasando un brazo por sus hombros. Ella intentó alejarse, pero me acerqué más a su cuerpo riéndome.

—¿Estas enojada?—Le pregunté antes de besar su mejilla, no tenía salida ni forma de escaparse de mi, así que me aproveché para dejar algunos besos en su mejilla aunque intentara alejarse.

—Si.—Me reí  dándole otro beso, al cual también se resistió.—Ya. Para, Lauren. En serio. Me sacaste de mi casa sólo porque no te agrada Austin. ¿Acaso no sabes controlar tus celos?

—No.—Murmuré volviendo a comer mi hamburguesa.—Solo quiero cuidarte.

—Siempre dices lo mismo. La próxima vez intenta controlarte un poco, porque es molesto.—Le di una mirada antes de volverme a mi comida.

Terminó comiéndose mis papas y siguió sin hablarme cuando salimos del lugar. Iba delante de mi caminando y di unos pasos más rápidos para poder tomarla de la cintura. Quitó mis manos, pero la abracé escuchando como me pedía que la suelte. Comenzaba a divertirme otra vez cuando se soltó de mis brazos y comenzó a correr, la seguí y en dos segundos volví a abrazarla por detrás. Me dejé caer en el césped con cuidado, ella sobre mi.


—¡Basta! ¡Basta! ¡Dios. Eres insoportable!—Dijo riéndose mientras quedaba de espaldas al césped.

Sonreí poniéndome a su lado y abrazándola con un brazo mientras me apoyaba en el césped con el otro. Suspiró volviendo a estar seria. La miré un momento haciendo puchero y rodó los ojos empujándome para que me alejara. Fingí que logró que yo cayera de espaldas al césped, gruñendo como si me hubiese dolido caer de esa manera contra el piso y rápidamente se incorporó a verme.

—Eres idiota.—Dijo cuando me reí y volví a abrazarla contra mi cuerpo. Quedó sobre mi y me miró antes de que dejara caer su rostro en mi cuello.

—Perdóname.—Le dije  cuando no salió de mi cuello. Se quedó así y me abracé más a ella por algunos segundos antes de dejarla de espaldas en el césped.

—Eres una maldita celosa, Lauren. No puedes hacer esto otra vez. No voy a perdonarte que hagas esto otra vez. Dios. No tienes derecho a hacerlo.—Sonaba realmente enojada y me mordí el labio asintiendo.

Tenía serios problemas con los celos y no podía evitarlo, pero, mierda, ¿Cómo no iba a estar celosa cuando ella era tan hermosa, tenía un cuerpo que se llevaba la atención de todos y ella ni cuenta se daba?

—Lo siento. No te enojes más.—Hablé mientras me apoyaba en su pecho abrazándome a su estómago.—¿Me perdonas?—Levanté un poco mi cabeza y la vi sonreír apenas.—¿Esa sonrisa es un sí o es un “Si. Bésame, Lauren”?

—Cállate.—Dijo  y sonriendo me acerqué a sus labios.

La besé lento y suave, como sabía que le gustaba. Sonreí contra sus labios cuando ella jadeó una vez que lentamente metí mi lengua en su boca. Era tan fácil causar esas cosas en ella y me encantaba ser la responsable de eso. Me alejé cuando el aire nos hizo falta. Le besé toda la cara haciéndola reír y la sentí revolverse un poco debajo de mi. Un último pequeño beso en su nariz la hizo abrir los ojos, encontrándose con los míos.

—Iré por helado. ¿Quieres uno?—Negó mirando mis labios. Con una sonrisa me acerqué a los suyos una vez más y dejé besos sonoros allí antes de levantarme.—Voy a la heladería de la esquina, espérame.

Había comprado un cono grande de helado de sabor de chocolate. Camila se había sentado entre mis piernas. Con una mano la abrazaba mientras que con la otra disfrutaba de mi helado, hasta que lo probó y le gustó. Ahora ella estaba comiendo de mi helado y yo la miraba.

—Te pregunté si querías algo de comer, dijiste que no y me comiste las papas, te pregunté si querías helado, dijiste que no y me lo quitaste.

—Es que… bueno, Es más rico si te lo quito.—Se encogió de hombros pasando la lengua por el cono.

—Oh. Mierda.—Murmuré.

No sabía si lo hacía a propósito, porque… vaya que era jodidamente caliente verla pasar la lengua por el cono de esa manera, también pensé en que quizás no se daba cuenta de lo que provocaba en mi. Terminé por tomar como correcta la segunda opción. Suspiré abrazándome más a ella, le besé la mejilla y apoyé mi frente en su hombro en un intento de ya no mirarla comer el maldito helado.

—Lauren.

—¿Qué?—Murmuré, todavía con mi frente apoyada en su hombro.

—El helado tiene nueces y no me gustan las nueces. ¿Puedes comerlas?—Levanté la cabeza para mirarla. Hizo puchero levantando una nuez en la cuchara y abrí la boca para comerme la bendita nuez.

—Las nueces son geniales. Viviría a base de nueces.—Ella se rió tirando la cabeza hacia atrás. Apoyándola en mi hombro.

Me incliné un poco hacia abajo para dejar un beso en sus labios, yo era más alta que ella hasta cuando estábamos sentadas de esa manera.

—Mmm… Sabes a chocolate.—Ella sonrió cuando luego de besarla me relamí los labios.

—Y no voy a saber a frutilla, tonta.—Dijo volviendo a  tomar del helado, dejándome con una sonrisa idiota.

Camila lograba fácilmente ponerme en modo idiota. Siempre me dejaba con una sonrisa boba, siempre sacaba el lado protector de mi. Era tan hermosa y adorable cada maldito segundo.

Cuando terminó su helado se quedó entre mis brazos tecleando en su teléfono. No es que la estaba controlando… pero vi el nombre de la persona que la tenía entretenida, era Normani. No sé quien era Normani, pero la estaba haciendo sonreír.

—Dice Mani que quiere ver tus pinturas. Ah y que debes sonreír más en las fotos.

Levanté una ceja mirándola desde arriba.—¿Quién es Mani?—Le pregunté quitando algunos mechones de pelo que tenia en su cara.

—Es una amiga.

—Oh. Bueno, puedo mostrarle algunas cuando quiera, están en mi departamento. ¿Y como sabe que no sonrío en alguna foto?

—Le envíe dos de las que nos sacamos en mi habitación.—Sonrió inocentemente al ver mi rostro serio.

—¿Les mandas mis fotos a tus amigas?

—Nuestras fotos.—Me corrigió.—Y si, ¿Qué tiene de malo? Eres linda.—Sonrió cerrando los ojos y no pude evitar besar su sonrisa con pequeños besos que la hicieron reír.

—Ya es tarde, jefa. Vamos.—Le dije cuando la vi bostezar. Asintió levantándose a la vez que yo y caminamos de la mano hasta mi camioneta que estaba a unos metros de allí.

Durante el camino a su casa se había quedado dormida en el asiento. Me dediqué a conducir mientras a cada momento la miraba. Era tan preciosa realmente. Me encantaba tanto pasar tiempo con ella. Una vez frente a su casa me quité el cinturón y me incliné un poco en mi asiento.

—Camz. Llegamos.—Suspiró abriendo los ojos y se incorporó mejor.—Mañana en la tarde paso por ti y te traigo a casa.

—Esta bien.—Asintió bostezando. Con mi mano hice que me mirara y luego la besé con ternura.—Prométeme que no vas a volver a molestar a Austin.—Dijo cuando nos alejamos. Rodé los ojos desviando la mirada de ella.

—Camila…

—Promételo, Lauren.—Suspiré fuertemente, me pasé una mano por el cabello tirando de él para controlar un poco el enojo del momento. Terminé por asentir y entonces se acercó a mi para dejar un beso inocente en mis labios.—Hasta mañana.

—Camz.—la detuve.

—Dime.—Se volvió al asiento.

—¿Quieres tener una cita conmigo? Es decir… ya sabes tu y yo… es que nunca tuvimos una como se debe y… y yo… eso.—Camila sonrió asintiendo y apoyó su cabeza contra el asiento mirándome.—¿El sábado?

Yo sentía que ella se merecía una cita como se debe, nunca habíamos tenido una oficial, si habíamos salido un par de veces, pero nunca pensé en una cita real como ahora.

—El sábado.—Repitió con una sonrisa demasiado adorable.

—Eres muy linda.—La besé por algunos segundos.—Ve a descansar. Te veo mañana.

—Adiós, Lau.

La vi entrar a su casa, no lo hizo sin antes despedirse con su mano de mi.  Puse mis manos en la parte superior del volante y apoyé mi frente allí. Suspiré. Camila estaba adueñándose de cada parte de mi. En tan poco tiempo estaba sintiendo más de lo que pensé que podía sentir por ella.

Pero de todos modos se sentía bien. Camila me hacía bien.

**

Cuando llegué a mi departamento no tardé en  meterme al baño, necesitaba una ducha de agua caliente. Y cuando la tuve, me relajé bajo el agua.

Media hora después estaba en mi cama. No entendía la repentina necesidad de tener a Camila allí conmigo. Suspiré hundiendo mi cara en la almohada y como si con mis pensamientos la hubiese llamado, mi celular sonó. Sonreí al ver su nombre y noté que ella misma había puesto una foto nuestra como foto en su contacto.

—Creí que dormías.—Dije apenas acepté su llamada.

—Uhmm… No. Quería saber si llegaste.—Solté una risa, era tan mala mintiendo.

—Llegué hace una hora y media más o menos.

—Oh. Bien… ¿Lau?

—Dime.

—Yo te… Yo… Nada, nada. Mañana ve por mi.—Sonreí.

—Sí, voy a ir. No me voy a olvidar. Ve a descansar, Camz.

—Tu también. Buenas noches.

—Buenas noches.

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Esto ya entró a la categoría Fanfic, los amo❤ Espero que estén disfrutando de la historia.


I like what is wrong {Camren}Where stories live. Discover now