Capítulo 59.

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Tris.

Jamás había visto a tanta gente reunida, armada, lista para luchar. No pensé que llegaría a verlo.

Solo podía pensar: ¿cuánta gente llegó a estar oculta tras su verdadero ser, tras su divergencia?

Era muchísima gente. Peleando por sí mismas, por sus padres, sus hermanos, abuelos y amigos. Y estaba bien, pero daba miedo. Arriesgábamos mucho para tener tan poco.

-Vamos a hacerlo. - dije, más para mí misma que para Tobias, que estaba a mi lado, guiando a toda esta masa de gente.

No dijo nada; se mantuvo serio. Noté que sus nudillos se estaban volviendo blancos de tanto apretar el arma que cargaba.

«Vamos a hacerlo. Lo haremos y estaremos bien. Todo está a nuestro favor.»

El plan era perfecto y lo haríamos tal cual como Tobias y yo lo habíamos comunicado desde lo alto de un monumento que ambos decidimos, era el mejor momento para escalar.

Caleb nos había mostrado los planos de Verdad y los habíamos estudiado con cuidado junto a él y Charlotte. La Sede principal (que atacaríamos) tenía cuatro entradas, así que habíamos dividido a la gente en cuatro grupos más o menos parejos. Cada quien cubriría esas entradas y nos reuniríamos todos en el vestíbulo principal rápidamente. De ahí, había que subir por las quince escaleras y los diez elevadores en total. Por suerte, también fuimos capaces de designar los grupos para cada lugar.

Y aunque de ahí en adelante seguimos dándoles instrucciones, ambos sabíamos que era una especie de lienzo en blanco camuflado. La idea era que todos llegáramos a la oficina de Jack Kang y las órdenes eran de no disparar, pero en una lucha como esta podían pasar miles de cosas y nada nos era seguro. La llegada al punto final era algo que no podíamos predecir del todo. No sabíamos cómo nos esperaban allá, ni cuántos eran o cuántas bajas tendríamos nosotros, porque ahí no sólo habían osados, sino también eruditos e incluso cordiales y abnegados, aunque estos dos últimos eran menos. Y bueno, la verdad es que su entrenamiento fue dado una hora antes por una comisión de osados que organizamos.

Pero el miedo era poderoso, mucho más en situaciones como estas, y controlarlo es algo que apenas comienzas a hacer en Osadía, aunque en realidad jamás lo logras por completo.

Vi a Caleb hacerme señas de una despedida torpe e insegura desde el tercer piso, donde estaba instalado el piso del hospital, lo que significaba que probablemente estaría junto a mamá y mis hijos.

Charlotte, una chica ahora digna de mi respeto, había guardado un momento sus faldas y tacones altos para vestirse de negro y tomar una lección de entrenamiento al estilo osado.

Ella era especial: una de esas chicas que se adaptan, que enfrentan los desafíos que aparecen y que busca avanzar, superarse. Y si el "sexto sentido" de mamá — como ella lo llamó — era bueno, Charlotte y Caleb podrían realmente tener algo y... la idea de tener a esa chica rondando cerca, como pareja de mi hermano, no era nada menos que genial.

El punto era que ella le había pedido a Caleb que se quedara y controlara todo por aquí, pues no confiaba en nadie más que en él para una tarea como esa.

Le hice señas con la mano a mi hermano, con una sonrisa apenas animosa. No quería pensar que esta podría ser la última vez que le veía.

—¿Es normal la descarga de adrenalina? — preguntó ella caminando a mi lado.

—Significa que vas por el camino correcto. — dije y nos reímos algo nerviosas, la situación lo ameritaba. — Irá bien.

—Irá bien. — confirmó ella. — Las fichas están todas a nuestro favor.

Amor Antes que Facción: Divergente.Where stories live. Discover now