Amor Antes que Facción: Divergente.

Capítulo 45.

Tobias.

—Si dejaras de beber eso, tal vez te sentirías mejor. — regaña Zeke.

—Zeke, estoy bien.

—Sí, pero está científicamente comprobado que el alcohol solo te deprime más. — comenta Shauna balanceándose en un fierro que sujeta las estructuras de la Fosa.

—Como si ustedes no recurrieran a él.

—La diferencia entre nosotros y tú, amigo mío, es que Zeke y yo lo usamos para divertirnos, una fiesta y tener sexo. Tú lo usas para hablar y hablar de tu esposa y tu bebé. — añade Shauna sentándose de golpe a mi lado.

Se estaba moviendo tanto que me alivié cuando se calmó. Estaba seguro que caería metros y metros hasta partirse la nuca.

—No los estoy obligando a escucharme. — digo, bebiendo un poco más de la botella.

—Seríamos unos jodidos si no lo hacemos. — dice Zeke pasando su mano por encima de mis hombros. — Además, hasta donde recuerdo, tu nos llamaste para que te hiciéramos compañía.

Me quedo mirando un punto fijo de la Fosa.

—Sea lo que sea, Cuatro, lo van a superar. Yo fui capaz de perdonar a Zeke aún cuando... bueno, cuando él se acostó con otra.

Zeke resopló.

—Y ahora estamos bien. Entendimos nuestras diferencias y salimos adelante. — añadió ella.

—Desde que estoy con Tris, los he dejado de lado.

—Bastante.

Shauna le da un manotazo a Zeke.

—Está bien. No hemos dejado de hablar. Simplemente... tu comenzaste a formar tu vida. Zeke y yo comenzamos a armar la nuestra.

—Y no hemos perdido el tiempo. — susurra Zeke.

—Ezequiel. — le advierte ella con voz severa.

—Son dos. — susurro.

—¿Ah?

—Son dos bebés. Mellizos. Eso fue lo que Tris me gritó.

—Ou.

—Felicidades, hermano. — Zeke comenzó a palmarme la espalda. — Y yo me jactaba de no haber perdido el tiempo.

Otro manotazo de Shauna. Esta vez más fuerte.

—Te felicito, Cuatro. Pero, ¿te lo gritó? Digo, no nos has dicho nada sobre su discusión.

Cerré los ojos. Yo no era una persona débil, no consideraba serlo. Siempre intenté demostrar ser una roca por fuera, era mi caparazón impenetrable porque era justamente lo que necesitaba.

Me había abierto a alguien. Elegí a alguien con quien pasar mi vida, contarle mi historia y las pesadillas que me quitaban el sueño por las noches. Tris jamás me había fallado, o abandonado en momentos cruciales, pero de alguna forma sentí que yo lo había hecho. Pero lo que más me dolía es que ni siquiera fue capaz de escucharme cuando intenté hacerle entender.

Me sentía traicionado, herido. Sentía que esa dura capa que me había arrancado para ella, ya no valía nada.

Pero me quedaba un poco de orgullo. Un poco de fuerza.

—Tuvimos una pelea grande. ¿Les importaría si no hablamos de eso?

—Vale. — Zeke me arrebata la botella de la mano y lanza el líquido metros y metros al piso.