*Capítulo 17: Patinaje

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/Severus Snape/

Había evitado a toda costa a Laurine, sabía que en mi mente habían pensamientos que no me pertenecían y que la curiosidad me ganaría en cualquier momento. Pero cuando tenía que hablar con ella mi mirada se fijaba en algo que estuviera más allá de mi alcance.

Últimamente Lily estaba insistente de que Potter le agradaba y que si pasábamos más tiempo con él podría agradarnos también.

El invierno ya estaba presente así que la pelirroja aprovechó para pedirnos que la acompañáramos a patinar, al inicio accedí con facilidad pero quise negarme cuando supe que Laurine y James también irían.

Planeamos nuestra salida toda la semana, se le veía muy feliz y entusiasmada, en cambio la rubia temía, en su mirada podía notarse, había algo que no quería decirnos.

El día llegó más rápido de lo que esperaba, Lily repetía una y otra vez la lista de cosas que necesitábamos: guantes, orejeras, patines y una canasta con comida para no morir de hambre.

Teníamos el permiso de faltar a clases, ella había persuadido a todos con su dulzura y amabilidad.

En la entrada del castillo nos encontramos y Potter me lanzo una sonrisa triunfal. Gruñí por debajo, segundos más tarde llegó Selwyn a mi lado y partimos los cuatro a un lago congelado no muy lejano donde pasaríamos las horas.

Al llegar me senté en un tronco pero duré poco pues mi trasero se había entumecido.

Potter y Lily no tardaron en comenzar a patinar divertidos, me molesté al ver que se tomaban de las manos y patinaban juntos.

-¡Vamos Snivellus, no te pierdas de la emoción!- gritó él.

-¡Sev, ven a divertirte no te quedes ahí!- pidió mi amiga con una dulce mirada a la cual no pude negarme.

Me coloqué los patines y entre al hielo deslizándome lenta y precisamente. Me detuve al centro del lugar a mirar el paisaje, no estaba tan mal, incluso podría ser un buen momento si Potter no estuviera tratando de robar la atención de Lily.

Noté que no muy lejos de mí estaba Laurine, tan callada que había olvidado su presencia, al parecer batallaba por mantenerse de pie. ¿Así que era eso?, no sabía patinar y era más que evidente. Me alegraba encontrar una falla en ese elegante y presumida chica "perfecta".

-¿Tienes problemas?- me acerqué burlándome pero me arrepentí de inmediato pues ella por levantar la mirada perdió el equilibrio y calló.

En mis brazos.

¿Por qué me había estirado para alcanzarla?, hubiera preferido ver su cara contra el hielo. ¿O no?

Pero era todo lo contrario, aún estaba sosteniéndola y su cara estaba a centímetros de la mía. Me sonrojé al notarlo y ella tuvo la misma reacción.

-¿Se besarán o sólo se mirarán como tontos?- preguntó James a lo lejos, su voz tenía bastante humor.

-Déjalos James, vamos a otro lugar- lo apoyó Lily con una sonrisa de ternura que me dedicó y patinaron tan lejos que ya no podía mirarlos o escucharlos.

Me separé de inmediato y la ayude a ponerse de pie. No pude evitar mirar su escote pronunciado. Me aclare la garganta con incomodidad y me deslicé directo a la orilla. Estaba harto de que Laurine arruinara de cierto modo mis oportunidades con Lily.

No escuche nada así que me giré extrañado.

Y ahí seguía ella, de pie en donde la había dejado, con la mirada en el hielo. Al parecer no planeaba moverse, o no podía.

Intenté ignorarla e irme pero mi cuerpo desobedeció completamente y segundos más tarde ya estaba de nuevo a su lado.

-No sé patinar, creo que debía decirles lo mucho que me asusta el hielo- confesó con un tono que jamás había escuchado. Se encontraba indefensa y había bajado la guardia por completo. -Cuando era chica caí en un lago congelado y temí por mi vida, ya sabes, es de esas cosas que no superas y temes que vuelva a pasar- finalizó abrazándose a sí misma.

No sabía qué hacer, no sabía qué decir, era el menos indicado para estar ahí con ella.

-Niña tonta- solté después de unos segundos, ella me miró confundida. -Patinar es divertido, ya verás- tomé sus manos sorprendiéndonos a ambos e intente hacerla que me siguiera. Pero era muy complicado, ella no podía dar un solo paso sin que se tambaleara así que tuve que tomarla de la cintura para estabilizarla. La voz de Black volvió a mi mente irritándome.

-¡Hasta que se unen a la diversión!-gritó Potter llegando a nosotros a toda velocidad.

Pasamos unas horas más entre risas, se había formado un agradable y muy extraño ambiente entre los cuatro. Llego la hora de comer y probamos los emparedados de la canasta, más tarde continuamos con una guerra de bolas de nieve en donde Potter termino enterrado haciéndome reír.

Pero ahora teníamos que volver al Castillo que pronto comenzaría a oscurecer.

Subíamos la colina en silencio, yo iba hasta atrás, observando a la chica que tenía al frente: Laurine.

No pude evitar bajar mi mirada a su trasero, no le quedaban mal esos pantalones.

¡Por Merlín!, ¿algún día dejaré de hacer eso? Debía alejar todo pensamiento de mi cabeza.

Y fue ahí cuando maldije a Black y a su estúpida Maldita Obsesión por Laurine que me hizo crear.

Maldita Obsesión {Severus Snape}Where stories live. Discover now