Capitulo 31: El tiempo ha comenzado.

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Te amo Kanda... más de lo necesario pero esta guerra, esta guerra nos impide ser feliz.

¡maldita sea! Quiero que todo acabe, quiero ser feliz junto a ti.

Junto a mi familia, pero, ¿quien demonios es el corazón?

Todos piensan en la posibilidad de Allen o Lenalee pero podría ser cualquiera, Marie, un general, Miranda, Krory.

Y quien más me aterra, Kanda.

Mire al ventanal, mi pecho dolía junto a la melancolía que me abrazaba. Estoy harta, harta de no ser feliz de una vez por todas necesito acabar esta guerra.

Sin embargo necesito al corazón.

Un golpe en seco resonó junto al sonido de vidrios quebrándose. Pequeñas cortadas aparecieron en el puño de Naira, llena de impotencia al pensar que podría perder a su amada familia.

-Lo siento chicos...no puedo hacer nada.-suspiro y dio media vuelta, debería volver con Kanda antes de que este volviera a buscarla.

Seguro me regaña por haber golpeado el vidrio. Ahora mi cuarto quedará algo mojado.

Se miro al espejo una vez más para por fin ir al comedor, se acercó a la puerta e intento girar el picaporte y este nunca giro.

El miedo comenzó a llenar su cuerpo un mal presentimiento corría por sus venas, esto no era normal tenía miedo, no por ella. Por Kanda.

—Buenas noches señorita Cross.

Una voz gruesa y adulta la hizo voltear de golpe, si la puerta y la ventana estaban cerradas ¿como es que el había entrado?

No parecía peligroso, tampoco sintió algún tipo de mala espina pero la curiosidad le mataba.

—¿quien es usted?—

-lo siento por interrumpir de esta manera, Es un placer conocerle soy el cardenal, enviado desde el Vaticano.-el hombre sonrio amablemente.

Naira lo analizo un poco más. Alto y de cabello rizado, usaba lentes y un relog, no parecía fuera de lo normal.

—¿como ha entrado?

Una risita se coló entre los labios del cardenal.

-eso no es lo que importa ahora jovencita, el señor Cross me ha enviado por usted, es algo urgente. Necesitamos marcharnos, ahora.

¿mi padre? ¿qué quiere ese viejo?

—Lo siento pero necesito avisar a la orden.

Y a Kanda, no, quiero que el venga conmigo.

-Permitame explicar que eso no será posible así que vámonos-la voz del hombre comenzó a transformarse en una agria, no solo su voz sino su apariencia.

La morena tez desapareció y se convirtió en una blanca agrietada, los rizos desaparecieron junto a las gafas pero lo que más le llamaba la atención a Naira era una cruz como la de la mano de Allen pero en el pecho.

—Soy un apócrifo, una inocencia viviente y Cross me ha enviado por ti. Este es mi deber, ama.—

El ser se arrodillo y Naira se tenso ¿Que estaba pasando? Pero no pudo analizarlo cuando el apócrifo tomo su mano.

Un mareo le hizo cerrar los ojos de golpe, sentía que daba vueltas. Que su cuerpo volaba a una rapidez extrema, intento abrir los ojos sin embargo lo único que alcanzó a ver fue el cuerpo de Allen tirado en medio de la tormenta.

Esto no puede pasarme, no...¡No!

¡Allen!...

Un pesado golpe se posó en su espalda al haber caído bruscamente. Miro a sus alrededores buscando desesperadamente al albino pero pronto se dio cuenta que estaba dentro de una casa.

—¡Maldito Apócrifo! ¡regresame ahora mismo!—la ira y la impotencia se apoderaron de su mente.

—Calmate Naira.—

Naira miro al pelirrojo enfrente suyo y quizo gritarle miles de cosas por haberla alejado de la orden justo cuando más la necesitaban.

—¿¡Que me calme vejestorio estupido!? ¡Abandonaste a tu aprendiz maldito hijo de perra!—

—¡Naira!—un grito amenazante logró calmar a la muchacha quien le miro en busca de explicaciones.—¡escucha maldita sea!

—Papá...¿donde está tus inocencias?—

—fueron destruidas.—

La primera reacción de la pelirroja fue mirar sus brazos para asegurarse de que su inocencia estaba ahi. Las marcas permanencian.

—¿de que estás hablando?

—el conde destruyó al corazón.

Una punzada apareció en su pecho recordando la imagen de Allen en el suelo, sin su brazo...

¿acaso el...? No...

—¿Allen era...?—pero no se necesito la frase completa para que Cross asintiera confirmándole que Allen era el corazón y su inocencia había sido destruida.

Junto a las demás.

¡No! Allen, Kanda, Lenalee, Lavi todos...incluso Cross Marian. Todos estamos perdidos...

—todas las inocencias fueron destruidas hace unos momentos pero Naira...la tuya no.

Es cuando se dio cuenta que era verdad, ella aún tenía las cicatrices que formaban a su inocencia en cadenas y probablemente la de su garganta también.

¿pero como era posible? Si el corazón no era ella, su inocencia debió haber desaparecido.

—¿Qué esta pasando Cross? ¿soy la única inocencia en el mundo?

—Si Naira, el conde se enteró que Allen era el corazón antes que la orden pero nunca se espero que, el corazón estaba dividido en dos. Allen y tu.

Naira sintió un peso enorme sobre sus hombros, sabía lo que significaba, sólo ella podía detener al conde.

Pero ese no era el problema, no era sólo el conde sino sus 12 aliados.

¿como demonios piensan que los derrotare yo sola?

—No puedo yo sola.

—Naira tu puedes restaurar todas las inocencias sin embargo eso lo tienes que descubrir tu yo nose aún pero estoy seguro que lo puedes hacer. Escucha, tienes máximo alrededor de 3 horas para pensar en cómo hacerlo antes de que el Conde encuentre a la Orden.

—¿No están muertos?

—No, el grupo de científicos ha creado un campo de resistencia más fuerte que nunca por si algo como esto pasara este sólo resiste alrededor de 2 horas y media y se puede cargar sólo una vez, en ese tiempo todos los miembros se irán a esconder para pensar en algo pero no tardarán más de media hora en encontrarlos.

Kanda...

—Necesito ir al escondite junto a los demás, hasta el momento para la orden estas muerta y también para el conde.-el general dio media vuelta para salir—3 horas Naira, piensalo bien, piensa en cómo derrotar al Conde y restaurar las inocencias. Hasta entonces.

Cuando la puerta de la casa cerro una explosión resonó. El tiempo habia comenzado.

ES UNA PROMESA (Yu Kanda-D gray man)Where stories live. Discover now