El tétrico animal

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Yo he vivido en una granja desde mi niñez. En donde yo vivo hay muchas granjas, aunque muy separadas entre sí. Mis vecinos tenían un labrador blanco con manchas negras que, cada vez que me veía, ladraba sin fin. Un día me mordió la cara, esto hizo que quedara una gran cicatriz en mi rostro.

Años más tarde nació mi hijo, su madre nos abandonó. Aún vivíamos en la granja y, un trágico día, el perro mordió a mi hijo, ahora también él tenía una cicatriz, esa fue la gota que colmó el vaso. Nadie me ayudó a curar a mi hijo, por lo que esa noche lo acosté para que durmiese, me dirigí a la granja de mis vecinos con un martillo y una pala en mano. Esperé a que mis vecinos se fueran, pues iban a salir a una fiesta, y cuando se fueron entré a su patio, obviamente el perro empezó a ladrar, así que lo golpeé en la cabeza con el martillo, lo golpeé varias veces hasta que el mango del martillo se desprendiera, tomé la pala y seguí golpeando al animal hasta que dejó de moverse. Tomé su cuerpo sin vida y lo arroje a un río.

Volví a mi casa. Cuando estaba a punto de quedarme dormido entró mi hijo a mi habitación:

Hijo: Papi, ¿lo escuchas?...

Yo: ¿Qué hijo?...

Hijo: El perro, ladra, esta nervioso...

Yo: ¿Cuándo lo escuchaste?...

Hijo: Esta ladrando ahora mismo...

Yo: Debe ser tu imaginación, ve a dormir...

Él se fue, cuando me mencionó al perro, me llenó un miedo muy grande. No dejé de pensar en lo que dijo mi hijo:

"Esta ladrando ahora mismo..."

Al final me quedé dormido. Pasaron semanas y mis vecinos decían que el perro había escapado, nunca encontraron el cuerpo ni supieron lo que le había hecho. Mi hijo iba a mi habitación diciendo que tenía pesadillas con el perro: decía que estaba en medio de los plantíos y empezaba a caminar, de repente encontraba al animal con una apariencia diferente y unos ojos malvados.

Un día él salió afuera de la casa para tomar algunas fotos con su cámara. Ese día él y yo fuimos a trabajar a los plantíos, él llevó su cámara. En un momento lo perdí de vista, al estar buscándolo lo escuché gritar:

Papá, está aquí, volvió, ven rápido..."

Seguí la voz de mi hijo, al llegar a donde se escuchaba ya no estaba, sólo su cámara. Lo busqué día y noche, sin dar con él.

Días después fuí a revelar las fotografías. La única que se pudo revelar era muy aterradora: se veía al perro muerto en la cerca de mi casa.

Terror y MiedoWhere stories live. Discover now