Media hora antes del partido yo estaba hecha un flan. Un auténtico flan. Las manos me temblaban, y las piernas ya ni hablar. El entrenador había dado una charla motivacional que yo ni siquiera estaba escuchando, 'haced que el pueblo se sienta orgulloso de vosotras', decía, cosas así, alegando a la patria y otras cosas que no nos motivaban.
Yo no era ni siquiera la capitana, pero era la base del equipo, y eso es como ser, por ejemplo, el jefe de cocina en un restaurante. Yo reparto tareas y otros las ejecutan, más o menos así. Si mi trabajo era el que no estaba bien, el equipo se venía abajo.
El entrenador me cogió cuando estaba sacando mi bolsa de deporte de la taquilla y me agarró por los hombros.
—Vamos a ver, Nicole, olvídate de todas esas majaderías que he dicho. Hazlo bien por lo que tú más quieras. ¿Sabes cuándo empezamos a ganar? Cuando llegaste, por favor, no juegues como lo has estado haciendo últimamente, has estado distraída, confusa, no estabas aquí, tu cabeza estaba en el limbo. ¡Despierta! —Chasqueó los dedos delante de mi cara—. Estás aquí. Tu sitio es la cancha de baloncesto, hoy te tienes que comer a las rivales, tienes que hacer que sueñen contigo. Que esta noche se vayan a dormir llorando porque apareces en sus sueños. ¡Más te vale estar centrada, Fisher! —Gritó como un loco antes de irse.
Eso no me ayudaba nada. Si antes mis piernas eran flanes, ahora era agua. Tuve que sentarme en el banco de madera con las piernas a dos lados, y saqué la cinta adhesiva blanca con la que me vendaba parte de los dedos. Era muy propensa a tener lesiones en las falanges, así que el fisio de Olivia me recomendó hacerme esos vendajes.
Intenté despegar el primer rollo, pero me temblaban tanto las manos que era incapaz de hacerlo.
—¿Me dejas hacerlo a mí? —Levanté la cabeza y vi a Olivia de pie, con la mano tendida hacia mí. Yo asentí, y Olivia se sentó justo como yo, despegando el adhesivo—. Vas a hacerlo espectacularmente bien —afirmó rodeando la primera falange de mi dedo anular con el adhesivo.
—¿Por qué dices eso? —Pregunté desesperada.
—Porque si yo pude volver a andar, tú puedes ganar un partido. —Olivia cortó un nuevo trozo de adhesivo y lo colocó cuidadosamente alrededor de la segunda falange del dedo anular—. Y te conozco, estos meses han sido una locura para ti, por eso has jugado regular. Pero ahora todo ha vuelto a su cauce, tu padre no está, te llevas bien con tu madre, y... He vuelto. Bueno, tú y yo hemos vuelto a estar juntas. Tú me haces bien y yo te hago bien. Tú nunca dejaste de creer en mí, ni siquiera cuando todo parecía estancado, y yo te he visto jugar partidos que rozaban el espectáculo, ¿cómo no voy a creer en ti, Nico? —Me agarró de las mejillas al decir eso—. Sé que no fallarás porque cuando hay que estar, estás. Nunca defraudas. Y sí, eres alguien —dijo refiriéndose a mi frase del día anterior en su habitación.
Nos levantamos y la abracé, dándole un beso en la frente y sintiendo el frote de su mano en mi espalda que, en cierta forma, me reconfortaba. No quería salir del abrazo, pero el entrenador volvió a entrar en el vestuario y se quedó mirando a Olivia.
—¿Qué hace usted aquí? Vamos, fuera. —Olivia asintió rápidamente y se despidió de mí con la mano.
Terminé de ponerme los vendajes en los dedos y, cuando quise darme cuenta, ya no me temblaban las manos, ni tampoco las piernas, pero al salir a la cancha para calentar no sólo vi a Olivia, vi también a Rachel y a mi madre. Quise acercarme, pero el entrenador me llamaba para que fuese a calentar con el resto del equipo.
Me apresuré a irme al centro de la cancha y coger un balón entre mis manos. Noté el tacto áspero y gomoso del balón y aquellas rugosidades bajo las yemas de mis dedos. Me di cuenta entonces de que había estado tan mal que me había olvidado de lo que era para mí este deporte. Había tantas cosas en mi cabeza que me impidieron centrarme en lo que de verdad me gustaba que el baloncesto desapareció de mi cabeza.

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El fuego entre mis venas
RomanceTODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. Esta novela cuenta una historia de amor entre dos chicas, Nico y Olivia, pero también cuenta la de Rachel, la de Serena, la de Denisha, Manar, Samira, Karlie y Ta...