Capítulo 30: Discordia

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Finnick, Blight y yo comenzamos a rodear la Cornucopia por la derecha, intentando no hacer mucho ruido ni tampoco movimento, porque cualquier cosa llamaría la atención de los profesionales, y entonces todo el plan se iría por el caño en un segundo.

Intento convencerme a mi mismo de que todo va a salir bien, y que pronto nos separaremos para comenzar con la recta final de estos Juegos, pero me es bastante complicado.

No me convence esto de dejar a Yassir solo. ¿Qué pasaría si lo encuentran y lo matan? ¿Si se pierde en la selva? ¿Si algo lo mata? ¿Si queda malherido y muere sufriendo?  

Me esfuerzo en sacar esa idea de mi cabeza. Intento no pensar en lo letal que pueden ser los profesionales frente a una persona indefensa y pequeña como Yassir. Puede que solo esté exagerando, tal vez todo salga bien y nada malo le ocurra. Si me concentro en el plan, como están haciendo absolutamente todos, es posible que nada malo suceda, y todos salgamos vivos de aquí.

Sé que lo mejor para todo el equipo es que yo me concentre, que me olvide de mi pequeño aliado, porque de lo contrario, las cosas pueden salir mal porque me distraje o algo por el estilo. Decido hacer eso: concentrarme. Si lo hago, nuestra parte saldrá bien, y tal vez encontremos a Yassir en la Cornucopia unos pocos minutos después de haber llegado.

Los profesionales están sentados, los cuatro juntos, mirando absolutamente todo a su alrededor, lo cual nos viene muy bien, porque si siguen haciendo eso, probablemente vean la bengala de Yassir rápidamente.

Entonces escucho unos extraños sonidos. «Clic, clic». Decido ignorarlo, ya que tengo que concentrarme, y puede que los Vigilantes solo pretendan distraernos.

Mientras nos abrimos paso hacia lo que sería la «parte trasera» de la selva con respecto a la Cornucopia, solo pienso en Katniss.

Puede que yo muera hoy. Si eso pasa, ¿Ella que va a hacer? ¿Sentirá algo por mi muerte? ¿Sabrá que pretendo sacar con vida a Haymitch? Puede que tal vez lo haya supuesto a base de lo que hablé con Yassir y con él hace unas horas, aunque puede que haya estado ocupada y no lo haya visto.

El problema, ahora que lo pienso fríamente, no es lo que hará Katniss si yo muero, sino que el verdadero problema radica en lo que haré yo si salgo vivo de este lugar. Tal vez pueda buscar ayuda en alguien del Capitolio, algún psicologo o algo por el estilo, porque no sería fácil superar la muerte de Haymitch y Yassir. O tal vez podamos salir vivos dos de un mismo Distrito, tal cual dijo Effie antes de los entrenamientos. O puede que junto a Katniss logre salir adelante, aunque lo dudo mucho. Recuerdo que me sentí muy culpable por la muerte de la chica del 5 el año pasado, y ni siquiera me hablaba con ella.

Regreso a la realidad cuando escucho nuevamente ese sonido. «Clic, clic». Pienso en lo que puede llegar a ser, pero no se me ocurre nada. Suena como si fueran pinzas que chocan constantemente.

— ¿Escucharon eso? —susurra Finnick.

— Si —contesto—, ¿Sabes lo que es?

— No —dice él, pensando—. Puede que sean unos Mutos Araña, recuerdo que en uno de los Juegos anteriores habían unas que hacían el mismo sonido.

Me limito a asentir, sin emitir ni una palabra. Puede que Finnick tenga razón, tal vez sean Mutos, pero el problena es que miro a mi alrededor y no veo absolutamente nada.

— Creo que es conveniente movernos más rápido.

Blight y Finnick asienten y los tres comenzamos a apresurar el paso, intentando continuar con el sigilo que venimos llevando desde que nos separamos de Yassir.

Tengo un mal presentimiento. Es algo extraño, no podría explicarlo. Siento que algo va a salir mal. El problema es que siento que la persona que va a morir soy yo, no Haymitch, ni tampoco Yassir. Yo.

Los Juegos del Hambre: El Vasallaje MasculinoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum