Le di un beso a Maya en la mejilla al ver que por fin se había dormido y me dirigí hacia nuestra habitación, donde Marshall llevaba trabajando en rimas buena parte de la noche. Quería lanzar un disco sorpresa en un mes y estaba trabajando a tope. Y cuando llegué a la habitación seguía con los cascos puestos, moviendo la cabeza al ritmo de la música.
Me apoyé en el marco de la puerta observándole, y decidí que se merecía un descanso. Por eso cerré la puerta despacio para que los niños no nos pillasen y eché el cerrojo. Comencé a desnudarme sin que mi marido se diese cuenta. Aunque en realidad lo único que tenía que quitarme era un pantalón corto con las braguitas y la camiseta. Pero al quitarme la camiseta, se la tiré encima de los folios donde había escrito las canciones. Él levantó la vista y al verme me sonrió de oreja a oreja, quitándose los cascos.
-¿A qué debo esta visita tan tentativa?-preguntó dejando todo encima del escritorio.
-He pensado que necesitas un descanso ya.-dije acercándome a él.-Que necesitas que te folle un poco para que te relajes y te inspires.
Me senté con mis piernas a sus lados, colgando por los costados de la silla. Marshall me agarró del trasero y me acercó a él, mirándome la entrepierna.
-Debería terminar esta canción.-dijo en voz baja.-Pero sabes que no me puedo resistir a ti y que siempre eres mi prioridad...
-Marshall, no digas tonterías y fóllame ya.-dije cortándole.-No pongas excusas, cariño. Lo quieres tanto como yo.
Levantó la mirada para observarme con sus ojazos y casi pude ver como sus pupilas se dilataban.
-A la mierda.
Se levantó de golpe haciendo que pegase un pequeño grito, que calló con un beso mientras caminaba hasta la cama. Me tumbó despacio sin dejar de besarme a la vez que pasaba sus manos por mi cuerpo.
-Venga, venga...-dije separándole de mí.-Quítate la ropa y túmbate.
-¿Qué?-preguntó levantándose para quitarse la camiseta.-No, quédate tú ahí.
Me apoyé en los codos mientras seguía mirándole.
-Se suponía que te iba a follar yo.-dije entornando los ojos.
Al terminar de desnudarse, se tumbó sobre mí para volver a besarme, pero le giré y me senté sobre él para tener el control yo.
-Cariño, sé que te gusta controlarme mientras follamos pero esta vez me toca a mí.-dije restregándome contra su pene.-Así que sube los brazos y quédate quietecito.
Marshall sonrió divertido, dejándose hacer.
-Disfruta mientras puedas, pequeña.-dijo en voz baja.-No sé cuánto voy a poder resistir debajo...
Le cogí la polla comprobando que estaba dura y no tardé en metérmela poco a poco, mojándome cada vez más.
-Shhh...-dije mordiéndome el labio.
-¿Quién se supone que iba a relajarse con esto?-preguntó Marshall, divertido.
-Los dos, cariño.-dije abriendo los ojos, sonriendo.
Le cogí las muñecas, que estaban por encima de su cabeza y comencé a mover las caderas como a él le gustaba. Noté como hacía fuerza con los brazos, pero también notaba como se resistía.
-Marshall, lo estás haciendo genial.-dije cerrando los ojos un segundo.
-Te quiero mucho, Alex.-dijo Marshall mirando mis tetas.
Le devolví la mirada, sonriendo.
-Si aguantas...
Pero no terminé. Mi marido me había cogido de los brazos y me había tumbado de nuevo en la cama con él encima.

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Hasta que no te quede nada (EMINEM #2)
RomanceDos años después de la muerte de Proof, Alejandra Rodríguez vive en Nueva York con su madre y con su hijo, lejos de la ciudad de Detroit, la ciudad que una vez fue su casa y donde reside el padre de su hijo. Pero todo cambia un día en que Marshall M...