Llamé al timbre y esperé junto con mis hermanos y mi madre a que Marshall nos abriese la puerta.
-No sé por qué tenemos que venir a su cumpleaños.-dijo Eric, ofendido.-Con que esté Aylan ya vale, ¿no?
-Eric.-dijo mi madre regañándole.-Compórtate bien en su casa hoy que es su cumpleaños.
-Pues que no nos hubiese invitado.-dijo mi hermano, refunfuñando.-Además, no sé por qué sus hijas se empeñan en ser mis amigas. Yo ya tengo mis propios amigos.
-Cuando erais pequeños os llevabais muy bien.-dije en tono conciliador.
-Cuando éramos pequeños, tú lo has dicho. Ahora tengo 20 años y Zac tiene 14.-dijo Eric.-A él le puedes obligar a que venga, pero yo ya soy mayorcito para saber si tengo que asistir a la fiesta de cumpleaños del tío que casi mata a mi hermana. No me cae bien y no quiero estar con él.
-Eric.-dije firmemente.-Ha cambiado, así que te pido por favor que te comportes. Tengo un hijo con él y espero que todos nos llevemos bien.
Mi hermano fue a contestarme pero Marshall abrió la puerta y no llegó a decir nada. Yo intenté sonreírle a mi secreto novio y mi madre le saludó afectivamente. Dejé pasar a mis hermanos delante de mí, que saludaron a Marshall de manera muy diferente. Eric le miró de reojo deseándole feliz cumpleaños y Zac le abrazó más cariñosamente.
-Hola.-dijo Marshall comprobando que todos se habían ido al salón.- ¿Qué tal?
-Felicidades, Marshall. Estoy genial, aunque podría estar mejor.-dije dejando mi abrigo en el armario de la entrada.-Lo vamos a tener jodido con Eric.
-Ya lo he visto.-dijo Marshall con las manos en los bolsillos.-Ojalá lo acepten todos de la mejor manera posible.
-Ojalá pudiésemos actuar ya como novios, normales y corrientes.-dije suspirando.-Quiero besarte.
Marshall carraspeó la garganta fuertemente.
-Estoy intentando con todas mis fuerzas no arrastrarte a algún lugar vacío de esta casa y hacerte mía, así que por favor no digas esas cosas.-dijo él mirándome con deseo.
-Vale, lo siento.-dije poniendo las manos detrás de la espalda.
Marshall volvió a echarme otra mirada de arriba abajo.
-Estás muy guapa.
-Tú también, cumpleañero.-dije riéndome en voz baja.-Cada vez te acercas más a la edad de los maduritos.
Marshall levantó una ceja, sorprendido.
-Ya sabes, la edad de los cuarentones.-dije en un susurro.
Apretó la mandíbula, conteniéndose de hacer algo.
-Cuando estemos a solas, este madurito cuarentón te va a dar pero bien en ese culito de jovencita tan apetecible que tienes.
Me mordí el labio deseando que eso ocurriera ya.
-Me encantaría...
-¿Qué estáis haciendo?
Me separé automáticamente de él al oír la voz de mi madre, que nos miraba de forma acusadora desde la puerta del salón.
-Venga, Alex.-dijo mi madre señalando a su espalda.-Están aquí las niñas, esperándote.
Avancé al salón notando los ojos de Marshall en mi culo e intenté pensar en otra cosa. Al entrar al salón, me recibieron Alaina y Hailie con un abrazo bastante afectuoso, pero Whitney se limitó a saludarme desde su sitio en el sofá. Intenté que no me afectara su comportamiento, pero saber que no me quería como la novia de su padre, me dolía. Sobre todo porque yo había cuidado de ella como si fuera mía, cuando era pequeña y ahora.

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Hasta que no te quede nada (EMINEM #2)
RomanceDos años después de la muerte de Proof, Alejandra Rodríguez vive en Nueva York con su madre y con su hijo, lejos de la ciudad de Detroit, la ciudad que una vez fue su casa y donde reside el padre de su hijo. Pero todo cambia un día en que Marshall M...