Me dirijo a la cafetería, contenta, hoy vería a Tony. Era una cita, y eso era lo que me alegraba tanto. Él y yo juntos, ¡eso me alegraba! Sólo nosotros sin nada ni nadie que importe.Lo veo sentado en una de las últimas mesas, al verme se levanta, con una sonrisa en su rostro y extiende sus brazos a mí. Sin más apresuro mi paso para encontrarme con su cálido abrazo.
— ¡Tony! —exclamo abrazandolo con fuerza.
— Bebé, ¿que tal estas? —besa mi mejilla con aprecio.
— Bien, ahora que puedo verte.
— Te cité aquí por algo... En especial, algo malo.
Toda la felicidad se esfumó por completo y empecé a asustarme. Jamás habíamos tenido bajas en nuestra relación, y esta mala noticia probablemente sería una. Una grave.
— D-Dime —digo tomando asiento en la mesa a su lado—Yo... voy a entenderlo.
— No, no creas que es algo sobre ti, no hay nada malo en nosotros —contradice mientras se sienta y toma mi mano.
Quería estar aliviada, pero era imposible. Solo espero a que hable, aunque parece difícil para él también.
— Tengo que mudarme, y... voy a ir a otro instituto.
Y lo sentí. Sentí como en mi corazón se formaba una grieta, una herida profunda. Siento mis ojos arder un poco, y la vista se nubla.
— No, cariño, no llores —lleva su mano disponible a mi rostro, y disfruto su tacto.
— ¿P-Por cuanto tiempo te irás? —le pregunto, y sin poder evitarlo mi voz sale entrecortada.
— No lo sé, mi papá no sabe por cuanto tiempo tendrá que trabajar ahí y... —suspira— No se si... esto pueda seguir.
Era verdad, yo confiaba en Tony, pero como podría saber si en realidad, durante el tiempo que se vaya, no buscó a alguien más para tener la relación estable que le hace falta. O si en algún momento él dejaba de escribir, o se aburría.
Yo quería intentarlo, pero era una decisión para ambos.
— Cómo tú quieras. Y-yo, realmente no lo sé —mis palabras salen por si solas.
— Tampoco lo sé.
— ¿Cuándo te vas? —pregunto, en realidad temía la respuesta.
— En menos de una semana —responde, aun teníamos tiempo de pensar bien esto.
[...]
Aún lo siento, tan solo habían pasado dos días, y nunca recibí un mensaje de su parte. Quizá se iba alejando poco a poco, porque dentro de poco terminaría de hacerlo.
Y me dolía como el demonio.
Me encerré y no salí, no quería saber nada de nadie por ahora. Sólo esperaba algo de Tony, necesitaba tenerlo cerca, pero tampoco hizo un esfuerzo en venir. De tan solo pensarlo, podía mojar con mis lágrimas la puta almohada.
— Mi amor, volveremos en unas horas, ¿si? Cuídate —dice mi madre desde la puerta, pero no respondo y no lo haré, ella lo sabe y solo se retira en silencio.
Minutos después, escucho pasos en las escaleras, casi sigilosos, pero aún los escuchaba.
— ¿Mamá?.
— Soy tu novio, no tú madre —me sorprendo al ver como se asoma en la puerta— Vine a verte.
— Ya lo noté.
Con pereza, y muy feliz, me levanto de mi cama.
— Siento no haber venido antes —se disculpa, y puedo verlo apenado.
— No puedo creer que te vayas —digo acercándome a su lado— No quiero perderte.
Envuelvo mis brazos en sus hombros, y reposo mi cabeza en su cuello, escondiendo mis lágrimas.
— Yo tampoco quiero hacerlo, pero ahora que replanteo lo que pasó el jueves... Me arrepiento —susurra, solo yo puedo escucharlo— Quiero intentarlo.
— ¿De verdad? —mi voz sale con una pizca de emoción.
— Por supuesto.
Se separa un poco de mí sólo para verme a los ojos. Y siento como una vez más me enamoro perdidamente de él.
— ¿Cómo puedo dejar a la mujer que más amo en este mundo? —pregunta a la vez que sonríe—Será difícil.
— Pero vale la pena intentar.
— Contigo todo vale la pena, ___.
— Sabes que te amo mas cuando dices cosas como esas —río un poco, besando su frente.
— Por eso intento perder la vergüenza, y mejor en mis hermosos comentarios románticos —bromea.
— Eres un lindo, Padilla.
Me lanzo a sus labios, con amor, y quizá desesperación. Necesitaba de él, quería sentirlo después de todos estos días.
— Y tú eres mía —ríe, y entre besos vuelve a abrazarme— Sólo mía.
— Quiero que salgamos, a una cita, ¡mañana pasaré por ti! Y la vamos a pasar de maravilla.
— Ya quiero ver eso.
Toma mi cintura, y me besa. Como nunca lo había hecho, con pasión pero a la vez con amor. Amaba se este yoda inútil.
— Te amo con todo mi ser.
