CAPITULO 13

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EL ROSTRO DE ANTHONY

Richard no dejaba de observar el hermoso rostro de Candy, no podía creer que la tenía entre sus brazos algo le susurro llevando su mano a la mejilla de ella, fue en ese momento que se percató de que ardía en fiebre, la tomo entre sus brazos dirigiéndose rápidamente al interior del barco tratando de mantener el equilibrio ya que el vaivén de las olas no le ayudaba demasiado a sostenerse contando además con lo nervioso que estaba, cuando entro la gente lo veía con preocupación por la forma desesperada en la que estaba gritando.

– Necesito un médico – un marinero se acercó.

– ¿Qué sucedió? – dijo un camarero al ver a la chica que llevaba entre sus brazos.

– Tiene fiebre – Richard le hizo saber desesperadamente.

– Iré por el medicó – afortunadamente la tripulación contaba con personal medicó, Richard no sabía qué hacer, ni quiénes eran sus familiares a donde llevarla se preguntaba fue cuando otro marinero replico.

– Hay que avisarle a la familia – el hombre la observo de inmediato supo quién era – es la hija del Señor Williams Andley – Richard miro confundido al marinero – llevémosla a su camarote.

- ¿Qué dijo? – Richard pregunto nervioso.

– que hay que llevarla a su camarote – el marino repitió.

– No... ¿quién dijo que es? – el joven rubio corrigió la pregunta, no podía creer lo que acaba de oír, ella era la hija del Señor Andley le parecía algo imposible ya que se imaginaba era una niña – vamos yo la llevare – se dirigieron al camarote, en el pasillo se encontraron a Albert-

– ¡Candy! – Grito Albert angustiado - ¿Qué es lo que le paso? – pregunto muy desesperado.

– Tiene fiebre – Richard le explico, Albert lo miro confundido que hacia Candy en sus brazos.

– Gracias – Albert extendió sus brazos, Richard no queriendo la paso a los brazos del señor Williams, el médico llego rápidamente, Richard aguardo afuera del camarote para saber que estaba pasando mientras en su cabeza se formaba un remolino de ideas y en su corazón sus emociones hacían lo mismo, después de un largo rato por fin salió el médico junto con Albert, este se sorprendió de ver que Richard seguía parado ahí.

- ¿Cómo está la Señorita? – la voz de Richard tenia rastros de preocupación.

– Estará bien – respondió Albert aliviado, aunque sabía que solo hablaba de lo físico ya que su corazón estaba dolido.

– Me gustaría verla – Richard le hizo saber a Albert.

– Creo que no es prudente por el momento será mejor que sea después – explico Albert al joven.

– ¿Es su hermana? – Richard tenía mucha curiosidad, tal vez escucho mal no podía creer que ella fuese la hija del Señor Andley.

– No, ella es mi hija – afirmo Albert, Richard quedo boquiabierto – gracias por haberla traído, ha estado un poco triste – le explico al chico que seguía impresionado de saber que sería el apoderado legal de ella – que pase una buena noche – se despidió.

– Igualmente – Richard solo atinó a decir eso, Albert entro al camarote dejando a Richard completamente paralizado, no podía creer que esto fuera verdad, este camino a su camarote al entrar no pudo más y estallo de la alegría – por dios esto es increíble – se tumbó en la cama con una gran sonrisa – eres mi destino – dijo en un suspiro y se quedó soñando despierto en el futuro que le esperaba ahora que sabía que la chica que tanto le había gustado la tendría cerca de él y no dejaría la oportunidad de conquistarla.

EL AMOR DE LA ROSA ETERNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora