ENTRE LA SILENCIOSA OSCURIDAD
Aun expectante a todo lo que ella decía o hacia se encontraba Terry, por un instante paso por su mente dejar las cosas tal y como estaban, pero no podía hacerse a la idea de ser olvidado, al menos que lo oyera de los apetecibles labios de Candy, si la voluntad de ella era que él saliera de su vida aun a su pesar lo haría, lo que no sabía era que la voluntad de ella estaba en las manos de él, así que esperaría hasta que se retiraran, ya encontraría la forma de verla, el que el edificio estuviera casi en absoluta oscuridad estaba a su favor.
– La cuenta por favor – Michael se dirigió al mesero.
– Claro Señor, aguarde un momento – se alejó el mesero.
– Gracias por la velada – dijo Candy de modo gentil.
– Espero te hayas divertido, ¡Candy!... - Michael titubeo.
– ¿Qué pasa? – pregunto la rubia nerviosa, esperaba que Michael no la entretuviese más.
– Sé que no hemos tenido mucho trato, es la segunda vez que no vemos pero no me gustaría que fuera la última – se animó a decir el joven médico.
– Michael – Candy lo interrumpió, la sonrisa se había desvanecido de su rostro – no sigas, sabes que me voy y no sé cuándo vuelva – le recordó.
– Tal vez cuando regreses... Candy me gustas – Michael confeso pero ella se incomodó con el comentario y desvió la mirada – desde que te vi en casa de los Andley.
– No quiero que mal interpretes las cosas, tú me caes muy bien, pero no pidas más, por favor – respondió ella frenando las intenciones de Michael.
- ¿Acaso estas comprometida con alguien más? – el rostro de Michael lo dijo todo.
– No es eso – intento evitar ese tema, acaso era muy evidente que solo pensaba en un solo hombre.
- Una mujer como tu debe tener muchos pretendientes, seguramente alguno ya se ha ganado tu corazón – Michael parecía afirmarlo, se dio cuenta de la reacción de ella.
– Michael, yo – la rubia titubeo – ¡Sí!, hay alguien más es por ello que no quiero darte falsas ilusiones, lo siento – fue la respuesta de Candy obvio no le diría que su amor era de Terry Grandchester.
- Alguien más, pero ¿Quién? - Se cuestionó Terry – acaso ¡Albert! - el que ella dijera las cosas a medias era más desesperante, su actitud lo irritaba, no era la chica alegre y poco formal que tanto le gustaba, era fría e indiferente, aunque no podía negar que se veía preciosa envuelta en ese vestido, no era su Candy. La pareja se retiró del restaurante dirigiéndose a la recepción del hotel, un hombre les seguía el paso cautelosamente, debido a la oscuridad y sobre todo a los nervios Terry choco con un mesero, un escándalo se escuchó cuando la charola cayó al suelo, Candy miro de reojo para saber qué había pasado, a lo lejos dos personas recogían algo del piso, no le dio importancia, siguieron su paso hasta llegar con el encargado de la recepción para pedir las llaves de la habitación, Terry se colocó sigilosamente detrás de una columna desde ahí pudo escuchar todo lo que hablaban Candy y el médico ese, el encargado le dio una llave a la chica, ella aguardo ahí y aprovecho para despedirse de su amigo.
– Buenas noches Michael, me la pase muy bien – Candy se colocó un riso que andaba suelto detrás de la oreja.
– Te puedo ver mañana, quisiera dar un paseo - El joven médico era insistente.
– No lo sé, la verdad preferiría quedarme en el hotel – Candy se encogió de hombros.
– Solo como amigos, no pido más – Michael parecía resignado.

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EL AMOR DE LA ROSA ETERNA
FanfictionAveces el destino nos juega una mala pasada, creemos que todo esta perdido, que no hay segundas oportunidades, pero... tal vez la vida nos tenga una nueva esperanza. Una joven enfermera, un actor con el corazón roto, un breve recuentro, una fugaz il...