Treinta y cuatro | Ella es MÍA. Solo MÍA.

5.1K 399 59
                                    

La miro, no puedo dejar de mirarla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La miro, no puedo dejar de mirarla. El tiempo paso pero nuestro amor sigue intacto, si es verdad tiene algunas fisuras, pequeñas cicatrices que serán curadas cuando estemos juntos para siempre. No puedo evitar abrazarla y besarla, me siento tan feliz que simplemente no puedo creerlo. Por un tiempo di por hecho que la felicidad y yo no íbamos jamás en la misma frase.

Aunque aún puedo ver a mi pequeña Anastasia, puedo ver claramente que se ha convertido en toda una mujer, una mujer hermosa, su corte de cabello fueron de las cosas que más me impactaron, su cabello que antes caía sobre su cintura ahora estaba un poco más debajo de sus hombros, cada que la abrazaba podía notar de lo que Kate me hablo en ese correo, está más delgada a como la recordaba y esos círculos negros alrededor de sus ojos es un claro indicio de su insomnio. Me cabrea que no se cuide. Pero ahora estoy yo aquí, yo la cuidare y procurare su bienestar.

—Aquí es — dice cuando llegamos a una puerta de color café con el número 107 — este es mi piso, no es como escala y tampoco como... — acalara su garganta — nuestra casa.

Oh, aun la considera su casa. Hay esperanzas. ¡Claro que las hay!

—Nuestra casa te espera — digo atrayéndola a mi pecho.

La siento tensarse entre mis brazos, por un momento el pánico se quiere adueñar de mí ¿Qué hago si ella no quiere volver? ¿Qué mierdas hare si ella solo quiere cerrar circulo? Como acto reflejo ante mis pensamientos negativos la aprieto más contra mi pecho, sintiendo tanta inquietud que mi corazón late desbocado dentro de mi pecho.

—La extraño... sobretodo nuestros momentos juntos — la escucho tomar aire de manera profunda. Bueno, lo que acaba de decir es algo bueno ¿Verdad? — ahora pasemos.

Abre la puerta y me deja pasar, a pesar de que no soy capaz de permanecer con mi vista muy lejos de ella observo el lugar por escasos segundos, es espacioso, no se puede comparar con mi ático o nuestra casa, pero es agradable. En cada cosa que hay aquí puedo sentirla, aunque no veo ni una sola cosa que me la recuerde como tal más que un par de cojines de colores y unas fotografías donde aparece con sus amigas en el colegio — recuerdo esos tiempos —, pero se siente en el aire. Nos sentamos en un sofá rojo y dejo que ella se recargue en mi pecho.

—¿Kate no está aquí? — gira un poco su cara la veo arrugar su entrecejo un poco y luego se pone pálida como si cayera en cuenta de algo.

—Dios... Christian, a Kate no le gustara que hallas venido sin avisar — suspira — va a reaccionar mal, realmente mal.

La suelto de mi abrazo y luego la insto para que se gire y que quede frente a mí.

—Se dé la existencia de Ava — abre sus enormes azules ojos como platos — mi sobrina.

Abre y cierra la boca, la he dejado sin palabras. Se que no querían que mi familia se enterara, debo reconocer que Elliot fue un auténtico hijo de puta, pero me emociona un poco conocerla y sé que mi familia, principalmente mis padres morirían de la alegría con solo saber que existe. Y por lo que vi Elliot realmente está arrepentido por la manera tan horrible en la que actuó y se que ya ama sin conocer a esa pequeña que él cree no se merece — aunque es un poco verdad — pero ¿Quién no se ha equivocado en la vida? ¿Quién tiene la potestad para juzgar y condenar a alguien? Reconozco que lo que mi hermano hizo es demasiado bajo y repugnante, pero se arrepintió de su manera de actuar, ahora comprendo su manera de actuar, su alocada vida, era su forma de sobre llevar su dolor y de encontrar la manera de llenar ese vacío que le quedo cuando sus mujeres se fueron. Yo más que nadie se como se siente ese vacío que genera tanto frio que cala los huesos.

Mi pequeña Anastasia Steele :::::::::: TERMINADA ::::::::::::Donde viven las historias. Descúbrelo ahora