128. Las heridas sanan con el tiempo.

10.7K 828 167
                                    

Siento que es hora de decir adiós.

Acabar con esta larga tortura y con esta espera tan dolorosa.

Sigo atorada en los sentimientos, en los recuerdos que son tan crueles y vivos que a veces, cinco de siete días, no puedo irme a la cama por miedo a soñar contigo. Como si el solo hecho de pensarte a todas horas no fuera suficiente martirio.

Cuando te enamoras nunca crees que se convertirá en un infierno. Todo es tan perfecto que ignoras la posible catástrofe. Pero he estado en varios ya, en largos e interminables infiernos. Algunos llegaron a ser dulces escenarios, podía sobrellevarlos. Pero esto es imposible de manejar. Estoy estancada.

Cada vez que respiro me pregunto en qué parte del mundo estarás.
El collar aún lo tengo, pero es la simple visión del colgante lo que me hace dejarlo otra vez entre prendas viejas por la amargura solitaria que se me instala en todas partes.

Tú no entiendes el dolor por el que estoy pasando, pero deberías. Deberías poder sentir todo lo que no me deja dormir, todo eso que pienso y que es tan, pero tan terrible. Alison ya no está y en parte me alegro. Elizabeth dice que está mal que hable así. Pero quiero decir, tantos años en sufrimiento tenían que parar en algún momento, ¿no crees tú?

No tengo el coraje para contarle esto a ella, o a los psicólogos, pero incluso ahora que el juicio resultó a mi favor me siento peor. ¿Cuál es mi propósito en todo esto? ¿Qué sigue? Me hubiera encantado tenerte aquí para que me lo dijeras, que todo resultaría bien y... Bah, ahí voy de nuevo poniéndote en un jodido pedestal. Sabes, prefiero creer que te odio cuando mi cabeza te extraña como mil demonios. Cuando me tiemblan las manos, y tengo escalofríos a mitad del mediodía porque se me pasó por la mente que existías. O, todavía peor, que ya no.

Me aterra no saber. Me avergüenza querer odiarte y que tal vez ya no estés. Pero sí que estás, siento que sí.

En fin, dejé de escribir esto hace dos semanas pero aquí volví. Resulta que tengo un grave caso de estrés postraumático, quién lo hubiera dicho ¿no? Pues bueno, lejos de unas variadas cuestiones mentales más, desarrolladas durante estos años, me siento bien. Estaba en medicación constante, pero había dejado de estar del todo segura de lo que ocurría a mi alrededor así que, entre tú y yo, dejé varias píldoras y las sustituí por otras. Encontré a una agradable mujer que vende cosas muy interesantes. Caras, pero muy buenas. Si hasta estoy escribiendo esto, ¿no te parece genial? No faltará para que Elizabeth sospeche, no estoy siendo muy precavida, pero la verdad es que dejó de importarme. Hay una parte de mí, quién pensé que era, que está muy pero muy lejos de aquí. Que se está ahogando en vaya a saber cuánta mierda y no pienso hacer nada al respecto.

Las cosas están mejor así, digo, sé que mencioné algunas situaciones nada alentadoras pero estoy aprendiendo a acostumbrarme al vacío de tenerlo todo y no comprender nada.

No es tan agobiante cuando dejas de sentir la mayoría de cosas que una persona promedio siente. Al menos no duele como dolía. El que no estés, digo. Una que otra noche pensar en ti me provoca tantas ganas de llorar que debo recurrir a mis poco saludables métodos de auto ayuda. Reírme mientras escribo esto no dicta nada sano, ya sé, pero todo es tan gracioso ahora. Encarcelé a mi padre, dejé la universidad, Alison murió, los psicólogos me persiguen como cuervos, y encima del hecho de que mi novia me abandonó como una cobarde también consumo sustancias tóxicas.

Te adjunto un par de fotos actuales, por si se te da por regresar y olvidaste mi cara. ¿Te imaginas? ¡Sería chistosísimo! Aquí estoy con Claude pasando el rato.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora