99. Te dejaré antes.

9.8K 1K 605
                                    

Kara.


—¿Entonces? —dijo Maggie cuando me había terminado mi segunda porción de pizza. Había vuelto con un hambre voraz pero con una energía que me desbordaba—. ¿Ya me dirás qué demonios hiciste?
—¿Qué quieres decir?

Le sonreí, sin entender porqué. Por qué sentía que la adrenalina todavía corría en mis venas, por qué necesitaba seguir moviéndome. A pesar de la confusión de las últimas horas, las conversaciones con Lena y demás... sonreí con más picardía. Me gustaba alterar a Maggie. Las caras que hacía cuando no podía descubrir qué ocurría me divertían.

—Ayer te desapareciste.
—Claro que no —Maggie entrecerró los ojos, sentándose en el sofá de en frente.
—¿En dónde estuviste?
—Estás siendo ridícula.
—Era viernes —espetó con una expresión de que ya estaba poniéndose en modo Sherlock Holmes—. Y jamás, jamás, jamás te ausentas en nuestra noche de videojuegos.
—¡Maggie!
—Perdí tres coches porque tú no apareciste online y tuve que recurrir a Alex —su tono era de exagerado enfado y casi me reí en su cara.

Era cierto que cada viernes nos poníamos a jugar videojuegos en línea y ninguna de las dos faltaba a la épica sesión, pero... Bueno, debí haber pensando en una excusa antes. Cuando sentí que mi fachada comenzaba a deshacerse de a poco respiré hondo.

—Tienes que prometerme que no vas a comenzar a imaginar cosas que no son —le advertí dejando la pizza a un lado. Maggie asintió vagamente y aunque no  estuve segura de todos modos hablé—. Estuve con Lena anoche.
—Oh, por dios, ¿te acostaste con ella?
—Te dije que n...
—¿Lo hicieron en su mega jacuzzi? ¿Te bailó sensualmente al compás de la lluvia y los truenos?

Me la quedé mirando incapaz de saber si estaba hablando en serio o bromeaba. Cuando el brillo que conocía desde hace tiempo apareció en sus ojos casi le lanzo el almohadón más cercano.

—Tienes una mente muy perturbada y en serio empiezo a temer por Alex. Pero no, no hicimos nada de esas cosas —Maggie se cruzó de brazos y se dejó caer sobre su espalda, mirándome como si me hubiera convertido en la peor de sus decepciones.
—¿Cómo es que... ? Pero...
—No sé en qué planeta vives tú pero en el mío es perfectamente normal si lo único que sucede entre Lena y yo es...
—¿Es qué?

Exhalé pesadamente y decidí contarle todo lo que había pasado desde la oficina hasta la absurda, pero nada incómoda, estadía en su casa. Le dije sobre la intención de Lena de darme una oportunidad para arreglar las cosas entre nosotras, de que en serio parecía querer intentarlo. Por supuesto omití todo lo relacionado con su enfermedad y mi propia escena donde perdí el control y me largué a llorar.

Maggie se dejó caer más en el sofá y se llevó los dedos a los labios hasta que, después de unos minutos, abrió la boca:

—¿Entonces nada de sexo? —mi expresión la hizo levantar las manos en defensa—. Bien, vale, es... Es que todo parece tan pronto y extraño.
—Lo sé.
—¿Por qué de repente quiere dejarte volver a su vida? Las dos sabemos cuánto la heriste —hizo una mueca a modo de disculpa y suspiró. Ya no tenía una mirada burlona, señal de que el tema era serio hasta para ella—. Lo que quiero decir es que la dejaste como no se supone que dejas a la persona que quieres. Le hiciste más daño yéndote sin explicaciones que por haber terminado con ella y eso es mil veces peor. ¿Así que por qué? Sé que pasaron seis años, las dos deberían haberlo superado y sin embargo...

Bajé la mirada a mis manos. No era mi derecho hablar sobre lo que Lena estaba pasando, cuando ella lo quisiera así sería y por lo tanto yo tendría que ser paciente. Pero tampoco me gustaba lo que mi amiga pudiera llegar a imaginar.

My Yellow Sun; Supercorp.Where stories live. Discover now