Epílogo

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Si hay amor, solo siéntelo.

Y si hay vida, la veremos.

Este no es momento para estar solo.

No te dejaré ir.

     Jongin volvía a tener el cabello con su color natural, se había apresurado con su compromiso del grupo de danza de adolescentes que tuvo el sábado por la mañana

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     Jongin volvía a tener el cabello con su color natural, se había apresurado con su compromiso del grupo de danza de adolescentes que tuvo el sábado por la mañana. Era medio día y llegaba a tiempo para almorzar en su hogar. No cambiaría por nada del mundo sus almuerzos en casa.

     En cuanto abrió la puerta, un pequeño terremoto de cinco años se lanzó a sus brazos, él lo recibió con un abrazo y luego lo lanzó por el aire y lo giró un par de veces mientras el niño se carcajeaba, sin miedo alguno. En cuanto lo dejó en el piso otra vez, su hijo corrió hacia la cocina.

     Así era Maddox, parecía que nunca se cansaba, todo el día estaba jugando, corriendo, preguntando cosas. A excepción de las veces en las que enfermaba de gripa o se caía y lastimaba un poco, entonces se lanzaba a los brazos de alguno de sus padres buscando ser consentido hasta el cansancio. Odiaba comer huevos, Kyungsoo había intentado por todos los medios posibles que aprendiera a comer de todo, pero el niño era terco como él solo y detectaba el sabor del huevo por más que lo disfrazara entre otros alimentos. Cuando intentaban obligarlo a comer lo que más odiaba, se cruzaba de brazos y arrugaba su carita. Si papá Kyungie lo regañaba mucho, se ponía a llorar de modo tal que para la mayoría de las personas era imposible pararle excepto para Jongin.

     Jongin era un experto en tratar con las emociones displacenteras de Maddox, siempre sabía qué lo molestaba, cuál broma hacer para distraerlo, cómo lograr que dejara de llorar. Kyungsoo siempre se sorprendía de la facilidad con la que su esposo obtenía resultados de Maddox. Jongin decía que él recordaba la sensación exacta de ser un niño enojado, por lo que...

     —¿Ya comiste? —preguntó Kyungsoo.

     —No y muero de hambre —respondió antes de darle un gran beso en los labios—. Podría comerte ahora mismo.

     Kyungsoo sonrió, captando el doble sentido de la frase. Luego, fue a servir comida para los tres. Acomodó a Maddox en su sillita y le alcanzó su tacita con fideos, pero el niño volvió a echarse a correr por la sala.

    —Jonginie, ven a sentarte. Sabes que si no lo haces, es imposible que Maddox coma algo.

     Jongin terminó de cambiarse de ropa, cargó a Maddox en su regazo y se sentaron a comer.

     —Papi Ninie, hice un regalo para ti.

     Kyungsoo le pasó una hoja de papel con el dibujo de Maddox, no había heredado el talento de Leah, definitivamente, quedaba claro que no compartían la misma sangre, pero se notaban varias figuras en la obra de arte.

La danza del huérfano [Fanfiction EXO-KaiSoo/SooKai]Where stories live. Discover now