La danza del huérfano [Fanfiction EXO-KaiSoo/SooKai]

Cap 22. Fortuna de barrio

  Cómo quieres ser mi amigo,

si por ti daría la vida,

si confundo tu sonrisa,

por camelo si me miras (...)

Tú no sabes conservar la distancia

y dejar que el agua fluya.

(Cómo quieres ser mi amiga, Jarabe de palo)

     El barrio La Fortuna no tenía nada de riquezas y las personas que vivían ahí no eran afortunadas, de hecho, podría decirse que ninguna era feliz. Estaba dividido en cuatro cuadrantes llenos de varias casas en condiciones precarias y departamentos de dudosa categoría. Las personas que habitaban ahí eran atormentadas por la pobreza y la delincuencia. Muchos de ellos eran también los propios delincuentes que se peleaban entre sí por cuadrantes, era común que por las noches se escucharan gritos y una que otra bala suelta. Tenían dos abastecedores cuyos dueños vendían los abarrotes básicos y algunas sustancias ilegales que eran más que todo, lo que mantenía el negocio. Había una licorera en la esquina del último cuadrante donde noche por medio ocurría una pelea. En el primer cuadrante funcionaba un prostíbulo pequeño y nada glamoroso. Algunas de las mujeres que trabajaban ahí tenían sus casas en el mismo barrio. Y en el segundo cuadrante, tenían su nido de amor La Chula y Jo Kwon.

     La familia de La Chula había sido desde todo punto de vista disfuncional: un padre al que no se le había perdonado contraer matrimonio con una mujer extranjera y de familia pobre. En cuanto lo abandonó su pareja se volvió alcohólico y agresor. Hermanos mayores que abusaban de los menores. Todo un lío. La Chula quién había sido bautizado bajo el nombre de Kim HeeChul, escapó en cuanto cumplió dieciocho años de edad. Empezó a trabajar en los bares, dormía con cualquiera que lo invitara a casa hasta que un buen día conoció a Jo Kwon y se enamoraron.

     Jo Kwon, en cambio, era hijo de una familia tradicional a la que no le faltaba dinero, tenía un título de bachiller universitario en sociología y había practicado en competencias de natación cuando era adolescente, pero una tarde anunció a su familia que empezaría a vestir con tacones y a salir con hombres y lo corrieron de casa. Actualmente, trabajaba con su pareja, haciendo shows en los bares, a veces también redactaba tesis y las vendía a estudiantes vagabundos cuando necesitaban con carácter de urgente algún dinero extra.

     Jongin solo había entrado a La Fortuna estando acompañado. Siempre y nada más que para pequeñas visitas por lo que nunca lo había meditado demasiado, pero hace tiempos que no había vuelto y ahora que lo hacía, podía sentir con más fuerza la miseria del lugar, el aire viciado de las calles y la inseguridad palpable. Sus amigos escucharon su historia y le permitieron quedarse con ellos hasta que consiguiera otro sitio.