La danza del huérfano [Fanfiction EXO-KaiSoo/SooKai]

Cap 40. Catarsis

  Es por ti que nunca más me arriesgaré.

Es por ti que he aprendido a jugar del lado seguro

para que no me lastimen más.

Es por ti que me es difícil confiar

no solo en mí sino en todos los que me rodean.

Es por ti que tengo miedo.

(Kelly Clarkson, Because of you)

     Jongin llegó al hogar infantil y el encargado de seguridad le abrió inmediatamente las puertas después de reconocerlo.

     —Solo necesito hablar un momento con Erik —informó con un tono de voz aplanado y el rostro pálido—. Es urgente.

     Fue a la oficina del director quien estaba dando el último vistazo en el pasillo de los más pequeños y apresurado, empezó a buscar entre todos los expedientes el suyo. Lo que le había dicho la madre de Kyungsoo se parecía peligrosamente a sus pesadillas, esas que reprimía en cuanto abría los ojos, pero entonces, ¿cómo era posible que ella lo supiera? Necesitaba ver el expediente por sí mismo y verificar que sus sospechas no eran reales, asegurarse de que tan solo eran ideas que habían salido de sus fantasías infantiles, solo eso.

     —¿Ya viste a Jongin? —preguntó el de seguridad al director— Hace un rato entró buscándote.

     Inmediatamente Erik supo que algo no andaba bien, corrió hasta su oficina y lo encontró entre un lío de papeles  leyendo su expediente. El joven empezó a lanzar al aire todas las cosas a su alcance, aunque Erik intentaba detenerlo no lo conseguía, armó tal escándalo que pronto llegaron Anna y algunos de los ayudantes quienes junto al encargado de seguridad intentaron sujetarlo, pero el bailarín se revolcaba con tal fuerza que les impedía pararlo. Mandaron llamar a la enfermera y también a una psicóloga. Finalmente la fuerza de Jongin empezó a flaquear, sin embargo, la enfermera no podía acercarse sin que él empezara a berrear otra vez. Erik logró sujetarlo cuando el muchacho se derrumbó en el piso y empezó a vomitar.

     —Tranquilo, Jongin, tranquilo... Ahora estarás bien, ¿lo sabes? Estoy contigo, nadie te va a hacer daño. Tranquilo...

     Jongin se aferraba a él con fuerza, temblaba mucho y una capa de sudor frío empapaba su ropa. La psicóloga y la enfermera concordaron que lo mejor era darle un calmante y cuando esta última se acercó a él, él empezó a patalear de nuevo. Esta vez tuvo que ser sometido entre el hombre de seguridad, Erik, la psicóloga y Anna. Jongin gritó tan alto que despertó a todos los niños.

     —¡Nooooo! ¡Déjame! ¡Me haces daño! —luego imploraba— Erik, dile que me suelte... ¡Me duele! ¡Me duele! ¡No quiero que me toque!