La oscuridad poco a poco empezaba a envolverme, así como también la creciente marea alrededor mío. Mis ojos reclamaban la falta de humedad, ya que esta había desaparecido de tanto llorar. La solución, aún no había llegado a ella. Bueno, de hecho ya la tenía y era muy simple; elegir a uno. Pero, ¿Cómo elegir entre dos personas tan maravillosas? Es como si me pidieran elegir entre el oxígeno y el agua para poder vivir, ambos son indispensables.
No sabía qué hacer, ya no podía seguir jugando ni con los chicos ni con mi corazón. Pero era tan difícil, ambos eran especiales, cada uno a su manera, pero lograban dejar una impresión en mi corazón, muy difícil de borrar.
Niall, Él fue amor a primera vista, cuando lo vi fue más que obvio. Sentí mariposas, me sudaron las manos, me puse nerviosa, lo quise besar en el momento en que lo conocí. Al estar con él, todo es perfecto, con el puedo ser yo misma, nada que ocultar o pretender. Amarlo era tan fácil, y a su lado me sentía tan especial.
Luego, tenemos a Liam, ese chico que alguna vez creí odiar, pero realmente amaba. Talvez era muy tonta, u orgullosa como para realmente notarlo. Y ahora, se había vuelto tan especial, más de lo que ya era. Liam, en una palabra es perfecto y lo amo.
¿Les parece una situación complicada? Bueno, lo es y mucho. Pero tengo que decidirme, aunque no sé cómo rayos lo voy a hacer.
Entré a la suite, y obviamente por mi rostro las chicas se preocuparon. Me bombardearon con miles de preguntas, pero yo solo las ignoré. No estaba de ánimos. Cerré la puerta de golpe y le puse seguro, luego me tumbé sobre mi cama. Cerré los ojos, sentí el cansancio invadir mi cuerpo así que no lo pensé dos veces y me entregué a los brazos de mi amado Morfeo.
*Al día siguiente*
Un rayo de luz se coló por la ventana. Abrí los ojos ante esa repentina luz. Me giré y vi el reloj. Eran las 9:00 am. Me incorporé en la cama, con un ligero dolor de cabeza, no vi a Gabby, así que supuse que ella ya se había levantado.
Si me preguntan si descansé, la respuesta es no. La noche estuvo llena de pesadillas en las cuales me veía obligada a elegir a uno de los chicos y a la misma vez ver como el otro sufría. No eran imágenes muy lindas que digamos, pero de algo estoy segura, necesito una solución…YA.
Tras tomarme unas pastillas para el dolor de cabeza, me levanté perezosamente de mi cama. Me dirigí algo adormilada hacia el baño. Tomé una ducha caliente y me vestí. Era un día precioso, así que me puse un lindo vestido veraniego naranja con estampados blancos. A pesar de todo, tenía una actitud algo optimista.
Luego de unos 45 minutos, sonreí por última vez a mi reflejo en el espejo. Al salir de mi habitación me sorprendí de verla vacía. Supuse que las chicas estarían en la suite de los chicos, así que respiré hondo, tragué saliva y abrí la puerta que unía ambas suites. Nada. Eso fue lo que vi. Estaba vacío.
-Donde demonios se metió todo el mundo.
Algo frustrada, regresé a mi habitación. Cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella. Paseé la mirada por la habitación, y ahí vi algo en lo que no había reparado antes. Sobre la mesita había un pequeño sobre blanco. Talvez no soy la persona mas curiosa del mundo, pero… ¿A quien engaño? Si soy curiosa, y mucho. Asi que me apresuré a coger el sobre. Cuando lo abrí, solo había 3 cosas escritas.
“Muelle, 10 am
L y N”
No era un mensaje muy difícil de descifrar. Tras leerlo dos cosas pasaron por mi mente:
1) Era hora de afrontar mi realidad.
2) ¿Cuál es la afición de ir a bendito muelle?
Tras leer el mensaje un par de veces, me alarmé. El mensaje decía 10 am y ya eran las 10 y 15. Tenía que apresurarme
