Me tomó de la mano y me llevó –bueno me arrastró- hasta su casa. Una vez que llegamos a la puerta, estrujó mi mano con fuerza y la abrió.
La casa era realmente hermosa, nunca había reparado en ella y definitivamente me sorprendí de porque no lo había hecho. Cuando entramos la casa estaba impecable y un delicioso aroma a canela inundaba la sala.
-Niall, ¿eres tu?
-Si mami, estoy en la sala.
A un costado de la sala, salió de un pasillo una mujer, la madre de Niall, asumí.
-Hola!- dije extendiéndole la mano- soy ____ Grillet. Es un placer conocerla Señora Horan.
-Hola _____- me abrazó- Pero no me llames “Señora Horan”- dijo al soltarse de mi abrazo- me hace sentir vieja, mejor dime Maura.
-Ok – sonreí- mucho gusto Maura.
-Me parece mejor. Entonces ¿te nos unirás para almorzar?
-Yo –vi a Niall, el asintió- estaría más que encantada.
-Perfecto, entonces pónganse cómodos, mientras está la comida. Ahora si me disculpan, tengo algunas cosas que hacer. Nos vemos dentro de unos momentos.
-Claro- respondió Niall.
-Fue todo un placer conocerte ______.
-Lo mismo digo señ… Maura- reí
La rubia me sonrió y luego desapareció por una puerta.
-Me cayó muy bien, es muy simpática- dije volviéndome hacia Niall
-Y espera a que conozcas a mi padre- puso sus manos alrededor de mi cintura.
Sé que tengo muy poco de conocerlo, per resistirse a Niall, es como tratar de detener la lluvia con las manos, imposible.
Nos quedamos viendo por unos instantes, pero sus ojos azules, simplemente eran demasiado para mi. Me perdía en ellos. Cuando me di cuenta, me encontraba a milímetros de su rostro.
Su respiración tan cerca de mi rostro, era embriagante. Mis ojos recorrían el camino de sus ojos a sus labios una y otra vez, así como su mano izquierda se daba un recorrido por toda mi espalda. Puse mis manos por detrás de su cuello, jugando con su cabello entre mis dedos. Él se acercó un poco más a mí, haciendo aún más corta la distancia entre nuestros rostros, pero más importante aún, nuestro labios.
Por un segundo dudé sobre lo que estaba a punto de hacer. Niall se dio cuenta, porque en un segundo me aferró con aún mas fuerza a su cuerpo.
-No haré nada que no quieras- susurró sobre mis labios.
Con eso bastó para hacerme recapacitar. Me puse de puntillas y besé la punta de su nariz.
-Tendrás que ganártelo-
-Así me gusta- me sonrió.
Me tomó de la mano y me llevó a hacer un recorrido por su casa, que era en verdad hermosa. Luego de pasar por la piscina, me llevó a su habitación.
-Y aquí es – abrió la puerta- donde duermo.
Entramos a una, muy espaciosa, habitación que para ser personas que se acababan de mudar estaba muy ordenada. Aún habían algunas cosas en cajas, pero la mayoría estaba fuera, en lo que yo asumo que era su lugar. Lo que no pude pasar por alto fue la enorme bandera de Irlanda, que estaba colgada sobre su cama.
-¿Amor a la patria?- rei
-Hay que estar orgulloso de tus raíces, ¿no?
-Cierto.
