Mi castigo por pintar para Johanna fue suspendido hasta que mi nueva entrevista con Caesar Flickerman sea grabada, o al menos eso fue lo que uno de los azules le advirtió a Wells cuando intento de ejercer disciplina sobre mi.
—¿Vas a continuar tus negocios con Snow?— inquiere Johanna horas mas tarde
—Necesito tener una garantía. Necesito intentar...—
—¿Protegerla? Ella no necesita protección Peeta
—Solo quiero asegurarme que tenga una oportunidad si la rebelión no resulta. Ella esta en medio de todo esto, la están usando, así como el capitolio se dedicó a usar a sus vencedores— le digo a pesar que se que no es el mejor ejemplo para hacerme entender pero es lo que realmente pienso.
—No es lo mismo. No lo compares, nada puede compararse— murmura Johanna
— Lo es, tal vez aun no es tan evidente, pero es así. Katniss no se prestaría para ser el rostro de una rebelión, solo le interesa proteger a su familia y ponerla en el ojo de la tormenta no la ayuda a cumplir esa tarea.—
Al siguiente día un par de agentes de paz me despiertan arrojándome agua helada dejándome completamente empapado, y con el ardor de las heridas que no lograron sanar. La avox es la siguiente en llegar esa mañana, trajo con ella mi nueva prótesis (los vencedores de una pierna no son suficientemente atractivos para ser la cara del capitolio), una toalla y un paño húmedo con el cual limpia mi rostro de la manera mas protectora
—No tienes que hacerlo— le digo tomando de su mano que ahora limpiaba mi frente.
—Quiero hacerlo. Me gusta cuidar de alguien decente para variar— escribe ella y sonríe ampliamente Luego de unos cuantos tirones le permito que continúe con su tarea. Luce tan en paz, tan calmada, como si viviera una vida común y corriente. No puedo entender como es que aun mantiene su espíritu intacto.
—¿Qué?— escribe ella en su tablilla
—Solo me preguntaba cómo es que haces para estar así, cómo pudiste aislarte de todo lo malo.— le comento y ella deja que sus ojos se posen sobre los mios y piensa durante un largo rato hasta que por fin escribe
—Tuve a mucha gente como tu. Los tributos. Todos están muertos, pero encontré un poco de paz entregando generosidad, sabiendo que al menos antes de morir recibieron algo de humanidad en el Capitolio.— espera hasta que termine de leer y vuelve a escribir —Suena tonto, o ingenuo lo sé pero asi son las cosas. Yo solo puedo ofrecerles amabilidad y ellos solo pueden recibirla y esperar a morir. Las cosas son como son, ellos son tributos, yo soy una avox —
—Eres mas que eso— le digo sintiéndome avergonzado, sintiendo la misma vergüenza que mi padre sentía, la misma culpa que él se atribuía. Tengo el poder de intentar cambiar las cosas, pero solo observo como todo sucede, solo observo por miedo a las repercusiones que podrían tener en la persona que amo —Eres muy fuerte, tal vez mas fuerte que cualquier vencedor— le comento y ella me mira con severidad
—No te estarás dejando vencer ¿Verdad?—
—No, tu has sufrido años de esto y aun eres una luz de esperanza, creo que puedo aguantar un par de meses— le respondo sonriendo, aunque la idea de padecer estás torturas por meses hace que un escalofrío recorra mí espalda.
La hora de la entrevista se acercaba y todo estaba planeado hasta el ultimo segundo. Apenas Lavinia terminó de limpiar con cuidado mis heridas y volver a colocar un poco de ungüento en mi cuerpo, mi equipo de estilistas entró en la habitación luciendo mas abatido que nunca. Portia mantenía su actitud sumisa y callada, vestía un vestido gris con mangas tres cuartos, y aun continuaba con su tic nervioso tironear el dobladillo de la manga intentando de bajarlo a la muñeca. Apolline, la encargada de mi cabello y maquillaje se veía mas delgada, solo me dirigió la mirada mas agresiva y de desprecio y siguió con su trabajo como si nada. Una vez que mi cabello y maquillaje estuvieron listos Apolline desapareció por las puertas sin decir una palabra
—¿En algún momento me perdonará?— le pregunto a Portia que continuaba con la mirada en el suelo mientras me alcanzaba el atuendo para esta nueva entrevista
—Si, cuando se dé cuenta de que no es culpa tuya— murmura ella
—Portia ¿Estas bien? No te están maltratando ¿o si?— pregunto preocupado intentando de encontrar su mirada pero ella continua escudriñando el suelo como si fuera el lugar más interesante de la habitación.
—No mas que a ti— responde ella soltando una pequeña risa y levantando su rostro por primera vez. Sus ojos se ven distintos, más oscuros, es como si sus pupilas estuvieran dilatadas —Déjame ayudarte con eso— me dice mientras empieza a arreglar el cuello de la camisa que resulta una tarea difícil debido a el dolor que siento en el pecho.
—¡Qué están haciendo!— exclama mi estilista horrorizada mientras se aparta rápidamente de mi mientras se cubre la boca con la mano
—¿Qué sucede?— pregunto acercándome a ella atemorizado por lo que sea que ella haya visto. Portia levanta la manga de su vestido y me enseña un sector enrojecido, con pequeñas venas color violeta oscuro y un claro punto de alguna especie de inyección
—¿Qué es lo que estuviste viendo?— pregunta ella poniendo ambas manos en mi rostro asustándome aun mas ¿Qué es lo que le hicieron a Portia? ¿Qué es lo que teme que me hagan?
—Nada. No vi nada, solo me hicieron lo que ves, nada mas ¿Qué esta pasando Portia? Necesito saber— le digo insistente
—Tal vez, tal vez no lo hagan contigo... No, no creo, te necesitan cuerdo... Te necesitan— balbucea ella completamente ausente
—Es hora— anuncia Whitman el agente de paz que estuvo presente conmigo mientras mi estadía en el capitolio fue "placentera". Entra en la habitación y me obliga a caminar, miro hacia atrás al afligido rostro de Portia que aun no puede sacudir ese terror que solo ella conoce.
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Las luces del estudio son cegadoras a comparación de la tenue iluminación en el cuarto de cristal, miro al suelo para evitarlas. También presto especial atención a cada paso que doy, intentando de descifrar si se podrá notar que mi pierna es nueva, que no puedo moverla bien por el dolor de los centímetros extras que fueron amputado hace solo unos días. Whitman me entrega una nota mientras esperamos que la entrevista inicie, es en ese momento que noto el ligero temblor en mis manos ¿Hace cuanto que lo tengo? ¿O es que el miedo de Portia se alojó en mi cuerpo como si fuera un virus en un nuevo huésped?
"Nada de trucos. Mi palabra se mantiene en pie siempre que cumplas con la tuya. Presidente Coriolanus Snow"
Las cámaras se encienden y el show comienza nuevamente con las marionetas favoritas del capitolio.
—Peeta, dime como te esta tratando el capitolio— pregunta Flickerman
—Magníficamente— respondo esbozando una sonrisa —No había tenido la oportunidad de disfrutar de todo lo que tiene para ofrecerme— agrego y la sonrisa de Caesar se desvanece por unos imperceptibles segundos
—Maravilloso ¿Cuáles son esos placeres que te ha tocado disfrutar?
—Música en las noches, todas las noches. Nuevas adquisiciones— digo y toco mi nueva prótesis de manera nerviosa —pintura...
—Bien, bien, muy bien... No se si has estado al pendiente de las ultimas noticias de los rebeldes, se rumorea que Katniss Everdeen es el símbolo de la "revolución", la cabeza de la rebelión por así decirlo— dice mientras se escucha un murmullo general de desaprobación —Se dice que es la protagonista de propaganda insurgente alentando a los distritos a tomar armas contra el gobierno—
—Están usándola, obviamente-— respondo sin dudas —Para avivar a los rebeldes. Dudo que ella realmente sepa siquiera que esta sucediendo en la guerra. Lo que esta en juego—
—¿Hay algo que te gustaría decirle?— Pregunta Caesar
—Lo hay— respondo y miro directamente a las cámaras —No seas tonta, Katniss. Piensa por ti misma. Te han convertido en un arma que podría contribuir en la destrucción de la humanidad. Si has adquirido alguna influencia real, úsala para ponerle freno a esto. Úsala para detener la guerra antes de que sea demasiado tarde. Pregúntate a ti misma, ¿realmente confías en las personas con las que estás trabajando? ¿Realmente sabes lo que está sucediendo? Y si no es así... averígualo.—

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Sinsajo perspectiva de Peeta Mellark
FanficEste fanfic de Sinsajo es narrado desde el punto de vista de Peeta Mellark. Es una versión realista de lo que él vivió (al menos lo que yo imagino)en el Capitolio y el distrito 13, por lo tanto contiene escenas de violencia y torturas poco detallada...