El cuerpo de Johanna empezó a temblar involuntariamente, sabía del tiempo más que ella en su conciencia, su cuerpo sabía que el terror de la noche se acercaba. Sus manos se hacían un puño estrujando la tela de sus pantalones, intentaba de frenar el reflejo de su cuerpo, pero era inútil.
Mi habitación aun permanecía dividida en dos, con el panel intermedio que no permitía avanzar mas allá ¿Por qué lo mantenían de esta forma? Era inevitable pensar que algo estaba por suceder, hoy no era un día como cualquiera, me permitieron ver a Johanna, me mostraron a Annie vestida como Katniss para manipular mi cabeza… Hoy no era un día cualquiera.
Las puertas de la celda de Johanna se abrieron al mismo tiempo que las mias, cuatro personas ingresaron: dos agentes de paz, y dos personas que vestían batas azules con bordados dorados y acarreaban con ellas una camilla grande y una especie de mesita metálica con ruedas de la misma altura que la camilla. Johanna se había encogido en posición fetal, aferrándose mas a ella misma mientras abrazaba sus rodillas.
—Podemos hacerlo por las buenas o por las malas ¿Qué es lo que vas a querer?— dice la potente voz de Wells, que fue la ultima persona en ingresar a la habitación. No llego a responder la pregunta cuando siento como su puño hace contacto con mi estomago quitándome todo el aire y haciendo que me encoja de dolor. Los agentes de paz se ubican a mis costados y me toman por los brazos para subirme a la camilla, me atan los tobillos, las muñecas, el torso e inclusive la cabeza con gruesos trozos de cuero.
El proyector que se encontraba en lo alto de la pared empieza a funcionar mostrándome imágenes de Katniss y mias en nuestros primeros juegos. Una de las personas en bata azul se acerca a mi y me inyecta algo al costado de mi cuello, a penas si siento un ligero pinchazo, no es nada, pero temo lo que la sustancia pueda provocar en mi cuerpo en unos minutos.
—¿Qué es eso?— pregunto agitado al intentar mover mis brazos inútilmente
—Solo un suero, no te preocupes es tan solo preparación para algo mucho mejor…— responde Wells —Fíjenla al suelo que quiero mostrarle a su aliada.
Los agentes de paz se agachan a mi costado y leves clicks provenientes del suelo se escuchan con claridad.
—Veamos— dice Wells y empuja la superficie de la camilla en la zona donde están mis pies, se desliza como si las patas traseras se deslizaran a donde están las delanteras, dejándome como si estuviera de pie pero aun atado a la plana superficie metálica.—Bien... bien-—murmura Wells con una sonrisa en los labios mientras gira la camilla noventa grados dejándome mirando hacia la celda de Johanna. —El día de hoy no nos divertiremos tanto con la…feroz Johanna Mason— espeta el jefe de torturas. Continuo forcejeando con las cuerdas de cuero que me retienen, mi cuerpo pelea para liberarse por reflejo más que por la certeza de saber que podría zafarme. No podría. Pude captar tan solo un vistazo de como un hombre tenía la mano metida por debajo de la camiseta de Johanna —No disfruta tanto con las asignaciones como lo hacía antes, es casi aburrido… casi— espeta riendo.
—¿Qué es lo que le hicieron?— pregunto horrorizado ya que Johanna se ve inmóvil y ausente en la mirada.
—Ella también tuvo una dosis ahora, le encanta quedarse tiesa como un cadáver así que decidí aligerarle el trabajo. Es increíble lo que pueden hacer con el veneno de rastrevispulas— responde con fingida admiración —Ya lo veras. Creo que llegamos a la hora justa para un baño— dice Wells mientras un cilindro asciende de un costado de la habitación de Johanna hasta llegar a la altura de un metro. Los hombres en batas azules empiezan a colocar lo que parecen ser cubos de hielo hasta llenar casi por completo aquel cilindro, luego el tubo asciende medio metro mas, y uno de los agentes de paz toma el inmóvil cuerpo de Johanna y la mete allí. El cilindro adquiere una altura superior a la de Mason y empieza a ser llenado de agua, a pesar de que su cuerpo se encuentra inmovilizado sus reflejos aun reaccionan haciéndola tiritar de frio. El panel metálico que impedía ver hacia el otro lado asciende nuevamente evitando que vea la tortura que estaban a punto de perpetrar, pero sabiendo lo que estaba por suceder. Wells vuelve a girarme nuevamente, me coloca frente a la mesa que tienen una especie de paño azul encima ¿Qué es lo que cubre?
—Veremos como se las arregla la señorita Mason para respirar— dice mi guardia inhalando ruidosamente —¿Veamos que tenemos aquí?—
—¿Por qué haces esto? ¿Qué es lo que te dan a cambio?—
—Amordácenlo. No estoy de humor de escuchar gritos esta noche.—
—¿No puedes responder eso? ¿Una simple pregunta? No puedes explicarte tan solo…— mis palabras son interrumpidas cuando uno de los azules me amordaza colocando un rollo de cuero duro entre los dientes y atándolo alrededor de mi cabeza.
—Eso esta mejor. No tengo que explicarme, es parte de la evolución, sobrevive el mas fuerte, y los débiles pueden servirnos para que nosotros les ayudemos a sobrevivir— responde el fríamente sin asomo de duda. No puedo creer que de verdad crea en eso, suena como alguien del distrito dos, un “guerrero” criado tan solo para usar la fuerza.
—Que casualidad— exclama Wells al ver la imagen del proyector, Katniss y yo en la apertura del Vasallaje vistiendo nuestros atuendos incandscentes —Parece que te gusta el fuego Mellark, y es exactamente lo que te voy a dar —espeta quitando el paño azul de la mesa y tomando una especie de vara gruesa arqueada en un extremo. Wells presiona unos pequeños botones al costado y una flama viva y larga sale de ella. —No te preocupes es tan solo una demostración ¿Qué mas tenemos? — murmura y empieza a levantar dagas de dos puntas, artefactos que no consigo a entender para que sirven pero alcanzo a ver que tienen filo o son punzantes —¡Ah! Mi favorita— exclama con un brillo siniestro en los ojos mientras levanta un hacha que logro reconocer como la que Johanna uso en los juegos hace unos días atrás. —¿Empezamos?—
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El dolor en mi torso hace que recupere la conciencia, pero me mantengo inmóvil por miedo a despertar los nervios que aún no envían señales a mi adormecido cerebro. Permanezco inmóvil en el suelo con la garganta seca y adolorida por los gritos que no lograban escapar debido a la mordaza.
La habitación esta completamente oscura pero puedo ver el pequeño bulto en la esquina ¿O es tan solo mi mente que lo recuerda? Lavinia creía que la prótesis en mi pierna estaba demasiado dañada, y yo también lo pensé ya que el daño era visible, pero varias, la mayoría de las conexiones con los nervios se mantenía ¿Fue eso? ¿O tal vez el dolor se debía también a algún elemento psicológico? No, sentí como el dolor resonaba en mis huesos, fue real. Wells tomó el hacha de Johanna y separó la prótesis de mi cuerpo con golpes violentos y errando al menos tres veces en la unión de los nervios de mi pierna, mutilando parte de lo que quedaba de mi pierna. Necesitaré una pierna artificial más larga si salgo de esto con vida.
Mi pecho ardía insoportablemente, se encontraba en carne viva ya que fue el blanco de los juegos de fuego de mi torturador. Él me pidió que hiciera nuevamente mi truco para no quemarme, tal y cual lo hice con mis trajes en ambas aperturas de los juegos. Si, Wells no solo se sentía satisfecho con ser el maestro en sus torturas, también necesitaba narrarlo.
Lo único que queda claro es que el trato de Snow se mantiene en pie, ya que Wells mantuvo ilesas las manos y el rostro. Los hombres en batas azules deben haber sido médicos, sanadores de alguna clase, ya que inyectaban cosas para mantenerme despierto, para mantenerme consiente durante toda la tortura. Al finalizar la sesión me inyectaron nuevamente algo en la nuca, en el mismo lugar donde Johanna había alertado que tenía algo raro
“Es tan solo preparación para algo mejor”
¿Qué nos están haciendo?

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Sinsajo perspectiva de Peeta Mellark
FanficEste fanfic de Sinsajo es narrado desde el punto de vista de Peeta Mellark. Es una versión realista de lo que él vivió (al menos lo que yo imagino)en el Capitolio y el distrito 13, por lo tanto contiene escenas de violencia y torturas poco detallada...