De Celebración: Parte I

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—¿Has oído los rumores? –preguntó Garreth de pronto, sentándose en la silla que estaba al lado de la cama de Arian. Estaba vacía, y desecha y la chica se encontraba peinando su cabello. Había pasado ya una semana desde lo ocurrido en la batalla. Sus heridas empezaban a cicatrizar y se sentía con muchas más fuerzas.

—Por si no te has dado cuenta, no puedo moverme de aquí. –comentó en un tono brusco.

—Tranquilízate. – comenzó– hablas como si yo fuera el causante de tu mal. ¿Tengo que recordarte que fui yo el que te sacó de ahí y te salvó la vida? No es mi culpa que tú sólita te hubieras entrometido en una guerra donde nadie te había llamado.

—Soy tan ciudadana de Rohan como tú, no tienes derecho a impedirme luchar para salvar a mi pueblo.

—La guerra es cosa de hombres. –Le soltó con dureza mirándola fijamente.

Las pupilas de Arian brillaban con estupor y furia. Puede que fuera ella la que hubiera empezado esta pequeña discusión pero Garreth se estaba metiendo con su orgullo.

—¿Ah si? ¿Y quién ha dicho eso? ¿Hay alguna ley que lo tenga por escrito?

—No, pero es algo que cae de cajón. Nosotros somos más fuertes, más bárbaros, más brutos. Vosotras sois muy delicadas y frágiles.

—Las mujeres somos tan capaces como los hombres de luchar. Si nos lo proponemos, podemos lograr cualquier cosa. –escupió con su cara roja de pudor.

Se acercó a él peligrosamente y fijó sus ojos en su rostro mirándole furtivamente. Él sonreía de forma automática, transportandose de nuevo a la época en la cual se burlaba de la pobre niña  guerrera, incomprendida por la sociedad.

Mientras Arian viaja hasta el tiempo en el que deseaba estampar su huesudo y porcelánico puño en el rostro burlón y bronceado del niño que le hacía la vida imposible.

Algunas cosas simplemente nunca cambian.

—Vamos, ¿a qué esperar? Sé que lo estás deseando. –susurró con sorna el chico.

—Si lo hago, ¿quién me parará después?

Al ver que ella no movía ni un musculo, Gareth dijo:

—¿Estás desaprovechando una grandiosa oportunidad para pegarme un puñetazo en la cara? Creo que todo esto ha sido una farsa entonces. Mucho cuento con que me odiabas pero estoy seguro de que te mueres por besarme en estos momentos.

Este fue el momento en el que toda troya ardió ferozmente dentro de la joven. En un abrir y cerrar de ojos, sus nudillos estaban impactando violentamente con la mandíbula del guerrero sin ni siquiera darle tiempo a reaccionar y poder esquivar el golpe.

—Oh, ¿Que las mujeres eran frágiles, decías? Vaya, entonces creo que has estado viviendo bajo una roca todo este tiempo. –dijo con altanería.

Aún dolorido, observó con enfado como Arian se salía con la suya una vez más. Sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre ella y dejó caer su cuerpo encima del suyo. Sus fosas nasales tomaban y soltaban aire con fuerza, como un toro enfadado a punto de embestir.

Sorprendida y confusa, la chica se quedó quieta sin saber qué hacer. Estaba inmovilizada por el peso de su cuerpo y lo único que pudo hacer es rezar porque el chico no hiciera una estupidez.

—Te vas a enterar –exclamó como un niño enfadado.

Antes de que pudiera hacer nada, alguien tocó la puerta. Los dos reaccionaron deprisa. Garreth no se había podido percatar de la situación tan incómoda en la que la había amenazado hasta que Arian se retorció en el suelo bajo empujando su pecho hacia atrás con rabia.

Memorias de Rohan ━━ lotr ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt