— hey, ¿Qué crees que haces ahí? — preguntó una voz a sus espaldas.
Arian soltó de golpe la espada, provocando un escandaloso ruido, gracias a que el metal chocó contra el suelo de piedra. Luego se giró temerosa hacia aquél hombre, con la cabeza gacha cubriendo parte de la cara.
— Responde, o tendré que llevarte ante el Rey — dijo el hombre en un tono amenazante, y seco.
— l-lo siento, yo... Solo quería saber si la espada de mi padre estaba aquí. Se la había olvidado, y yo venía a buscarla — las palabras que salían de su boca eran pura mentira. Bueno, puede que una parte no, quería encontrar la espada de su padre, y guardarla para un posible futuro, ¿quién sabía si no la necesitará? El destino ya la dejó escapar de aquél orco gracias al Elfo, pero la próxima vez, no estaba segura de que haya nadie para salvarla.
— ¿A vuestro padre? ¿Y por qué no la ha venido a buscar él? — Arian seguía con la cabeza cubierta, no quería mirar a su adversario. — es de mala educación no mirar a alguien a la cara cuando se le habla.
Ella, elevó su cabeza, y se descubrió el cabello, pasándolo por las orejas. Quedó algo sorprendida al ver que el hombre que la había descubierto era nada más y nada menos que Aragorn.
— ¡Vaya! nos volvemos a encontrar — dijo él algo sorprendido.
— lo siento mi señor, mi padre está esperándome impaciente... Debo llevarle su espada. Si tardo más de la cuenta se preocupará. — habló Arian.
— pues decirle a vuestro padre que va a tener que ir a buscarla él mismo. Sabéis que no deberíais estar aquí. Está prohibido entrar a no ser órdenes del Rey. — le explicó Aragorn.
Arian se dio la vuelta, fastidiada, por no haber conseguido su propósito de buscar la espada de su padre aunque a la vez aliviada de que haya sido Aragorn el que la haya descubierto con las manos en la masa y no otro guardia.
— otra cosa— comenzó a decir Aragorn. Arian se dio la vuelta para observarle — se os da muy mal mentir — finalizó con una sonrisa en la cara.
— yo...
— es igual, vos me habéis ayudado a llegar ante el Rey cuando aparecí, y todos pensaban que había muerto, así que quedará entre nosotros. De nuevo. — explicó el montaraz sonriente. — ahora, marchaos, podrían descubriros. Regresad con los demás, seguramente estén preocupados por vos.
Arian quedó perpleja, había demasiada amabilidad en aquellas palabras, y eso le extrañó. Si bien no recordaba, él era el futuro Rey del reino de Gondor, y era muy humilde, y encantador.
— Gracias mi señor. — ella hizo una reverencia, y pasó por el arco de la puerta.
Aragorn, sonrió. Le causaba curiosidad el saber qué hacía aquella joven en la sala de armas. Estaba claro que mentía sobre lo de su padre, pero, ¿para qué querría una espada?
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Aragorn caminaba de un lado al otro, algo inquieto. Las pisadas de sus botas resonaban por toda la sala. Legolas, que estaba junto a él. Le miraba atentamente intentando averiguar cuáles eran las razones que causaban que estuviera así.
— viejo amigo, ¿qué te ocurre? — preguntó el elfo, sin quitar la mirada de él.
— no es nada Legolas, solo, me preocupa qué esta vez los ciudadanos de Rohan no estén a salvo como ellos piensan. Esta vez es distinto, el abismo de Helm no podrá protegerles como hacía antaño. — le respondió Aragorn, sentándose en el borde del banco.
Legolas apoyado en la columna de la sala, acariciando suavemente la madera de su arco dijo: — a mi también me preocupa, Aragorn, mírales, la mayoría son niños, y ancianos, o si no, son granjeros, artesanos... Pero no están preparados para luchar, no loes han formado como guerreros...
— pese a todo, lucharán orgullosos por su tierra. Sin importar si eso les lleva a una muerte segura. — habló Aragorn para sí mismo.
— aunque eso no es todo lo que os ronda por la cabeza ¿Verdad? — comentó Legolas. Conocía a su amigo, y sabía que había más cosas, a parte de la amenaza en la que estaban.
— No es nada importante Legolas, créeme, son solo cuestiones. Pero no tienen nada que ver con lo que está pasando. — Aragorn habló.
— ¿echáis de menos a Arwen? — preguntó el elfo.
— me es imposible olvidarla, y más si no paro de verla en sueños. Está en mi como si fuera parte de mi alma, puede que se haya marchado a otro lugar pero parece como si no se hubiera ido del todo. — le respondió algo melancólico. — pero no es eso en lo que estaba pensando. — Legolas le hizo un gesto para que continuara — solo me preguntaba ¿Quién es esa tal Arian que hace unos días atrás, antes de poner rumbo hasta aquí, la habían llevado ante el Rey confundiéndola con una espía? Es solo eso, amigo.
— no lo sé, Aragorn... Lo siento no puedo ayudarte — confesó sinceramente Legolas.
—no te preocupes, me lo imaginaba.
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— ¡mi señor, mi señor! ¿Requeríais de mi presencia? — le preguntó un hombre de anciana edad, con una barba larga y canosa.
Aragorn se dio la vuelta y observó al anciano tomar aire después de haber corrido detrás de él durante un buen tiempo.
— Perdonad que no os haya visto, Hawkins. Estaba sumido en mis pensamientos. — se disculpó con suavidad y luego esperó a que el anciano se pusiera a su lado para poder hablar tranquilamente. — os he llamado porque necesito que me ayudéis a buscar a una joven llamada Arian.
— mhm... Arian... ¿Arian Pemberton? ¿Aquella chica de Edoras que siempre se mete en problemas? ¡Diantres! ¿Para qué queréis encontrarla, mi señor? Esa muchacha no está en sus cabales, ¡le habla a los caballos! — exclamó el anciano. Aragorn sonrió — es extraña, y siempre está en las nubes. Siempre anda con su caballo, no es una buena esposa si es lo que pensáis, su maestra de costura dice que no sabe coser, es un caso perdido. Su padre era un guerrero rohir, le enseñó muchas cosas, según he oído él le ha dado ese caballo y por eso no se despega de él.
— ¿Y su padre? ¿Ya se ha retirado? Me habéis dicho que fue un gran guerrero Rohir.
— él fue miembro de la guardia real.—comenzó con lentitud. Aragorn le escuchaba atentamente. —Murió hace unos cuantos años en una expedición.
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— ¡Arian Pemberton! ¿Dónde se supone que estabas? Me tenías en ascuas. — protestó su madre, con sus manos posadas en sus caderas y un tono de reprimenda. Arian, pasó entre la gente y se acercó hasta su madre.
— lo siento madre... Estaba dando un paseo para contemplar el magnífico lugar en el que estamos. — su madre le miró amenazante y luego le hizo una señal para que le siguiera. No quería perder a su hija de vista.
Caminaban entre la multitud de personas, que esperaba y deseaba pacientemente querer salir de aquél lugar y volver a sus casas y hacer de nuevo su vida cotidiana.
— ¿madre, adónde vamos? — preguntó ella.
— no quiero que andes paseando a tus anchas por aquí como si fuera Edoras, Arian, no quiero que te pierdas, entre tanta gente sería complicado encontrarnos. Así que estarás asentada en esta zona y no te moverás de aquí. — explicó su madre.
Arian se enfadó, ya no era una niña, y su madre seguía tratándola como tal. Eso le molestaba, ya era lo suficientemente mayor para tomar sus decisiones.
Se sentó en el frío suelo de piedra, apoyó su espalda en pared y dobló sus rodillas. Aposentó los codos en ellas y luego suspiró, mirando a su alrededor. Todos parecían estar tranquilos, a parte de los niños que correteaban por el lugar como si fuera un parque de diversiones.
Nadoe se esperaba lo que iba a venir.

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Memorias de Rohan ━━ lotr ©
Fanfiction.:: ¡¡SIN EDITAR!! ::. Todo el mundo es libre de elegir su destino. Excepto Arian, una joven rohirrim obligada por su madre a hacer las tareas de mujeres. Sin embargo, ella sabe que lo suyo no es estar cocinando, tejiendo o bordando. Arian heredó...