- : treinta y siete : -

6K 408 5
                                    


No pudimos terminar aquello que comenzamos en el auto debido a que muchas personas habían comenzado a circular en aquella zona. Suspiré de manera exagerada, justo en el momento que yo había tomado el rol de activa debía pasar aquello, ¿verdad?

Cerré el libro que estaba leyendo y lo dejé sobre mi regazo, comenzando a mecerme en el pequeño columpio que estaba en el porche de mi casa. Logré ver cómo el coche de Lucy se acercaba por la calle y fingí hacerme la desinteresada, tomando nuevamente mi libro. Ella aparcó su coche y comenzó a caminar hacia el porche, subiendo los pequeños escalones y luego acercándose a mí.

— ¿no vas a saludar a tu novia, lindura? – rodé los ojos ante su tono coqueto y juguetón, dejando de lado mi fingida lectura y levantándome del pequeño columpio, acercándome a ella y rodeando su cuello con mis brazos antes de unir nuestros labios.

Lucy sonrió contra mis labios, antes de que pudiera sentir sus manos en mi cintura y que me acercara más a su cuerpo, amaba cuándo hacía eso. Mis manos tomaron uno de los mechones rubios de su cabello y comencé a enrollarlo con mi dedo, algo que me había acostumbrado a hacer y a Lucy parecía no molestarle. Sonreí al separarme, notando que un pequeño sonrojo estaba presente en mis mejillas.

— ¿qué haces aquí? – pregunté y ella sonrió al notar que continuaba haciendo puntillas para lograr hacer contacto visual con ella, por lo que llevó sus manos a mis muslos y me alzó, provocando que rodeara su cintura con mis piernas.

— Pues... quería hacerte una propuesta. – dijo y yo alcé una de mis cejas, notando que comenzaba a adentrarse en la casa. Mis padres estaban trabajando y Mia estaba en una cita con Thomas, estábamos solas.

— ¿ah, sí? – me aferré a su cuello, notando que se dirigía al sofá, sentándose en éste y colocándome sobre su regazo, en el cuál me acomodé de inmediato y le dediqué una pequeña sonrisa.

— Creí que sería buena idea... — una de sus manos comenzó a subir por mi brazo hasta mi hombro, apartando el cabello de allí, echándolo hacia atrás. – si teníamos una pijamada... — se acercó a mi cuello, comenzando a dar pequeños besos y lamidas, comencé a soltar suspiros.

— ¿c-cuándo? – pregunté, sintiendo cómo mis piernas comenzaban a temblar suavemente, noté su sonrisa contra mi piel.

— Hoy en la noche. – sus manos se adentraron en mi blusa y subió directamente a mis pechos, comenzando a acariciar éstos sobre el sujetador. – es viernes.

— ¿t-tus padres? – tartamudeé y ella rodó los ojos, mientras sus dedo comenzaban a introducirse en mi sujetador, rozando mis pezones y provocando que éstos se endurecieran.

— Viaje de trabajo. – mordió mi cuello y yo gemí. – que conveniente, ¿verdad? – mordí mi labio inferior.

— E-está bien. – una sonrisa tiró de sus labios y se separó de mi cuerpo, dejando un pequeño beso en mis labios.

— Te ayudaré a hacer tu mochila. – alcé una ceja al notar que había pasado de ser seductora a extremadamente energética.

— ¡lo hiciste a propósito! – chillé y ella se encogió de hombros. Lucy sabía que cuándo ella actuaba de esa manera, en las zonas más sensibles de mi cuerpo, casi ni siquiera pensaba las cosas y le decía que sí.

De esa manera consiguió muchas citas y he tenido que cancelar planes familiares. Maldita Lucy.

Además me ha dejado con las ganas.

— No te preocupes, podremos solucionar eso hoy en la noche, durante nuestra pijamada. –me sonrojé hasta las orejas al notar que había oído mi pequeña oración, mordiendo mi labio inferior.

— Eres muy mala, Lucy. – hice un puchero y ella besó éste, antes de subir las escaleras hasta mi habitación, entrando en ésta y comenzando a sacar distintas prendas de mi clóset, metiendo las que creía "necesaria" dentro de mi mochila. Yo la observaba sentada desde la silla giratoria frente a mi escritorio. Lucy abrió uno de los cajones y alzó una ceja.

— Linda lencería, lindura. – antes de que pudiera reprochar, noté que ella sacaba un conjunto de encaje blanco de aquel cajón y rápidamente me acerqué a ella para intentar quitárselo, pero Lucy alzó su brazo, dejándolo fuera de mi alcance.

— ¡dame eso, Lucy! – bufé y ella sonrió con amplitud, antes de inclinarse y susurrar en mi oído:

— También lo necesitaremos para hoy, lindura. – susurró de una manera seductora y coqueta que me provocó un escalofrío en la columna vertebral. Mis manos fueron a sus hombros y asentí levemente con la cabeza. Ella sonrió y dejó de lado la lencería obscena, antes de tomar mis mejillas con sus manos y unir nuestros labios en un beso. Correspondí de inmediato, rodeando su cuello con mis brazos.

— Te amo, Lucy. – susurré contra sus labios y ella se separó del beso de un golpe, la observé con confusión y noté el sonrojo que estaba adornando sus mejillas, noté que había sido debido a mis palabras y solté una pequeña risita, estaba casi segura de que se lo había dicho antes, pero ella no había reaccionado así.

— Te amo mucho más, lindura. – rodeó mi cuerpo con sus brazos y yo sonreí, acurrucándome contra ella.

Me encanta Lucy.

lindura.Where stories live. Discover now