No pudimos terminar aquello que comenzamos en el auto debido a que muchas personas habían comenzado a circular en aquella zona. Suspiré de manera exagerada, justo en el momento que yo había tomado el rol de activa debía pasar aquello, ¿verdad?
Cerré el libro que estaba leyendo y lo dejé sobre mi regazo, comenzando a mecerme en el pequeño columpio que estaba en el porche de mi casa. Logré ver cómo el coche de Lucy se acercaba por la calle y fingí hacerme la desinteresada, tomando nuevamente mi libro. Ella aparcó su coche y comenzó a caminar hacia el porche, subiendo los pequeños escalones y luego acercándose a mí.
— ¿no vas a saludar a tu novia, lindura? – rodé los ojos ante su tono coqueto y juguetón, dejando de lado mi fingida lectura y levantándome del pequeño columpio, acercándome a ella y rodeando su cuello con mis brazos antes de unir nuestros labios.
Lucy sonrió contra mis labios, antes de que pudiera sentir sus manos en mi cintura y que me acercara más a su cuerpo, amaba cuándo hacía eso. Mis manos tomaron uno de los mechones rubios de su cabello y comencé a enrollarlo con mi dedo, algo que me había acostumbrado a hacer y a Lucy parecía no molestarle. Sonreí al separarme, notando que un pequeño sonrojo estaba presente en mis mejillas.
— ¿qué haces aquí? – pregunté y ella sonrió al notar que continuaba haciendo puntillas para lograr hacer contacto visual con ella, por lo que llevó sus manos a mis muslos y me alzó, provocando que rodeara su cintura con mis piernas.
— Pues... quería hacerte una propuesta. – dijo y yo alcé una de mis cejas, notando que comenzaba a adentrarse en la casa. Mis padres estaban trabajando y Mia estaba en una cita con Thomas, estábamos solas.
— ¿ah, sí? – me aferré a su cuello, notando que se dirigía al sofá, sentándose en éste y colocándome sobre su regazo, en el cuál me acomodé de inmediato y le dediqué una pequeña sonrisa.
— Creí que sería buena idea... — una de sus manos comenzó a subir por mi brazo hasta mi hombro, apartando el cabello de allí, echándolo hacia atrás. – si teníamos una pijamada... — se acercó a mi cuello, comenzando a dar pequeños besos y lamidas, comencé a soltar suspiros.
— ¿c-cuándo? – pregunté, sintiendo cómo mis piernas comenzaban a temblar suavemente, noté su sonrisa contra mi piel.
— Hoy en la noche. – sus manos se adentraron en mi blusa y subió directamente a mis pechos, comenzando a acariciar éstos sobre el sujetador. – es viernes.
— ¿t-tus padres? – tartamudeé y ella rodó los ojos, mientras sus dedo comenzaban a introducirse en mi sujetador, rozando mis pezones y provocando que éstos se endurecieran.
— Viaje de trabajo. – mordió mi cuello y yo gemí. – que conveniente, ¿verdad? – mordí mi labio inferior.
— E-está bien. – una sonrisa tiró de sus labios y se separó de mi cuerpo, dejando un pequeño beso en mis labios.
— Te ayudaré a hacer tu mochila. – alcé una ceja al notar que había pasado de ser seductora a extremadamente energética.
— ¡lo hiciste a propósito! – chillé y ella se encogió de hombros. Lucy sabía que cuándo ella actuaba de esa manera, en las zonas más sensibles de mi cuerpo, casi ni siquiera pensaba las cosas y le decía que sí.
De esa manera consiguió muchas citas y he tenido que cancelar planes familiares. Maldita Lucy.
Además me ha dejado con las ganas.
— No te preocupes, podremos solucionar eso hoy en la noche, durante nuestra pijamada. –me sonrojé hasta las orejas al notar que había oído mi pequeña oración, mordiendo mi labio inferior.
— Eres muy mala, Lucy. – hice un puchero y ella besó éste, antes de subir las escaleras hasta mi habitación, entrando en ésta y comenzando a sacar distintas prendas de mi clóset, metiendo las que creía "necesaria" dentro de mi mochila. Yo la observaba sentada desde la silla giratoria frente a mi escritorio. Lucy abrió uno de los cajones y alzó una ceja.
— Linda lencería, lindura. – antes de que pudiera reprochar, noté que ella sacaba un conjunto de encaje blanco de aquel cajón y rápidamente me acerqué a ella para intentar quitárselo, pero Lucy alzó su brazo, dejándolo fuera de mi alcance.
— ¡dame eso, Lucy! – bufé y ella sonrió con amplitud, antes de inclinarse y susurrar en mi oído:
— También lo necesitaremos para hoy, lindura. – susurró de una manera seductora y coqueta que me provocó un escalofrío en la columna vertebral. Mis manos fueron a sus hombros y asentí levemente con la cabeza. Ella sonrió y dejó de lado la lencería obscena, antes de tomar mis mejillas con sus manos y unir nuestros labios en un beso. Correspondí de inmediato, rodeando su cuello con mis brazos.
— Te amo, Lucy. – susurré contra sus labios y ella se separó del beso de un golpe, la observé con confusión y noté el sonrojo que estaba adornando sus mejillas, noté que había sido debido a mis palabras y solté una pequeña risita, estaba casi segura de que se lo había dicho antes, pero ella no había reaccionado así.
— Te amo mucho más, lindura. – rodeó mi cuerpo con sus brazos y yo sonreí, acurrucándome contra ella.
Me encanta Lucy.

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lindura.
RomanceAva nunca había dudado de su sexualidad en toda su corta vida, siempre encontraba que ambos sexos eran atractivos, pero aquel día que tuvo que ser la tutora de Lucy, todo eso se desvaneció y la única que ocupó su mente de ahí en más era ella.