— fue tu idea venir al parque, Lucy. – dije, mientras cerraba mi cuaderno. ella soltó un bufido.
— ¡no creí que estuviera tan lleno de parásitos! – respondió ella, refiriéndose a los niños que corrían y gritaban alrededor de nosotras.
— tengo que ir a mi turno pronto, ¿no hay otro lugar más tranquilo? – ella pensó por unos momentos, antes de encogerse de hombros y tomar mi mano.
— la azotea de ese edificio. – señaló un edificio que se veía bastante bonito, yo alcé una de mis cejas.
— creo que debes tener un departamento allí para tener acceso a ese edificio. – dije y ella sonrió ampliamente.
— ahí es dónde voy cuando me harto de mis padres. – respondió, ampliando aún más su sonrisa, si aquello se pudiera. tiró de mí hasta el edificio.
luego de pasar por la recepción y que dejaran pasar a Lucy, comenzamos a subir hasta la azotea. una vez llegamos, noté que el lugar realmente era tranquilo, no había nadie allí y tenías una linda vista de la ciudad, al igual que algunos bancos y mesas para reposar allí.
— al menos no se escuchan los parásitos. – dijo ella y yo solté una pequeña risa, antes de dejar mi mochila sobre una de las sillas, comenzando a sacar nuevamente mis cosas.
— deberíamos empezar. – dejé el cuaderno sobre la mesa y Lucy tomó mi mano, antes de dirigirme hacia el barandal del balcón.
— ¿puedes por favor dejar de pensar en los estudios por unos minutos? – aún con mi mirada sobre ella, apoyé mis brazos en el barandal, mirando la ciudad. – es agradable estar aquí.
— lo es. – asentí, concordando con ella. volteé para mirarla.
Lucy tenía sus ojos cerrados y una pequeña sonrisa en sus labios, podía notar como la brisa movía su cabello rubio, parecía que ella disfrutara aquella sensación, por lo que su sonrisa se amplió.
— es agradable estar aquí. – repitió, antes de que yo pudiera decir algo, se volteó y me sonrió. – y más si es contigo, Ava. – se acercó y dejó un pequeño beso en mi mejilla, a lo que éstas tomaron un color carmín.
últimamente sentía mi corazón más agitado cada vez que estaba con Lucy, al igual que mis sonrojos se habían hecho más frecuentes cada vez que ella se acercaba demasiado. le había contado a Mia acerca de aquellas reacciones, recibiendo un "felicidades, eres lesbiana", por parte de mi hermana, provocando que mi nerviosismo creciera aún más.
Lucy Morgan, me haces dudar de mi sexualidad.
suspiré sonoramente, llamando la atención de la rubia. ella volteó y alzó una de sus cejas.
— ¿todo está bien? – preguntó Lucy yo asentí, comenzando a jugar con mi cabello, tratando de ocultar mis nervios. había sido demasiado obvia. – tal vez te conozco muy poco, pero sé que estás mintiéndome. – dijo y me tomó de las mejillas, haciendo que la mirara.
— n-no estoy mintiendo. – ella alzó sus cejas, noté que debía encorvarse un poco para acercarse más hacia mí.
— no entiendo cómo puedes decirme eso cuándo ya sé la verdad. – ella soltó una risa y dejó un beso en mi nariz, antes de comenzar a brindar pequeñas caricias en mis mejillas, a lo que mi leve sonrojo se incrementó.
— te dolerá la espalda. – hablé y Lucy alzó una de sus cejas al notar como yo cambiaba de tema.
— estás siendo aún más obvia. tendré que enseñarte a mentir. – ahora yo alcé una ceja.
— ¿eres una perfecta mentirosa, Lucy Morgan? – pregunté, mientras comenzaba a jugar con mis manos, aún sintiendo las caricias de ella en mis mejillas.
— lo soy. – ella tomó mis manos y las colocó en sus hombros, antes de volver las suyas a mis mejillas.
— veamos, miénteme. – ella sonrió, aclarando su garganta y cerrando sus ojos por unos segundos, escondiendo el miel de éstos, antes de volver a mirarme, con su sonrisa aún más amplia.
— no me gustas. ni un poco. – alcé una de mis cejas al notar que lo que ella estaba diciendo, mordió su labio inferior, provocando que bajara mi mirada hacia allí. – eres muy ingenua, lindura. vamos, te llevaré al trabajo.
me soltó y yo solté un pequeño bufido al dejar de sentir sus caricias en mis mejillas, al igual que la cercanía de su cuerpo. tomé mis cosas a regañadientes y ambas bajamos de la azotea.
nos dirigimos a su auto, que estaba cerca del parque. Lucy condujo hasta la cafetería. yo estaba a punto de bajarme, pero ella tomó mi mano y me jaló hacia ella, haciendo que nuestros rostros quedaran realmente cerca, tanto como para que mis labios y los suyos se rozaran. mis mejillas ardían, pero Lucy parecía estar realmente tranquila.
— eres una lindura. – creí que iba a besarme en los labios, pero se desvió a mi mejilla y me sonrió. antes de esperar que me bajara de su vehículo para volver a conducir hacia su casa.
entré a la cafetería, sintiendo como mis mejillas ardían fuertemente.
— Ava, ¿eres lesbiana? – preguntó Alan apenas me coloqué detrás del mostrador.
pues, lo estoy dudando.

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lindura.
RomanceAva nunca había dudado de su sexualidad en toda su corta vida, siempre encontraba que ambos sexos eran atractivos, pero aquel día que tuvo que ser la tutora de Lucy, todo eso se desvaneció y la única que ocupó su mente de ahí en más era ella.