Pruebas (Capítulo 34)

84 5 1
                                    


-¡Te amo Cassie!- sonreí. La aeromoza que estaba de mi lado sonrió.

-Te quiero Liam- dije en un susurro.

-Pronto se volverán a ver, se ven muy bien juntos, he visto pocas parejas así- yo torcí los labios.

-No es mi novio- ella siguió caminando confusa.

-Pues ese chico de verdad está enamorado de ti- yo la observo impresionada y ella abre la puerta para el enorme centro de aterrizaje, me acompaña en silencio hacia el avión y observo los amplios ventanales que dan hacia el interior del aeropuerto, trato de divisar la figura de Liam, pero no lo vuelvo a encontrar, algo en mi comienza a quebrarse y los ojos se me empiezan a poner llorosos. Cuando estoy a punto de subir las escaleras me giro.

-¿De verdad así lo cree?- ella sonríe taciturna.

-Así es. Suerte en su vuelo y le deseo el mejor de los viajes- le sonreí socarronamente a la aeromoza que al entrar al avión se adentró a la cabina de control. Cuando yo entré comencé a buscar a Edward y sentí un gran alivio al verlo en uno de los asientos de en medio. Él observaba un tanto intranquilo el móvil y observaba después unos hojas que traía en las manos.

-¿Pasa algo?- Edward elevó los ojos y una sonrisa nerviosa brotó de sus labios, sus comisuras temblaban. 

-Sé de varias cosas de cómo estancar a Sonia, nada grave o más bien nada fatalista, lo juro-

-¿De qué trata?- dije tratando de sentarme en el asiento de la ventana esquivando las piernas de mi hermano.

-Jennet tenía el fideicomiso de los tres, eran partes algo equitativas pero desde luego eran grandes partes de acciones, dinero y propiedades- mi hermano observaba con esperanza la computadora- Al morir ese fideicomiso siguió vigente y no debió ser adquirido por ninguno hasta que al menos cumpliéramos los 21 ¿Hasta ahí entiendes?- yo asentí algo cansada- Si se tocaba de inmediato se infringía la documentación y ameritaba una gran suma de dinero como corrección al error y además esa gran parte era tomada por un tiempo por los abogados de papá y si se volvía a infligir era automáticamente disuelta hacia corporaciones cercanas a papá y además seria penada por desfalco que ha cometido en otras ocasiones. Sonia ha gastado más de lo debido, su dinero vendrá siendo parte de las corporaciones en cuanto presentemos esto y nosotros seremos...-

-Detente ahora- Edward me observó atento- ¿Otros desfalcos?- él asintió.

-Fue por desfalcos menores pero las sumas de dinero que obtuvo de nuestras cuentas, de la casa de diseño de Jennet y de la herencia de mamá que aún no estará dispuesta hasta que al menos tengas tú 25, son desfalcos por varios miles de euros y deben ser penados-

-Nunca hablaste de algo relacionado a mamá-

-No es una gran herencia como la de papá pero Samantha tuvo muchas ganancias por todos los crímenes que resolvió y hay cosas materiales de las cuales nadie sabe que es, supongo que son propiedades como la casa de Los Ángeles que estaba a su nombre. Debes estar tranquila, créeme que no debes preocuparte-

-Me pides lo imposible- digo lo bastante seria como para asustarlo.

-Lo sé monstrua pero debes entender que nada de esto ha sido tu culpa, que tu nunca tuviste que ver con la muerte de nuestros padres ni de Jennet o mucho menos de los crímenes que está cometiendo Sonia-

-He soñado con ellos-

-¿Con nuestros padres?-

-Me suplicaban que no volviera-

-Estás muy sugestionada por todo lo que te ha pasado Cass, es normal que todos tus recuerdos y las advertencias de que te alejes de estas situaciones aparezcan inconscientemente, has pasado por mucho en este tiempo-

-Se veían tan reales- digo quebrando en llanto.

-Fueron solo sueños, no deberías preocuparte-

No supe en realidad en cuanto tiempo se calló Edward o si estaba cansado de repetirme que tan bien estaría y que no debía de preocuparme por nada o mucho menos recordaba a qué hora el avión comenzó a estar sobre tierra, el punto era que la intranquilidad y las nauseas abundaban en mi y que la angustia oprimía mi pecho de una manera irritante comenzando a dejarme sin un rastro de aliento y a oprimirme al llanto a cada segundo pasante. Los ojos me ardían al igual que la garganta. Quería dejar fluir todo, me sentía tan mal que no soportaba siquiera quedarme cerca de mi hermano, pues sabía muy bien que si él me veía sufrir terminaría sintiéndose aun más culpable. Me levanté tratando de no hacer tanto ruido o movimiento para no despertar a Edward.

Me dirigí al baño con las lágrimas apunto de aflorar de mis ojos. Encontré al final del pasillo del avión el baño y después de verificar que nadie estuviera dentro pasé. Estando dentro no pude contener ni un segundo más y después de tantos esfuerzos no pude dejar pasar un solo instante más y dejarme caer en el suelo llorando a mares, silenciosamente, sin sollozos, solo lágrimas. Lágrimas sin sonido caían a mares de mis ojos y rodaban sobre mis mejillas, de repente el llanto cesó cuando sonó la puerta.

-¿Se encuentra bien señorita?- era la voz de la aeromoza que me había acompañado durante el trayecto en el que me alejé de Will.

-No, digo sí. Estoy bien-

-Se que no es cierto, lo he visto en usted desde que la encontré con ese muchacho- observo incrédula la puerta y por arte de una atracción desconocida para mi, las manos se dirigieron hacia la manija y abrí la puerta. La joven aeromoza me inspeccionó de arriba hacia abajo.

-Por supuesto que no me encuentro bien- la chica da una sonrisa torcida y cierra la puerta detrás de ella. En realidad no sé cómo hay tanto espacio en un baño de avión para dos personas- No sé cómo la gente lo nota desde el principio, parecía que aparentaba bien- la chica da una leve risa.

-En realidad nadie se hubiera dado cuenta pero supongo que la experiencia de la vida te deja cosas muy claras para detectarlas en cualquier otra persona-

-No entiendo como alguien puede sufrir tanto y no llevar una vida cualquiera como los demás-

¿Y cómo demonios era que le estaba hablando de esto a una persona desconocida? Me sentía un tanto tranquila, cosa que me parecía bastante anormal. La chica de estatura mediana y piel lechosa me observaba tranquila. 

-Hay personas especiales, a las que les pasan todo tipo de cosas repugnantes pero esas personas tienden a ser más fuertes que los demás-

-¿Eres una de esas personas?- la chica sonrió débilmente y asintió para luego levantar un dedo en modo de espera y abrir la puerta. La aeromoza asomó la cabeza con una sonrisa traviesa y al verificar que no hubiera nadie en los pasillos tomo de un carrito de servicio que estaba afuera del baño unas pequeñas botellas con líquidos blanquecinos los cuales finalmente después de verla dentro con ellas me fije eran botellas de licor, de un licor caro y fuerte. El mismo licor que tomaba mi hermano cuando se estresaba, era un fuerte vodka.


EuphoriaWhere stories live. Discover now