El silencio entre nosotros se estira. Y cada segundo que pasa, me pongo más nerviosa por su respuesta. Mis dedos juegan nerviosamente con el borde de la mesa, y siento como si cada segundo que pasa me alejara más de una respuesta clara. Mientras que espero a que diga algo, que rompa el silencio, pero él solo sigue ahí, observándome con esa mirada implacable, tomándose su tiempo.
Grayson me mira con una expresión neutra. Hasta que, finamente, después de lo que me parece una maldita eternidad, parece reaccionar; frunce el ceño, y habla.—Una cena. No le des más vueltas.
–responde, en un tono calmado, pero firme.Es la respuesta que esperaba oír.
Si digo que esperaba otra cosa, mentiría. Aunque una pequeña parte de mi, en el fondo, esperaba escuchar una respuesta diferente.Frunzo el ceño ante su seca respuesta. No puedo evitar sentir que algo no encaja, hay algo que no me termina de convencer de su respuesta. Porque, si no es una cita, ¿qué es? Porque una cena de amigos claro que no es.
—Reservas un restaurante lujoso en pleno Nueva York solo para nosotros dos, me compras un vestido carísimo, y... ¿solo es una cena de amigos?
—digo, casi sin pensar, dejando que la incredulidad se filtre en mi voz.Mis palabras salen rápidas, como si necesitara expresarlas antes de que me arrepienta.
Grayson frunce el ceño y suspira hondo, como si estuviera considerando si vale la pena explicarse. Suspira hondo, como si todo esto le resultara un tanto innecesario, y agarra su copa de vino llevándosela a los labios para darle un sorbo, mientras me observa en silencio durante largos segundos donde sus ojos no se apartan de los míos.
Baja la copa con lentitud, sin apartar la vista de mí. Se acomoda en la silla, una postura recta y firme, mientras me sigue mirando.
Su rostro permanece impasible, como una máscara perfecta que oculta cualquier tipo de emoción. No hay nada que pueda leer en sus ojos. Su expresión es casi desconcertante, tan tranquila, que me hace sentir como si todo lo que estuviera sucediendo no tuviera la menor importancia para él. Y seguramente, así sea.—Sí, solo es una cena. Las cosas no necesitan explicarse. Simplemente son.
–su voz es firme pero clara.—¿Ah, si? ¿También haces esto con tus amigos? ¿Le compras ropa, reservas un restaurante de lujo y los invitas a cenar? ¿Y montas todo esto por una simple cena?
Toma otro sorbo de su copa, mientras sigue observándome. Esta vez su mirada no es tan penetrante, sino casi... evaluadora, como si estuviera esperando que yo misma encontrara la respuesta.
Un silencio pesado se instala nuevamente entre nosotros. Y finalmente, deja la copa en la mesa con un suave golpe.—No tengo amigos. Los amigos en este negocio no existen.
–su voz ahora suena fría y distante.—Qué triste.
–murmuro.Grayson no parece inmutarse ante mi comentario. Su rostro sigue siendo impenetrable y su mirada se mantiene fija en mí.
—Depende cómo lo mires. Siempre he estado solo, nunca me ha hecho falta tener amigos ni nadie a mi lado. Es difícil encontrar lealtad en alguien hoy en día. Y más, dentro de este negocio.
Algo en su tono me hace sentir que hay más detrás de esas palabras, algo oscuro que ha formado su visión del mundo. Y no sé si debo sentir lástima, o si debería aceptar que es parte de lo que lo hace ser quién es.
—¿Y Nick?
—Él es como un hermano.

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¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•
Teen FictionÉl tenía ese algo que conseguía que sin quererlo ni planearlo, cayeras locamente enamorada en su red. Sus ojos grisáceos y su preciosa pero tan poco enseñada sonrisa, hacían que todo lo malo desapareciera. Quizá estaba loca por fijarme en alguien...