El trayecto avanza en un silencio pesado e incómodo. No hablamos, ni si quiera nos miramos. Lo único que se escucha es la música amenizando algo el ambiente. Aunque la tensión de cojones que hay entre ambos podría cortarse con un cuchillo.
Sophie está absorta mirando por la ventanilla del coche, con el rostro girado hacia la ventanilla y sus piernas giradas hacia esa misma dirección. Yo estoy conduciendo en silencio, centrado en la carretera, pero con la mente cargada de pensamientos que no dejan de martillearme la cabeza todo el tiempo.Hoy el día ha empezado como una mierda, y ha seguido de la misma forma. Lo único que de algún modo se salva del día tan desastroso de hoy, ha sido el polvo que he tenido con Sophie. En ese momento mi mente se apagó, mi cabeza se vació y los pensamientos y problemas que llevaban toda la mañana martilleándome, desaparecieron. Solamente estaba centrado en ella, en mí, y en nuestro placer mutuo. Pero esa calma momentánea que había obtenido, se acabó en cuanto el polvo terminó. Sobre todo cuando nos dimos el último beso. Me dejó confundido. Fue un beso diferente a como solemos besarnos, a cómo suelo besar a las chicas. Y me sentí raro e incómodo de cojones.
Noté una sensación extraña en mi cuerpo, algo desconocido que nunca había sentido. Nada malo, pero nada bueno tampoco. No sabría cómo definirlo, pero no me gustó una mierda la sensación que tuve. Necesitaba estar a solas, así que, me alejé de ella dejándola sola en la cocina y me fui a mi despacho. Tenía que aclarar mi cabeza y llegar a una conclusión clara. Aunque en lugar de encontrar respuestas, solo encontré más preguntas. Después de fumarme dos cigarros y no llegar a nada en concreto sobre la rayada que tenía, bajé a la planta baja, le dije que se vistiera que iba a llevarla a su casa. Y aquí estamos desde hace media hora, metidos en el coche, de camino a la ciudad.Una llamada entrante aparece en la pantalla del coche, miro para ver de quién se trata, y aparece el nombre de Nick. Frunzo el ceño y me tenso en el asiento. Espero que tenga buenas noticias por fin, aunque no quiero coger la llamada con Sophie a mi lado. No quiero que se entere de cosas que no deba. Y ya no es porque no quiera involucrarla en mis cosas, que tampoco quiero, es que no quiero que sepa mis movidas ni nada de mi trabajo. Son cosas privadas e información complicada que no cualquiera puede escuchar, ni debería saber. Además, soy desconfiado por naturaleza, no me fío de nadie y tampoco me fío de ella.
La llamada sigue sonando hasta que al fin, finaliza. Me relajo y sigo conduciendo tranquilo, cuando de repente, a los cinco segundos, otra vez vuelve a aparecer de nuevo. Resoplo y espero impaciente porque la llamada se corte, y al casi minuto, deja de sonar. Pero cuando creo que Nick ya se ha cansado de estar tocando los huevos, llamando sin parar, vuelve por una tercera vez. Tenso la mandíbula, aprieto los dientes con fuerza, llevo la mano a la pantalla y rechazo la llamada. Está poniéndome de los putos nervios que esté insistiendo tanto.
No vuelve a llamar, así que me relajo al fin, y me vuelvo a concentrar en conducir. Pensando que ahora sí ya se ha cansado. Pero los tres minutos, vuelve a aparecer otra puta llamada. Así que con mala gana, cojo finalmente la llamada.—¿Qué coño quieres?
–espeto.—Tío, estás tocándome los cojones hoy. ¿Por qué no me respondes al primer tono, joder? Tengo que llamarte trescientas veces.
–suelta Nick al otro lado de la línea, cabreado y frustrado.—Estoy con Sophie en el coche. Estás en manos libres.
–digo advirtiéndole, antes de que siga hablando.Antes de que Nick empiece a hablar sobre nuestros asuntos, he preferido decirle que estoy con Sophie en el coche y que está en manos libres. Para sepa que no estoy solo y que ella también está escuchando.
—Ah, vale. ¡Hola, Sophie! ¿Qué tal? –saluda con entusiasmo–. ¿Te está cuidando bien este gilipollas gruñón?
Sophie suelta una risa y yo la miro de reojo.
Tiene una sonrisa de oreja a oreja en el rostro, mientras que mira hacia la pantalla del coche cómo si pudiera ver al capullo de Nick a través de ella.

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¿Un mafioso enamorado? •EDITANDO•
Teen FictionÉl tenía ese algo que conseguía que sin quererlo ni planearlo, cayeras locamente enamorada en su red. Sus ojos grisáceos y su preciosa pero tan poco enseñada sonrisa, hacían que todo lo malo desapareciera. Quizá estaba loca por fijarme en alguien...