Capítulo 80. (+15)

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Capítulo 80

[+15]

El siguiente capítulo contiene contenido sexual, leer bajo su propio riesgo.

Estaba tan adormecida que no me encontraba en mis cinco sentidos. El cansancio había terminado con toda mi energía y la oscuridad reinaba la recámara por lo que no pude percibir bien lo que pasaba.

Sentí un peso asentarse en el lado vacío de la cama y como se hundía el colchón junto con las sábanas alzándose mientras un cuerpo se metía entre ellas.

Cuando dos manos se entrelazaron alrededor de mi cintura y sentí una respiración cerca de mí, fue cuando pude identificar lo que estaba pasando; a menos de que sea un ladrón, es Josh quien me está abrazando.

Sus calientes labios iban lentamente dejando un camino de besos en mi fría espalda, causándome un escalofrío recorrerme la espina dorsal.

Su boca llegó a mi cuello y su respiración lenta me golpeteaba el hombro, como una cálida caricia que se expandía por todas mis venas y llegaba hasta mi corazón.

Pronto sus labios alcanzaron detrás de mi oreja y besó delicadamente esa parte antes de morderme el cartílago de la oreja.

Con su mano derecha posada en mi quijada volteó mi rostro hacia el de él.

No podía verle la cara pero sabía que era Josh.

Se acercó quedando centímetro a centímetro de mi rostro, y poco a poco unimos nuestros labios hasta sentir como si nos hubiéramos conectado, como si nuestros labios encajaran a la par de dos piezas de rompecabezas juntas.

Posó sus manos en mi cadera y fue subiendo mi blusa a tal punto de sacármela.

Pude sentir su mirada fija en mis pechos. Los nervios me carcomían entera.

Tocó con sus suaves yemas de los dedos mis hombros y mis omoplatos, como si dudara de algo. Entonces, bajó mis tirantes del bra uno por uno, con tremenda delicadeza. Yo ayudé levantando los brazos para que los tirantes se deslizaran.

Él susurró con una voz tan baja que casi parecía un suspiro;

-¿Puedo...el bra?

Aún cuando sólo dijo tres palabras, entendí lo que quiso decir. Asentí frenéticamente.

Intentó desabrocharlo muchas veces pero le temblaban las manos.

-Yo lo hago -musité levemente y lo desabroché, él sonrió avergonzado.

Cuando mis pechos estuvieron al aire libre inmediatamente me tapé con los brazos, pero él los quitó delicadamente.

-No, no. Así quédate. -susurró- Son...hermosos.

Podía sentir su mirada en mis senos y la pena me abundaba. El aire pegaba en mis pechos y los pezones se erectaron del frío.

Dios, que vergüenza.

Josh atrapó de nuevo mis labios pero esta vez fue bajando por mi barbilla hasta llegar al cuello.

No me había dado cuenta que ya estaba encima de mí.

Cuando acarició mi cuello besándolo, una corriente eléctrica se expandió por todas mis articulaciones en ondas oscilantes.

Era un placer exquisito, me volvía loca. Y eso me asustaba.

Me daba miedo, pero no quería que se detuviera; mi cuerpo pedía más besos, más caricias, más, más y más.

-Bésame -dije repentinamente entre jadeos, casi como un graznido. No lo había dicho yo, mi cuerpo lo hizo. Fue algo automático, sin que lo hubiera razonado antes.

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