Capitulo 1: Los reyes y reinas del pasado

9.3K 493 184
                                    

A veces ocurren cosas que creemos que recordaremos siempre, pero el tiempo se encarga de emborronarlo todo. Y cuando quieres darte cuenta el pasado ha empezado a desvanecerse y con suerte recuerdas dos o tres cosas importantes. Nos pasa a todos, incluso con las grandes aventuras que vivimos en nuestros propios mundos.

¿Alguien recordaba ya a los que fueron conocidos como los Reyes y Reinas del Pasado? ¿Quiénes fueron Peter "El Magnífico", Susan "La Benévola", Edmund "El Justo" y Lucy "La Valiente"? ¿Y quién les dio esos nombres?

Había pasado tanto tiempo desde que dejaron Narnia, que ellos mismos empezaban a olvidar. Volvían a ser simplemente los Pevensie. Cuatro hermanos  normales que no peleaban en guerras ni dirigían ejércitos. Peter empezaba a olvidar la sensación de sostener una espada; Susan apenas recordaba como tensar el arco. Edmund y Lucy eran quienes más se acordaban de Narnia, quizás porque ellos habían tenido la oportunidad de visitar su querido mundo mágico una vez más que sus hermanos mayores, pero de eso ya hacía un año. Demasiado tiempo.

Como decía, nuestros reyes y reinas habían vuelto a ser normales y por lo tanto, hacían cosas tan normales... como una mudanza.

Los hermanos y sus padres se habían mudado al centro de Londres; a una preciosa casa en la cual les habían prometido que cada uno tendría su propia habitación. Aunque no sabían si podían fiarse de la palabra de sus padres, pues nada más llegar habían desaparecido alegando asuntos muy urgentes en la ciudad y les habían dejado solos con todos los bártulos en la calle.

Llevaban al menos una hora cargando muebles y cajas hasta su nuevo hogar. Al principio, hablaban entre ellos y hasta hacían chistes para hacerlo todo un poco más llevadero. Ahora estaban tan cansados que seguían con su tarea en silencio, pensando cada uno en sus cosas.

Edmund pensaba, como casi siempre que dejaba a su mente vagar libre, en Narnia. Lo hacía bastante a menudo, a pesar de que siempre le ponía triste. Y ese día, además de triste, estaba agotado de tanto cargar cajas y justo cuando salía por la puertezuela que cruzaba el patio de la casa, la tristeza y el cansancio se convirtieron en irritación y le hizo tropezar. Consiguió equilibrarse a tiempo y no caer al suelo de cabeza, pero la caja que llevaba en las manos no tuvo la misma suerte.

Edmund vio los libros de su padre tirados por el patio y sintió el  terrible impulso de patearlos en lugar de recogerlos. Prefirió no hacer ninguna de las dos cosas, así que simplemente resopló y se quedó mirándolos.

-¡Ed! ¡¿Qué haces?!- bramó Peter pasando por su lado con dos cajas.- ¡Ten más cuidado!-

-Sí...- soltó el pequeño.

-Edmund ¿Estás bien?- preguntó su hermana pequeña Lucy apareciendo con unos almohadones en los brazos.

-Sí, sí, sí ¡Sí!- exclamó Edmund con fastidio. Obviamente no estaba bien.- Lo siento, Lu. Solo me he distraído un momento y...-

Miró los libros y resopló otra vez. Últimamente se distraía mucho, perdía la concentración y se ponía de mal humor con gran facilidad.

Lucy le miró con su habitual expresión tranquila y le pasó una mano por el brazo en señal de apoyo. Se le cayó una almohada gigante sobre los libros, pero eso no pareció tan grave.

-¿Pensabas en Narnia?- le preguntó, aunque ya sabía que sí. Edmund se agachó a recoger los libros y su hermana le siguió.- ¿Pensabas en Ethel?-

La sola mención de su nombre le oprimió el corazón. Claro que pensaba en ella, lo hacía incluso cuando no quería, sin darse cuenta. Hasta que lo notaba y entonces aparecía el dolor. Pero al mismo tiempo oír su nombre le aliviaba. Era tan absurdo como solo el amor puede serlo.

Bueeeeeno, aquí convendría empezar a dar explicaciones. Si conoces la historia de Narnia y de nuestros reyes y reinas, ahora mismo te estarás preguntando "¿Quién cuernos es Ethel?". Bien en primer lugar ¡Cuida ese lenguaje! Que no hace falta ser tan grosero. En segundo lugar, Ethel aparece en una parte de la historia que no te contaron. Al viejo C.S. Lewis se le olvidó mencionarla. Pero no pasa nada, porque yo te contaré todo sobre ella.

Ethel es la reina de Veronix, un reino libre y aliado de Narnia. Aunque no lo era cuando Ethel conoció a Edmund y Lucy... bueno, eso es muy complicado de contar ahora, lo dejaré para después. El caso es que se conocieron durante la aventura de La Travesía del Viajero del Alba cuando... Hm... a ver cómo... ¡Es complicado! Más de lo que yo pensaba.

¡Ya sé! ¡Lo que haré será proporcionarte los documentos que recogen todo lo que ocurrió realmente durante esa aventura desde la llegada de Ethel al barco! Pero lo haré en los momentos apropiados.

Ahora sigamos con la historia.

-No quiero hablar de ella, Lucy- dijo Edmund terminando de cargar la caja. La levantó con cuidado, bien alto; aunque no sirvió para ocultar la expresión de decepción de su hermana.

Odiaba que Lucy le mirara de ese modo.

-Tampoco de Narnia- le recriminó.- Ya nunca hablas de eso ¿Por qué? ¿Es que no lo echas de menos?-

-Precisamente por eso- reveló el chico.- ¿De qué sirve hablar de ello o recordarlo si nunca podremos regresar? Aslan lo dijo bien claro. Se acabó. Esta es nuestra vida ahora y Narnia y todo lo que se quedó allí... es pasado.-

Edmund se giró y se marchó, pero Lucy no le siguió. Imaginaba que ese era el motivo del comportamiento iracundo de su hermano, pero la había entristecido oírle hablar de ese modo.

Ella también sabía que sus aventuras en Narnia habían terminado y eso le había roto el corazón pues amaba ese lugar y echaba de menos a todos los amigos que había dejado allí. De algún modo, lo sentía su hogar tanto como Inglaterra. Quizás fuera una ingenua, pero no había perdido del todo la esperanza de poder volver, aunque fuera solo una última vez. Narnia era mágica y la magia es... impredecible e ilógica. Pero Edmund, al igual que sus hermanos mayores, había perdido la fe.

Se agachó con un sonoro suspiro para recoger el almohadón caído y al levantarse, fijó su mirada azul en el jardín trasero de su nueva casa. Podía verse una parte desde allí, donde la casa hacía esquina. Tenían una vasta extensión de césped e incluso una espesa arboleda al fondo.

Se quedó mirándola con nostalgia, pues le recordaba un poco a sus queridos bosques narnianos. Entonces, las ramas de algunos árboles se movieron por una ráfaga de viento y le pareció ver algo. No lo identificó del todo, había sido rápido y breve. Más tarde intentaría recordarlo y le parecería que eran como lucecitas bailando alrededor de algo más grande que se confundía con las hojas de las ramas.

Lucy ni se asustó, ni hizo un simple gesto de sorpresa. Solo siguió mirando en la misma dirección aún cuando todo había desaparecido. ¿Lo había imaginado? ¡Debía haberlo hecho! ¡Esa clase de cosas no ocurren en Inglaterra! Y lo supo a pesar de no estar segura de lo que era.

-¿Lucy?- Su hermana Susan la miraba con las cejas arqueadas y una abultada maleta en las manos.- ¿Por qué miras de ese modo el jardín?-

Si conoces a la reina Lucy sabrás que no es de las que se callan lo que ven, por extraño que sea. De hecho, fue gracias a eso que sus hermanos y ella conocieron Narnia. Pero en esta ocasión, quien sabe por qué, prefirió guardar silencio.

-Por nada- respondió con calma.- Es bonito ¿Verdad?-

-Sí, muy bonito.-

-¿Crees que podremos tomar el sol ahí algún día?-

Las dos hermanas entraron a la casa charlando sobre aburridas cuestiones meteorológicas. Aunque Lucy siguió pensando en ello, imaginándolo en su mente y siempre que tuvo ocasión, vigiló esa arboleda; pues al mirarla sentía una alegría impredecible y también... ilógica.

Las Crónicas de Narnia: Cair Paravel Vs Hogwarts ¿Quién vencerá?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora