·Tienes que dejar de protegerla·

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—¿De verdad quieres tener esta conversación ahora?— pregunta Miriam echando su melena hacia atrás. Cepeda sabe que ese no es el lugar ni probablemente el momento idoneo para tener esa conversación, hay demasiados oidos a su alrededor, todo lo que se podía esperar de una estación de trenes. Él está a solo unos minutos de coger su tren hacía Pamplona, donde será el próximo concierto de la gira Principios, mientras que sus demás compañeros regresan a Madrid. Por eso mismo necesita mantener ya de ya esa conversación con la gallega. Aitana y ella van a compartir comunidad autónoma y probablemente habitat, y no quiero que eso sea tensión.

—Creo que no vamos a tener oportunidad de hablar de nuevo hasta dentro de unos días— se encoge de hombros.

— Existen los mensajes.

—Es mejor en persona, ¿no lo crees?— le pregunta, subiendo una ceja y un poquito a la defensiva. Miriam hace un gesto quitandole importancia a sus palabras y le anima a seguir hablando, no quiere enzarzarse en una disputa absurda.— Miriam, por favor, habla con Aitana cuando llegues.

Miriam gira la cabeza visiblemente molesta y pone los brazos en jarra.

—Primero: ni si quiera sé si quiero hablar con ella, y segundo: no tienes que meterte en esto.— Miriam es una gran defensora de su espacio privado, y está dolida. Sigue sin creer que Aitana olvidase una de las fechas más importante para ella. Y de verdad que está intentando ser benévola y perdonarla, por que sabe lo mal que lo ha pasado estas semanas atrás, pero sigue sin entrarle en la cabeza. Aitana es la persona más olvidadiza del mundo, pero también la más agradecida que existe. Ella siempre hace lo que sea imposible por no olvidar cosas que tienen que ver con sus seres queridos. Tiene cientos de recordatorios en el móvil con el cumpleaños de todas sus amigas, tiene apuntados todas las fechas importantes e incluso el aniversario de sus padres o el suyo propio con Luis. Miriam sabe eso, y sabe que han sido semanas de locos para ella, pero aún así le ha dolido mucho. Por que Aitana tiene el suficiente poder como para haber rechazado la invitación a esa absurda fiesta y haber conseguido un puto billete en el mismo tren en el que viajaban ellos. Y no lo ha hecho. Eso es lo que duele verdaderamente.

—Sé que no debo meterme, pero estoy preocupado por ella. Lleva sin contestarme al móvil desde ayer.— explica desesperado. Luis esperaba una respuesta agresiva de Miriam, pero no esperaba que fuese tan rotunda. 

—Cepeda, siento que no te conteste a las llamadas. Pero, yo no puedo hablar con ella, no quiero hacerlo.— hace una pausa para mirarlo y se lleva la mano al pecho como señal de que lo está diciendo sinceramente.— Me ha dolido y me ha defraudado su comportamiento, siento mucho que las redes sociales estén cayendo sobre ella, pero debería de aprender ya a pasar de eso.

—Miriam le están deseando la muerte.— insiste preocupado.

—¿Solo a ella?— exclama enfadada. No solo a Aitana le están llegando esos desagradables mensajes. Cientos de fans de Aitana la están culpando a ella de que haya gente linchando a la catalana. No le desea a nadie que lea los mensajes que ellos tienen que leer a diario, pero aunque no quiere pensarlo, una parte de ella le dice que ha sido la propia Aitana quien se ha metido en ese agujero. A su parecer la publicación en Instagram fue completamente ridícula, y estaba muy fuera de lugar que intentase arreglar lo que había pasado entre ellas con una foto en una red social— ¡A todos nos llegan mensajes así! ¡Todos los días! Tú lo sabes mejor que nadie.

—Claro que lo sé, igual que sé que cuando tienes a alguien que te apoya empiezas a olvidarte de esos mensajes.

Miriam bufa desesperada. Luis solo tiene una idea en la cabeza, y esa idea la está cabreando. Le parece muy bien, estupendo, que él quiera mediar en ese conflicto entre ella y la catalana, pero ella no está por la labor. ¿Es que él no entiende eso? Parece que no, y encima parece que la única que está sufriendo con todo esto es Aitana. Como siempre, la niña de los ojos del gallego es tan frágil que no puede apañarselas por ella misma.

—No me gusta que esté recibiendo ese tipo de mensajes, eso por encima de todo. A parte de eso, por el momento no voy ha hablar con ella. Tengo mis motivos y creo que deberías de respetarlos, igual que deberías de respetar que ella no quiera contestarte las llamadas ni los mensajes. Déjala, a ver si así aprende a sacarse ella misma las castañas del fuego.— tirando del refranero español Miriam suelta una indirecta,  ya va siendo hora de que Luis deje que Aitana vuele por su cuenta.

—¿Qué quieres decir?— a Luis no le está gustando el rumbo que está tomando la conversación pero sabe que la Miriam cabreada es la Miriam más sincera que existe, y en este caso le intersa su opinión.

— Quiero decir que tienes que dejar de protegerla, ¡carallo!— grita haciendo que varios viajeros se giren a mirarlo, al igual que sus amigos que empiezan a observar la conversación. — Aitana es mayorcita, y todos la tratáis como a una niña frágil e inocente. Aprende a ver que no lo es. ¿Sabes que es lo que le está pasando? Se le está subiendo la fama a la cabeza.

Luis no puede creer las palabras que Miriam acaba de pronunciar y se cabrea de sobremanera.

—Eso no es así.

—Luis, joder, se le está yendo todo de las manos. Mira a su alrededor, recuerda sus palabras de la academia. ¿Es la misma Aitana?— le pregunta mirándole a los ojos. — Su carrera ya no es suya, sus canciones tampoco y su vida se le está escapando de las manos. Ni tú, ni yo, ni nadie puede salvarla de esto. Ella misma tiene que quitarse la venda de los ojos, ver lo que tiene y lo que no y decidir que hace con eso. Tiene que conocerse, esa es la única manera de que coja la riendas, unas riendas que ha permitido que le arrebaten.

—Miriam no sé que estás diciendo, es la misma Aitana.— a Miriam se le escapa una amarga risa ante las palabras del gallego.

—La próxima vez que la veas, mírala a los ojos y verás como no.

Miriam va a continuar hablando pero un grito a no muchos metros de distancia la detiene.

—¡Miri vamos!— es Roi quien la llama, avisandola de la llegada del tren.

Cuando Miriam se gira para volver a mirar a Cepeda su expresión se ha suavizado un poco. Le da un suave beso en la mejilla y sale corriendo, dejando al gallego con la palabra en la boca y muchas preguntas en la cabeza.



N/A: No se como pero ha salido esto, tiene muchos fallos porque no lo he revisado pero necesito publicarlo antes de arrepentirme porque me ha salido más agresivo de lo que esperaba.

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⏰ Last updated: Oct 29, 2019 ⏰

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