La deuda

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Aitana

Ayer llegamos a la casa de Luis en Galicia, conocí a sus padres, Encarna y Luis, dos personas maravillosas y, no lo voy a negar, antes de que esto ocurriera era un manojo de nervios en viva imagen. Justo cuando nos íbamos a ir apareció su sobrina María, al parecer ella no sabía que su tío iba a estar por las tierras gallegas y lo primero que hizo al verle fue tirarse hacia sus brazos. Creo que era la imagen más tierna, Luis la dejaba pequeños besitos en la frente, bueno, más bien por toda la cara mientras ella se retorcía por las cosquillas de la barba de Luis.

-¡Tito para ya, jajaja que me vas a jajaja dejar la cara roja! -Exclamó María mientras se seguía riendo

-Bueno, pero esta guerra no ha terminado -Luis la señalaba con el dedo índice mientras lo movía

Que placer me hacía sentir ese dedo en mi interior ¡AITANA POR DIOS! Creo que me tengo que calmar un poco... Aunque claro, con la nochecita que me ha dado Luis lo mejor que podría hacer es darle una ducha

Al ver la cara de la pequeña adolescente al salir de la boca de su tío las palabras que marcaban nuestra despedida, se me ocurrió una idea, y por la cara que pusieron los otros dos, no les parecía nada mal. Salimos a dar una vuelta por el verde que rodeaba la casa de mis suegros, María iba entre Luis y yo. A mí ya me había apodado como la Tita, después de explicar de que le encantaba porque hacía feliz a su tío. María y Luis entonaban la canción que ambos compusieron cuando murió el padre de la sobrina. Detrás de esa, vinieron algunas más populares de las que a mí se me escapaban susurros.

-Cuqui, ¿Sabes que Aitana también canta?

-En serio?! - dijo la adolescente emocionada

-Bueno a ver, cantar canto, pero no hay comparación con tu tío

-Has compuesto alguna canción?

No, claro que no. Osea sí, de pequeña, cuando te crees la típica cantante famosa del pop, pero ya no, a pesar de que me vengan algunas letras a la cabeza de vez en cuando. Seguimos cantando y riendo, hasta que la tarde llegó a su fin y nosotros nos fuimos a otra casita.

Estaba en la ducha cuando oí el timbre, Luis gritó un ¡Voy! para enterarme de que acudía él a la puerta. Sólo se escuchaban gritos así que decidí salir. Todo cambió

Cepeda

Aitana se había metido a la ducha y yo estaba tirando en la cama esperando a que ella saliese para meterme yo. Sonó el timbre, así que me puse unos pantalones de chándal cortos con la primera camiseta que pillé, básica, por supuesto y salí a abrir. La persona que aporreaba mi puerta no era para nada la persona que esperaba.

Graciela, con el pelo súper rizado, (seguro que acababa de salir de la ducha) con un vestido marrón claro de lunares y una chupa de cuero negra. Al verme abrir miró hacia los dos lados del interior de la casa y al ver que "aparentemente" no había nadie se lanzó a mis brazos y me dio besos por el cuello. En cuanto pude la aparté de mi, la quería lejos, ella me miró con cara interrogante

-Graciela, rompimos hace 3 años ¿Que coño haces aquí?

-Te echaba de menos ¿Tú no? -me miró con cara provocativa

-Hace más de 3 años que no te echo de menos, y por si no lo sabías, tengo novia, el amor de mi vida

-Si si, eso dices ahora, pero bien que yo era el amor de tu vida y quedaste con otra, eh?

-Graciela, Miriam es como mi hermana, sabes de sobra que no teníamos ni tenemos nada y que ella, además, estaba con Roi

-Me la suda, deja a esa niñata de mierda y vuelve conmigo, yo te lo hago mejor

-Sabes que es lo mejor que puedes hacer? -la miré interrogante -abrir la puerta y marcharte de aquí, lejos de mí

Se marchó enfadada, ni entendía a que ha venido, pero ya se ha ido, y espero que para no volver. Cuando me giró encuentro a Aitana en el marco de la puerta con los ojos llorosos, fui a abrazarla pero me apartó ¡Joder que yo la quiero a ella!

-Aitana, por favor, déjame explicártelo

-No Luis, déjalo, me voy, no me llames porque no te voy a contestar

-Pero yo...

-Adiós Luis, digo, Cepeda

Y así, ambos con los ojos llorosos, dejando que las gotas de agua recorran nuestras mejillas, nos deslizamos hacia abajo apoyados en la puerta, cada uno a un lado. Y es que, aunque no la puedo ver se escuchan los sollozos que saca de su cuerpo. Pero la cosa fue a más, de repente no podía respirar, se ahogaba. Abrí la puerta aunque en un principio se negara, me apoyé a su lado y coloqué su cabeza en mi pecho mientras que la decía "inspira y expira, despacito Aiti" y la frotaba el pelo. Sin embargo lo que más dolió fue su fría contestación "Aitana" que pronunció en tono serio. Cuando se calmó entró en casa cogió todas sus cosas y se fue, sin decir nada, sin saber a dónde iba, pero se fue, se marchó.

La tarde se fue oscureciendo hasta que al final se apagó, igual que algo en mi interior. Sólo podía hacer una cosa aparte de llorar, componer.

(Buen momento para poner la canción)

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Holaaa!!! Lo primero de todo: no me matéis porque se hayan peleado porfa, que era todo demasiado rosita. Lo segundo: que no he tardado casi en subir capítulooo!!!!👏😅🤣 Y bueno, también agradeceros por los votos (315 😳😮🥰) y los comentarios que aunque no son toneladas me encanta leeros y ver que opináis o que creéis que pasará, y me río muchísimo, lo prometo jajaja. Espero que os haya gustado el capítulo y que os cuerpo

Besoossss💙💛

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