Mairena.
Observo el caracol que sostengo entre mis manos, recordando aquella noche en Italia, rememorando la perfección de aquel momento, viendo claramente el brillante dorado de sus ojos, sintiendo el olor a sal y la suave brisa nocturna.
Una lagrima rueda por mi mejilla y la limpio rápidamente. ¿Que derecho tengo de llorar cuando fui yo quien decidió ponerle fin a lo nuestro? ¿que derecho tengo de sentir dolor cuando con palabras crueles hice que se apartara de mi?
Aún puedo ver con claridad el dolor en su mirada, aún puedo escuchar lo herida que sonaba su voz, aún puedo evocar cada detalle de aquella conversación que sostuvimos una semana atrás.
Si, yo fui la causante de que nos hayamos separado, pero joder, como duele dentro de mi ser, como extraño el sonido de su voz y el olor de su perfume, como extraño sentir sus fuertes brazos abrazandome y el dulce sabor de sus labios.
¿Cuantas veces me he contenido en estos siete días para no llamarlo? ¿cuantas veces he luchado contra las ganas de tomar un vuelo e ir a su encuentro? He perdido la cuenta, no le he hecho casos a los gritos agonicos de mi corazón y me he decantado por hacerle caso a mi sentido común.
No puedo estar con él, no puedo arrastrarlo a todo el caos que me rodea, no puedo pretender que él me ame cuando estoy tan llena de heridas que me resulta imposible devolverle el afecto con la misma vehemencia, no, no se trata de devolverle el afecto, estoy enamorada de él, el problema es que no consigo vivirlo al cien por ciento, el problema es que aún me siento cohibida de cruzar las barreras que me separan del pasado y no puedo ser tan egoista de pretender que él viva en la oscuridad de lo que ya pasó.
Sin embargo, pese a esas razones hay otras que suman. Sigo sintiendo enojo cada que lo recuerdo diciendo que debo perdonar a Josh, sigo sintiéndo ira cuando aquella analogía viene a mi mente.
¿Como puede una persona que siempre ha vivido una vida perfecta opinar sobre asuntos que están lejos de su entendimiento? ¿como puede sugerir que pase por alto mi dolor cuando él no sabe lo que se siente? Es la razón de su actitud positiva, es la razón de que siempre esté sonriendo, esa es la razón: su vida ha sido ideal, con su padre y su madre, no se ha visto herido, rechazado o lastimado por ninguno de los dos, y eso es lo que le impide ponerse en mi lugar.- May, ¿puedo pasar?
Me limpio las lagrimas rápidamente y vuelvo a dejar el caracol en su lugar.
- Si, cariño, pasa.
La puerta se abre y Anto aparece, me observa unos segundos con preocupación y sonríe levemente.- Ha venido Camila, ¿le digo que suba?
No me sorprende que Camila esté aquí, en los meses que Raúl y yo estuvimos juntos ella y yo nos hicimos muy cercanas, incluso ahora que él ya se ha marchado, ella y yo seguimos hablando. Creo que es la única amiga que me he permitido tener.
- Si, dile que suba.
Anto desaparece y al cabo de unos segundos escucho los pasos firmes de Camila, hasta que se detiene en la puerta. Se ve estupenda, como siempre, Raúl le dice hermosa por una razón, de solo pensar en él un nudo me cruza el estomago.
- ¿Sigues sin poder dormir? ---inquiere mientras se sienta a mi lado---
Me encojo de hombros.
- Me resulta más sencillo hacerlo durante el dia, en la noche tengo la cabeza demasiado ocupada.
Sus ojos castaños me observan con exasperación, ella aún no logra entender porque me rehuso a arreglar mi relación con Raúl si tanto lo echo de menos.

CZYTASZ
Amor Real (Terminada)
RomansHay amores que no se conocen, se reconocen. Hay amores que no nacen, simplemente crecen. Hay amores elegidos, y otros predestinados. Hay amores reales.