Blanco y Negro. [⭐Especial⭐]

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No se puede crear vida artificialmente. No se pueden manipular las emociones; más bien, no se debe.

"No es moralmente correcto jugar a ser Dios"

Aunque siendo villano la moral está en entredicho, y siendo cientifico, Dios también. Todo se reduce a si puedes enfrentar las consecuencias.

Y generalmente sus consecuencias le estallaban en la cara, sin posibilidad de escapatoria. Era Flug.

No supo en qué momento ambos se le habían venido encima, pero no lo soltaban. Prácticamente los tenía pegados, y no dejaban de pelear por él, como niños pequeños que se pelean por un caramelo.

Aunque más bien parecían ebrios y fuera de sí. No eran ellos mismos, era esa estúpida poción que ahora maldecía.

Se abrían paso hacia él de forma deshinibida. Se le cerraban, impidiéndole cualquier posibilidad de salir de ahí. Como si hubiesen hecho un convenio sin necesidad de hablar.

—¿Se- señores...?— Cuando los sintió demasiado cerca, intento apartarlos. Sus miradas se le enterraban, causandole pena y pánico por lo que venía a continuación.

Sólo blanco y negro danzando en un mismo lienzo: Él. Enmarcado en caricias de indole lasciva y exihibido para esos dos seres.

Deslizaban sus manos cual pinceles en manos de un inspirado artista. Pintaban su cara de un rojo tan intenso que denotaba el calor que padecía y la vergüenza de ser tocado de esa manera.

Apenas y podía moverse. Apenas y lograba respirar. Apenas y era capaz contener sonidos impropios, atrapandolos en su garganta antes de que salieran y fueran recibidos por los oídos ajenos.

Como que les había dejado de importar que el otro lo estuviera tocando. Esa cosa los tenía cegados.

Pero Flug estaba más que consciente cuando se sintió acorralado entre ambos, está vez por sus bocas. Una tan delicada que repartía besos en sus mejillas, bajando por su cuello. Gentil y amable. Y otra hambrienta que dio una larga lamida, se posó en su hombro y mordió la clavícula hasta hacerlo gritar.

«¡Oh no, no, no, no!» Sus pensamientos no daban para más. Sin darle una dirección para salir de ese embrollo.

Sentía el corazón en la garganta. Su vista era opacada por las sensaciones que le erizabán todos los bellos del cuerpo.

Dos colores dominaban.

Blanco, tan suave, tan dulce.

Negro; rudo y amargó.

Pero ambos apasionados, como el color que le dibujaba la cara bajo la bolsa de papel; Rojo.

El rojo de la poción que se le derramó encima por culpa de su compañera peliroja.

El rojo de las gotitas de sangre que tenía en su hombro y resbalaban de la abertura que su señor causo ahí.

Él era rojo. Rojo de vergüenza, rojo de dolor.

—No deberías haber estado jugando con fuego, Dr. Flug. — Un susurro en su oído le trajo de regreso de su ofuscamiento. Black Hat estaba de tras de él, su espalda estaba recargada contra su pecho. Y al frente, tenía a White Hat. Ambos sostenían todo su peso, y lo tenían atrapado entre ellos, como un sándwich.

Atrapado cual mariposa en una telaraña. Predado y a punto de perder las alas.

—A- ah. — Lo habían acomodado de manera que fuera más accesible para ambos.

El de negro lo abrazaba por la cintura. Acariciaba y apretaba sus muslos, mientras que el de blanco lo tenía con las piernas enrrolladas al rededor de su cintura. Rozando de tanto en tanto con su entrepierna, haciendo que se retorciera un poco y arqueara su espalda, restregando su trasero en la entrepierna de el de negro. Hubieron repetidas fricciones accidentales por esos movimientos, tan placenteras, pero que sólo les instaban a desatarse en contra de ese frágil cuerpo que tenían en cautiverio.

Dualidades.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن