➶ 3 "Quiero decirte qué..."

560 71 9
                                    

MC

Por muy extraño que parezca, he mejorado estos días. He pasado la mayoría de mi tiempo junto a mis amigos y he podido olvidar un poco el pasado. Pero era obvio que a ella no le podía olvidar tan pronto. Ha convertido mis días grises en días alegres, felices. Ha hecho por mí lo que nadie querría hacer.

Pero aún así, comienzo a recordar todo lo que hizo para alejarse de mí. Hizo algo demasiado rastrero, como se atrevía a jugar así con mis sentimientos durante todo ese tiempo...

De repente mi teléfono comenzó a sonar, Liz (Elizabeth).

—¡María!—dijo entusiasmada.

Dime Liz, ¿por qué estás así?—dije riendo.

—Necesito verte hoy, María. Es importante.

—Está bien, te veo hoy a las 6 y media en mi casa—respondí yo animada.

Y por si fuera poco, desde mi regreso apareció una persona increíble que volvió a animarme o por lo menos a intentarlo. Siempre estaba cerca de mí, conocía todo mi pasado. Liz podía resultar a veces un poco insoportable, su niñez era presente en varias situaciones pero a la vez la adoro tanto como ella me adora a mí.

Trabaja en una editorial muy famosa de aquí siendo la vicepresidenta. Aunque esas cosas solo pasan en películas, ella sabía muy bien lo que tenía que hacer. Era una de las mejores en España. Empezamos a hablar después de sacar mi primer libro, Be Yourself.

Siempre me alejaba de mis problemas, es como si le diese felicidad a mi vida. Era una chica encantadora y me entendía a la perfección.

Tres horas más tarde me di una relajante ducha ya que mi casa—o la de mi amigo Alex–se había quedado sola.

Luego, a unos 15 minutos llamaron al timbre y decidí abrir, aunque sabía perfectamente quien era, mi querida Liz.

—¡Preciosa!—dijo ella realmente feliz.

—¡Liz!—grité entusiasmada siguiéndole el rollo—Pasa preciosa, estás en tu casa.

Lentamente le di un suave estirón del brazo para hacerla pasar, en lo que ella me abrazó escondiéndose en mi pecho.

—¿Por qué tan contenta, Liz?—pregunté riéndome.

—Tenemos que hablar, Mery—yo solo asentí intentando descifrar que era lo que quería decirme.

De todas formas no será demasiado raro, ya que ella y yo hablamos de todo. Esta vez la sentía como más feliz y un poco insegura, pero verdaderamente me alegraba que estuviese así.

Me senté en el sofá y indique que también lo hiciese dando dos pequeños golpes a mi lado. Tan solo acató mis ordenes y tomó mis manos suavemente.

—Mery.. seré directa contigo—dijo ella cambiando su sonrisa lentamente.

—Vamos dime, Liz. ¿Que es lo que piensas?—dije yo intentando calmar su inseguridad.

—Quiero decirte que.. bueno. ¿No te enfadarás?—disentí con mi cabeza.

—Claro que no, Liz. Entre tu y yo hay muchísima confianza—dije sonriendo.

—Lo sé, Mery—afirmó ella sonriendo tristemente—Me gustas.

Me tomó de sorpresa, boquiabierta la miraba realmente confusa. Yo no sabía... no. No lo sabía. Creía que solo me veía como una amiga más. Pero esto, no me lo esperaba.

—¿No vas a decir nada?—cuestionó nerviosa.

—No sé que decir, Elizabeth.

—Por favor no me llames por mi nombre—dijo nerviosa—Llámame como siempre Mery, soy Liz, tu Liz.

—Liz pero cómo, ¿desde cuando llevas?, ¿por qué...?—dije con el maldito tartamudeo.

—Escucha Mery—asentí—Me gustas desde el primer momento que nos conocimos, después te fui conociendo más y bueno, hasta aquí que te lo confesé—dijo cabizbaja, seguidamente me miró fijamente—Quiero ayudarte a que no estés mal por ella, María.

—Liz, pero sabes que yo...—desistió.

—Mery olvídate de ella y dame una oportunidad—decía ella con total seguridad.

—¿Una oportunidad?—dije totalmente incrédula.

—Claro María, dame esa oportunidad a mí—comentaba ella sonriente—Quiero ser yo quien te haga feliz.

—Lo pensaré, Liz—sonreí.

—Así me gusta pequeña—dijo levantándose—Ah, en cuanto me confirmes tendremos nuestra primera cita—dijo riéndose y yo acompañándola.

Lo que sea. No puedo pasarme toda una vida pensando en que Melo volverá, si vuelve que lo haga. Yo también merezco ser feliz y ahora ella lo estará siendo más que nunca por sus esperados logros. Le daré una oportunidad a Liz, se la merece por cuidarme tan sumamente bien.

Justo Alex entró por la puerta y me vio sonriente. Recuerdo que de no ser por él, ahora mismo no tendría donde quedarme.

—Oh, vaya María. Acabo de ver a Elizabeth paseando por el vecindario—dijo sonriendo.

—Ha estado conmigo—afirmé asintiendo con la cabeza.

—Se le veía muy feliz, Maria. ¿A que se debe?—miró con una sonrisa maliciosa, intuía algo.

—Bueno..—dije apartando la cara y riéndome nerviosamente.

—Cuéntame pero ya—dijo sentándose a mi lado.

—Alex, solo me pidió una oportunidad—informé a mi mejor amigo.

—¿Oportunidad?—dijo sin entender.

—Si tonto, quiere empezar una relación—dije sonriendo.

—¡María, es tu momento!—dijo él con entusiasmo—Te vendría bien un nuevo amorío.

—No sé, Alex. Estoy insegura—comenté.

—Que va mujer—dijo apartando un mechón de pelo—Te lo mereces. No puedes estar pensando en ella toda la vida.

—Estoy convencida de eso—sonreí con total seguridad.

—¡Que no se hable más entonces!—dijo levantándose—Acéptale esa oportunidad, María. Necesitas encontrar un nuevo amor sano, que te llene de ilusión y de promesas cumplidas y todo es tan bonito para las dos y...

—Alex, ¡para!—Siempre sabía cómo hacerme reír.

—Lo siento—dijo rascándose la nuca—Llevo mucho tiempo sin novia—imitó llorar, pero luego empezó a reírse descontroladamente.

—Dios Alex Puertolas, ¡deberías buscarte una!—dije llorando de la risa.

Y aunque la vida me sonreía ahora, jamás podré olvidar aunque quiera a Melo. Y si alguna vez consigo olvidarla, será el día en el que mi mente deje de pensar para siempre.

[Pt.2] Obsession and Love - MelepeWhere stories live. Discover now