—¡Stephanie! —gritó Lizzy corriendo hacia ella—. Ya iba a buscarte yo misma, me quedé esperando ayer todo el día, pensé que James se había arrepentido.
Se interpuso entre James y Stephanie, buscó la forma incómoda de poder abrazar a su amiga y jalarla en el proceso fuera del carruaje.
—¡Estamos juntas de nuevo! —Celebró con gran algarabía—. Ahora sí nadie nos separará.
Stephanie quería sonreír, pero sus ojos no se apartaban de James, le suplicaba con la mirada que le diera un último abrazo, necesitaba una despedida mejor que esa.
—Siempre cumplo mi palabra señorita Kenfrey, aunque en realidad solo estoy haciéndole un préstamo.
—No entiendo —esbozó confusa, alejándose solo un poco de Stephanie aunque sin dejar de tomarla de las manos.
—Volveré por ella en unos días, o eso espero —comunicó con tanta serenidad y seguridad.
Stephanie estaba atónita, no podía creer lo que escuchaba. Por eso él se veía tan normal, para ella ese era el último día, para él no.
—Pero creí...
—Te enviaré una carta explicándote todo —declaró mirando a Stephanie con confidencialidad—. Solo te pido que la cuides mucho —dijo refiriéndose a Elizabeth—. Tengo que irme, asuntos muy importantes me esperan.
Lizzy no acababa de entender nada, quería discutir, decirle que no tenía derecho, pero entonces vio que Stephanie había caminado hacia James, estaban uno frente al otro, tomados de la mano, mirándose como si el mundo comenzara y terminara en ellos. Casi se cayó cuando su mente sumo dos más dos.
—Yo... —Stephanie quería explicaciones, pero le era imposible pronunciar palabras de la emoción. ¿James habría hablado en serio? ¿Volvería por ella?
—Hablaré con mi madre, buscaré tu pasado, aún tenemos una esperanza. Si mi corazonada no me traiciona, nos podremos casar, tan solo estaremos separados unas semanas. Volveré y espero que con buenas noticias.
Tomó su rostro, y sin importarle la presencia de Lizzy la besó, necesitaba un último beso para emprender el viaje que le esperaba. Elizabeth exhaló un grito ahogado.
—Hasta pronto esclava —dijo en su antiguo tono tomando la puerta del carruaje. Stephanie sonrió.
—Hasta pronto Príncipe Idiota.
***
Elizabeth tenía un gran revoltijo mental, intentaba hilar sus pensamientos pero le era tan difícil hacerse una idea completa de los acontecimientos. James se supone que estaba enamorado de ella, al menos lo estuvo hasta hace dos días atrás, ¿qué estaba ocurriendo?
En cuanto James desapareció de su campo de visión, jaló a Stephanie del brazo llevándosela a la glorieta.
Stephanie no quería y no podía dejar de sonreír. Lo que solo deseó en lo más profundo de su ilógico corazón estaba haciéndose realidad. Se controló un poco cuando Elizabeth se sentó a su lado y duraron un rato en silencio.
—Lizzy tienes que contarme cómo te enamoraste de Edgard.
—¡¿Hablas en serio?! Tú señorita tienes que contarme qué es eso que vi allá afuera. Tú y James Prestwick. ¿Cómo pasó? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿En qué momento si hasta anteayer pensaba casarse conmigo?
—Ah eso. —Stephanie no sabía muy bien como contar todo. No quería que Lizzy se sintiera ofendida, pero pensó que lo mejor era decir la verdad, con tal Lizzy estaba enamorada de otro, por lo que debía importarle poco lo que ocurría con James—. Es una larga historia.

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Cupido
Narrativa Storica¿Se le puede colocar grilletes al corazón? Stephanie es una joven sirvienta que es conocida como Cupido por escribir hermosas cartas de amor. Tras una tragedia familiar ha tenido que adaptarse a convertirse en la sirvienta de su mejor amiga. Ha sop...